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Dinámica de las relaciones interpersonales
Claudia Santiago Rom
Created on March 26, 2023
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Transcript
Dinámica de las Relaciones Interpersonales:
Entendemos por dinámica interpersonal el modo en que las personas coexisten con las demás y la forma en que ello determina su funcionamiento psicológico y social. Hablamos de dinámica porque la conforman tres elementos que varían con el tiempo y porque estos factores se influencian los unos a los otros.Estos tres componentes son dependientes siempre de nuestra situación y que se materializan en: • Las relaciones concretas que tenemos establecidas con los demás.
• Los recursos materiales y personales de los que disponemos. • Nuestras necesidades personales, así como la forma particular en que nos determinan. Las relaciones, los recursos y las necesidades constituyen la esencia de la dinámica de nuestra persona.
Congruencia
Es la conveniencia, coherencia o relación lógica que se establece entre distintas cosas. La palabra, como tal, proviene del latín congruentia. La congruencia puede observarse en la relación de coherencia que hay entre las acciones de una persona y aquello que predica.
Hay congruencia, por ejemplo, entre alguien que dice que es importante querer y respetar a los mayores y en efecto trata bien a sus padres y abuelos.
Empatía
Es la capacidad que tiene una persona de percibir las emociones y los sentimientos de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar, es decir, como un individuo similar con mente propia.
Además consiste en entender a una persona desde su punto de vista en vez del propio, o en experimentar indirectamente los sentimientos y percepciones del otro. La empatía no implica en sí misma motivación de ser una ayuda; sin embargo, puede volverse una base para la solidaridad o angustia personal, lo que podría resultar en una reacción.
En ese proceso se generan unas normas de convivencia en principio no escritas en que generalmente el individuo se preocupa por los otros y más allá de los otros por la colectividad. Desde 1971 había autores que veían este concepto de manera separada (afectiva y cognitiva), no fue hasta 1983 cuando Davis considera que este concepto es multidimensional que incluye componentes cognitivos y emocionales y cree que es componente de un conjunto de variables relacionadas con la sensibilidad hacia los otros.
Aristóteles afirmaba que el ser humano era un animal político (ζῷον πoλιτικόν), es decir, que es una criatura social: vive en manadas llamadas familias, clanes, grupos, aldeas, pueblos, ciudades o naciones y siente necesidad de juntarse con otros semejantes para poder realizarse como tal.
Cuando se habla de empatía se hace referencia a una habilidad tanto cognitiva como emocional o afectiva del individuo, en la cual este es capaz de ponerse en la situación emocional de otro. Esto es muy diferente a ideas previamente empleadas como lo es la misma predecesora del término, la "simpatía", la cual se entiende en inglés como una sensación de lástima propia ante la situación desagradable de otra persona.
La capacidad de empatía depende en gran medida de un desarrollo de la conciencia del yo.
Es una capacidad o destreza que se desarrolla paulatinamente a lo largo de la vida, y que mejora cuanto mayor es el contacto que se tiene con la persona que uno empatiza.
Se dividió la empatía en dos facetas: la empatía emocional (o afectiva), que se puede definir como la capacidad de poder experimentar los estados emocionales de los demás, y la empatía cognitiva, que es la capacidad de poder conocer el estado mental de los otros, incluyendo la imaginación y poder situarse en la posición de la otra persona.
Los niños responden a la tensión de otros poniéndose ellos mismos en tensión; solo a los dos años de edad empiezan a responder de otras formas, finalistas, intentando ayudar, consolar y participar.
La empatía motora (o somática).-es la tendencia a copiar y sincronizar de manera automática expresiones faciales, las vocalizaciones, y ciertos movimientos de otra persona". En pocas palabras, sirve como parte del “contagio emocional”.
Carl G. Jung dijo: ”Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”. ¿Por qué, a veces, nos cuesta tanto aceptar la realidad? ¿Por qué seguimos dándole vueltas a aquello que escapa a nuestro control? La aceptación, al contrario de lo que pueda pensarse, no tiene por qué representar renuncia, abandono o resignación,
Aceptación
Es la capacidad para asumir la vida, tal como es, significa aceptar la realidad, con situaciones agradables o desagradables, sin intentar cambiar o combatir aquello que no podemos controlar. Es un proceso de tolerancia y de adaptación (no de lucha). Desde la aceptación podemos superar con más éxito situaciones vitales complicadas y avanzar en nuestro crecimiento personal.
puede expresar fortaleza personal: la flexibilidad y capacidad de adaptarnos a una realidad que no podemos controlar a nuestro antojo. La aceptación es una herramienta esencial para nuestro desarrollo personal. Aceptar la realidad, aquello que no podemos cambiar, no es una actitud estática, es una decisión activa.
Decidimos adaptarnos a las circunstancias adversas, en vez de quejarnos o regodearnos en la frustración, el enfado o la rumiación. Adaptarnos a la realidad mejora nuestro bienestar emocional. Al aceptar la adversidad, aprendemos de ella y también de nosotros y nosotras, descubrimos nuestros recursos, los mejoramos, nos transformamos, en definitiva, nos hacemos personas más resilientes con una mayor capacidad de autorregulación emocional.
Se refiere a que una persona aprenda a vivir con sus errores; es decir, que acepte su pasado. De esta manera, podrá encarar el futuro con una nueva perspectiva y aprovechar las oportunidades que brinda la vida. Es en torno a esta idea de aceptación del pasado que gira gran parte de la problemática del ser humano, dado que de forma consciente o inconsciente, suele quedar atrapado en sus traumas infantiles, lo cual entorpece su desarrollo.
Generalmente, cuando se habla de los trastornos graves de la niñez los temas que primero vienen a la mente son abusos sexuales y otros tipos de agresión física y psicológica, tales como los ataques por parte de un padre alcohólico a sus hijos.
Sentido de Pertenencia
Es un sentimiento de identidad que el individuo genera con la comunidad con la que interactúa para alcanzar metas en común.
Es la identificación subjetiva que un individuo experimenta respecto a un grupo, una organización o una comunidad, en donde se siente cómodo, bienvenido y/o aceptado, es decir, en donde siente que pertenece. El sentido de pertenencia es un elemento fundamental en la constitución de las comunidades humanas.
Se trate de naciones, ejércitos, organizaciones dedicadas al trabajo o equipos deportivos, este sentimiento permite que los integrantes de un grupo operen de manera conjunta y antepongan hasta cierto grado el bienestar colectivo al individual.
Sin un sentido de pertenencia bien arraigado, a los colectivos humanos les cuesta mucho más funcionar de manera conjunta y coordinada. Hasta cierto punto, el sentido de pertenencia se forja de manera natural y espontánea entre individuos que comparten espacio e intereses durante el tiempo suficiente. A fin de cuentas, somos seres gregarios, y la experiencia compartida forja lazos de identidad entre nosotros.
El sentido de pertenencia puede forjarse o construirse a través de la educación (cívica, ciudadana, familiar, etc.) o el adoctrinamiento (ideológico, religioso, etc.). En ambos casos se trata de sistemas de valores transmitidos que fomentan en el individuo la noción de formar parte de un grupo humano mucho más amplio, que incluso antecede su existencia y al que debe cierto grado de afinidad, fidelidad o respeto.
De hecho, el sentido de pertenencia en el ámbito familiar se encuentra entre los factores cruciales para la adecuada formación del individuo, ya que en la medida en que se sienta aceptado, aprobado e integrado al núcleo familiar, será más sólida su autoestima. En la «Teoría de las necesidades humanas» formulada por el psicólogo estadounidense Abraham Maslow (1908-1970), el sentido de pertenencia forma parte de las necesidades afectivas.