Los procesos geológicos externos (meteorización, erosión, transporte y sedimentación) modelan el relieve, transportando por gravedad, materiales desde las zonas más elevadas a las más bajas. Los procesos geológicos producidos por los agentes geológicos externos y que modifican el relieve son: Meteorización.
La erosión eólica es el desgaste de las rocas o la remoción del suelo debido a la acción del viento. El viento es un agente de modelado del relieve que puede acarrear grandes cantidades de polvo a través del mundo, pero los granos de arena solo pueden ser transportados a distancias relativamente cortas.
La acción geológica del hielo se realiza una vez que el hielo acumulado en forma de grandes masas o glaciares, puede discurrir o deslizarse ladera abajo, arrastrando empastados, dentro de él, los fragmentos rocosos que encuentra o arranca a su paso.
Los procesos geológicos externos son aquellos que tienen lugar en la superficie terrestre. Fundamentalmente son cuatro: meteorización, erosión, además transporte y por último sedimentación. La acción de estos tiende a destruir el relieve existente, llevar los materiales a zonas deprimidas y rellenar, con estos, dichas zonas con el fin de obtener una superficie homogénea o de equilibrio en donde su acción no sea necesaria al no existir relieve.
Las aguas que circulan por la superficie terrestre procedentes de las precipitaciones dan lugar al agente geológico de mayor importancia. En todos los casos el agua actúa de forma muy activa en procesos de erosión, transporte y sedimentación. Al final de estos procesos, los materiales arrastrados por los agentes geológicos se depositan y, bajo determinadas condiciones, se forman las rocas sedimentarias.
La minería, la construcción de infraestructuras o los procesos de urbanización son algunos ejemplos. Pero también el laboreo de superficies cultivadas mueve grandes cantidades de tierra, y favorece una erosión acelerada del suelo.