Violencia simbólica

Violencia simbólica

Tanto la Ley nacional Nº26.485 (de prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres), como la Ley provincial Nº2.786 realizan un gran aporte a la conceptualización de las violencias por motivos de género al categorizarlas en diferentes tipos y modalidades. Definen como violencia contra las mujeres a:

“Toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes”. (Art.2º, Ley provincial 2.786).

Los tipos de violencias refieren a las formas en las que estas se pueden manifestar. Las leyes que mencionamos las clasifican en: física, psicológica, sexual, económica y patrimonial, simbólica y política.

La violencia simbólica por motivos de género hace referencia a aquella que “a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad" (Art.2º, inc 5.- Ley 2.786).

Una de las formas más extendidas en la que reproducimos la violencia simbólica es a través del lenguaje.

Fuente: Católicas por el derecho a decidir Colombia

La complejidad de la reproducción de este tipo particular de violencia, como explica Pierre Bourdieu, reside en que “el poder simbólico es, en efecto, ese poder invisible que no puede ejercerse sino con la complicidad de quienes no quieren saber que lo sufren o que lo ejercen”.

Es decir, los patrones culturales que sostienen la inequidad de género y la supremacía social, cultural, política y económica de los varones se naturalizan en su reproducción a través del lenguaje haciéndose imperceptibles y, de este modo, todas las personas los transmitimos.

Si pensamos en el proceso de socialización de género, que es el proceso mediante el cual las personas aprendemos a ser femeninas o masculinas de acuerdo con las expectativas de la sociedad en la que vivimos, podemos reconocer múltiples agentes socializadores que refuerzan las desigualdades de género mediante en lenguaje.

Lo encontramos en canciones, refranes, juegos, novelas, caricaturas, etc.

Las imágenes, signos y símbolos también pueden transmitir violencia simbólica contra las mujeres y personas LGBTIQ+ de manera muy sutil, pero no por ello menos efectiva, más bien todo lo contrario.

Si analizamos la imagen anterior, por ejemplo, (tomada en la sección de ropa infantil de un hipermercado), podemos ver diferentes niveles de fortalecimiento de los estereotipos de género.

• Los colores: el rosa asociado a lo femenino y el azul a lo masculino
• Los dibujos: en la ropa "para niña" vemos un corazón hecho con flores y la palabra “love” (amor en inglés), reforzando la idea de lo femenino como lo delicado y suave y además asociado al amor. En la ropa "para niño" vemos un auto de carreras de fórmula 1, deporte que practican mayoritariamente los varones y que requiere características típicamente asociadas con lo masculino como valentía, destreza y competitividad.
• La representación del binarismo en las identidades de género y la heteronormatividad.

¿Encontrás sexismo y violencia simbólica en estos ejemplos?

"Son las madres quienes crían hijos machistas".

Sin duda, la violencia simbólica es una de las formas más poderosas dada su característica estructural intrínseca, es decir, en la estructura misma de cómo transmitimos y también de cómo pensamos el mundo se encuentran el lenguaje y los signos, imágenes y símbolos con los que lo representamos, por lo tanto, este tipo de violencia se extiende a todos los ámbitos que habitamos y a todas las personas.

El ejercicio de intentar erradicar esta violencia de nuestras prácticas habituales requiere, primero que nada, la visibilización de la misma, y luego, el compromiso y la creatividad de repensar el mundo para poder encontrar nuevas formas, más equitativas y libres de discriminaciones, para representarlo.