EL OSO DE LA MONTAÑA

El oso de la montaña

Un día en las montañas, dos hombres que se consideraban amigos íntimos salieron a caminar. Pedro y Juan estaban hablando tan alto que no se dieron cuenta del gran oso que se acercaba. Estaba a menos de diez pies delante de ellos cuando tuvieron tiempo de reaccionar. Pedro estaba tan horrorizado que corrió hacia el árbol más cercano y saltó a una rama bastante resistente, donde se puso a salvo. La otra cayó al suelo y fingió estar muerta porque no tenía tiempo de huir. No tenía otra opción; si elegía incorrectamente, lo perdería todo.

Pedro que estaba en el árbol mantuvo una mirada de estatua en Juan mientras se negaba a bajar para ayudarlo. Le deseó suerte y confió en que su estrategia tuviera éxito. El oso se acercó y empezó a oler a Juan que estaba tirado en la hierba. Se dio cuenta de que no se había movido después de patear su costado. Además, no abrió los ojos y su respiración era extremadamente inestable. El oso lo examinó minuciosamente antes de finalmente decepcionarse y marcharse con un aire casual. Pedro descendió del árbol y se apresuró a darle un abrazo de oso a su amigo Juan después de asegurarse de que ya no había ninguna amenaza.

¿Ese oso entrometido te está lastimando de alguna manera?, pregunto Juan a lo que Pedro le contesto afortunadamente, estoy bien. Y digo suerte porque ese oso casi me mata. Aunque creía que eras un amigo, me abandonaste a mi suerte tan pronto como te diste cuenta de que estaba en peligro y saliste corriendo para salvarte. Ya no confío en ti, por lo que ahora cada quien ira por su propio rumbo para seguir adelante, Y de esta manera, un gran susto le sirvió a Juan para darse cuenta cómo las amistades no siempre son lo que parecen.

Moraleja: La amistad puede ser buena o mala. No confíes demasiado en alguien a quien consideres un amigo si te abandona cuando más lo necesitas o estás en peligro; esta persona probablemente no sea un verdadero amigo.

GRACIAS