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Mis dulces diez
SOL GRIMBERG
Created on July 12, 2023
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Transcript
memoria
Recuerdo muy bien mi cumpleaños número 10. Había regalos, globos y un inmenso pastel. Tal vez, quedó en mi por lo que pasó después , un suceso que me marcó la vida desde ese día en adelante.
Hay tres palabras que quedaron rondando en mi cabeza desde ese momento: campo, tren y vacío…
Siempre supe que estábamos en un tiempo complicado para el mundo. Si bien nunca me lo habían dicho, oía a mis padres y notaba la preocupación en sus caras. Los años luego de una guerra suelen ser muy difíciles, sobre todo cuando sabes que se aproxima otra.
Nací en el año 1930 ,en un pequeño pueblo polaco apartado de las grandes ciudades, aunque según los mapas este se encuentra dentro de la ciudad de Toruń.
En mi pueblo se comentaba acerca de la ”Gran depresión” y de cómo eso había afectado a todos. También del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. De muchas cosas se hablaba, si, pero nadie realmente sabia que pasaba ni entendía la situación que comenzaba. Ninguna persona pudo predecir lo que pasó.
El día 21 de Julio cumplí años, lo festejé con todo mi pueblo. Mi madre había decorado mi sala de estar con temática carnaval. Puso guirnaldas de colores brillantes, una enorme piñata con forma de una estrella con tiras verdes colgando de sus puntas. Yo había estado esperando ansiosa esta gran fiesta. No había cosa que me gustaba más que celebrar, buscaba cualquier excusa para hacerlo.
Luego de lo que paso no hubo mas festejos, los colores ya no existían, tan solo blanco, negro y matices.
uniforme gris
Mi festejo terminó a las 18 hs. A las 23hs oímos un ruido. Eran gritos, portazos, bocinazos y disparos… Luego, llantos y sollozos de mi madre desesperada pidiendo piedad. Mi padre intentando hacer un trato. Ambos fallaron. En menos de una hora unos hombres altos, grandes, que vestían un y totalmente desconocidos, arrasaron con el lugar y nos subieron a todos a varios autos. Luego de una hora y media nos bajaron y nos pusieron en un tren. Desde ahí, mi vida terminó de cierta manera.
Llegamos a un lugar muy amplio, algo que recuerdo muy bien es el olor, era fuerte, amargo. Luego nos separaron,mi madre y yo quedamos por un lado y mi padre por el otro. Nunca lo volví a ver. Nos hicieron poner un conjunto a rayas, nos quemaron un número en la piel. Ahí lo entendí, yo ya no era Silvia , tan solo era la 245.
El 22 de Junio, un día que me dejó una marca interna que nunca se fue. Un sentimiento inexplicable para quien nunca lo había sentido. Si bien no me habían matado yo me sentía vacía, como un fantasma, sin vida…