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FÁBULAS, CUENTOS, ...
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Created on March 26, 2023
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Transcript
La rana sorda
Esto era un grupo de pequeñas ranas que atravesaban juntas un bosque. Pero de pronto, dos de ellas cayeron en un hoyo muy profundo. El resto de ranas, se asomaron para mirarla, rodeando el agujero.
Rápidamente se dieron cuenta de que el agujero era muy profundo. Sus compañeras saltaban y saltaban, pero no podían alcanzar la orilla.
Las ranas comenzaron a cuchichear entre sí. Todas daban por muertas a las dos ranas, ya que no veían posible que pudieran dar un salto tan alto como para salir del agujero. Así que comenzaron a gritar a las ranas que no podían hacer nada, que no podrían salir de allí. ¡Dejadlo, no lo conseguiréis! - gritaban las ranas desde la orilla.
Pero las dos ranas continuaban saltando sin parar, ignorando los gritos de sus compañeras, que no dejaban de decirlas que iban a morir igualmente a pesar de sus esfuerzos. - ¡No lo intentéis más! - gritaban las ranas - ¡No lo conseguiréis!
Las ranas les llegaron a insinuar a sus dos compañeras que no gastaran más fuerzas, que se dejaran morir. Y gritaban tanto, que al final una de las dos ranas que saltaba sin parar se dio por vencida y decidió parar. Se dejó caer al suelo sin más, y murió. Sin embargo, la otra rana continuó saltando, a pesar del agotamiento. Cada vez más alto, cada vez con más fuerza. Y las demás compañeras gritaron mucho más alto para que dejara de saltar. - ¡Deja de sufrir ya! - le gritaban una y otra vez.
Y la rana saltaba más y más. Hasta que de pronto, logró salir del agujero. Ella pensó que sus compañeras le estaban animando todo el rato, fijándose en los gestos que hacían. Y les agradeció de todo corazón el haberle ofrecido todo su aliento.En realidad, la rana era sorda y le era imposible escuchar los gritos de las demás.
Moraleja: Una palabra de aliento tiene más poder del que imaginas. Dedica palabras positivas y motivadoras a quien lo necesita y le estarás ayudando a conseguir su objetivo. Sin embargo, una palabra destructiva a alguien que esta pasando por un mal momento puede ser lo único que se necesite para hundirlo más.
Dos hormigas que cambian su destino
Había una vez una hormiga que vivía feliz en una gran montaña de azúcar, se levantaba por las mañanas y desayunaba unos granitos de su enorme montaña de azúcar dulce y maravilloso, que le proporcionaba energía para trabajar todo el día hasta la hora del almuerzo.
Sin embargo, no muy lejos de allí, vivía otra hormiguita en un montículo de sal, esta hormiguita también se levantaba por las mañanas y desayunaba unos granitos de su montaña antes de ir a trabajar, pero la pobre pasaba el día con una tremenda sensación de sed. Una mañana, mientras la hormiguita de la montaña de azúcar recolectaba por los caminos cercanos a su montaña frutos secos, llegó hasta la montaña de sal, cuando alzó la vista, vio en lo alto de la montaña a otra hormiga contemplandola:
– Buenos días y bienvenida a mi casa – dijo la hormiga de sal- ¡Qué bueno ver otra hormiga por aquí! ¿Puedo ayudarte en algo? – Hola– dijo la otra – sí, que alegría encontrar una compañera. Te agradezco tu ayuda pero tan sólo necesito regresar a mi casa, vivo muy cerca de aquí, en aquella montaña que se ve a lo lejos– dijo señalando la montaña de azúcar. –¿Aquella montaña?– dijo la hormiga de sal- ¿Y de qué está hecha? – preguntó sin ocultar su curiosidad – Aquella montaña está hecha de rico azúcar, por lo que no solo es mi casa, sino también mi sustento y mi comida favorita.– Explicó la hormiga de azúcar relamiéndose
–¿Azúcar? ¿Qué es eso?– Volvió a preguntar extrañada la hormiga de la sal. – ¿Nunca has comido azúcar? Puedes venir a mi casa a probarlo, sin duda te va a encantar. Te espero mañana en mi casa, y te daré a probar del azúcar que compone mi montaña, ya sabes donde vivo, se distingue bien desde aquí, estaré en lo alto de la montaña esperándote. ¡ Qué ilusión tener una amiga! ¿Querrás venir?
– ¡Claro que sí! Eres muy amable invitándome, me siento muy sola aquí y además te confieso que tengo mucha curiosidad por probar el azúcar. Acepto encantada tu invitación. Mañana estaré puntual en tu casa a la hora de comer.
A la mañana siguiente, la hormiga de la montaña de sal, se levantó muy temprano para poder dejar su trabajo terminado a la hora de comer y así poder disfrutar del tiempo libre con su nueva amiga. Nunca antes había tenido una amiga y estaba muy emocionada, pero…tenía miedo de probar el azúcar, ¿y si no le gustaba? Dio muchas vueltas hasta que encontró la solución, decidió guardarse en la boca una pizca de sal, a fin de cuentas, si no le gustaba el azúcar tendría algo que comer, y salió muy contenta de tomar esa decisión ante lo que podría significar un problema.
Empezó a caminar siguiendo el camino que llevaba a la enorme montaña de azúcar, que cuanto más se acercaba, más grande parecía…de pronto al llegar a la blanca montaña que brillaba con la luz del sol, descubrió en lo alto a su amiga la hormiguita que estaba esperándola tal como le había prometido. –¡LLegas puntual como dijiste compañera! Sube, que quiero enseñarte mi casa y darte a probar el azúcar.– Dijo dando un brinco de alegría.
Cuando la hormiga de sal terminó de subir la montaña, la primera la esperaba sentada en una mesa y la invitó a sentarse con ella. Entonces, le ofreció un plato de azúcar…la hormiguita empezó a saborearlo y al tragarlo dijo…-¡Que curioso! Tu plato de azúcar tiene el mismo sabor que mi sal, debe ser el mismo alimento pero tu lo llamas azúcar y yo lo llamo sal- dijo extrañada –No es posible, dijo la otra hormiga, yo he probado la sal y no se parece en nada,– exclamó perpleja –Qué raro, volveré a probar otro bocado- al abrir la boca para llenarla de azúcar, su compañera descubrió que su invitada tenía la boca llena de sal.
– Normal, ahora lo entiendo-, dijo la hormiga de azúcar- Debes escupir primero la sal que tienes en la boca para poder saborear el azúcar- La hormiga no estaba muy segura, porque, ¿y si no le gustaba el azúcar? pero no tenía más remedio que hacerle caso para no molestar a su amiga, así que escupió el azúcar, y se enjuagó con un vaso de agua.
Esta vez, al volver a probar el azúcar, sí notó su auténtico sabor.- Mmmmhhhhh, está delicioso, dijo la hormiga entusiasmada. Se que suena raro pero ¿Puedo llevarme un poquito a mi casa?, siempre tengo la boca seca por la sal y este dulce está buenísimo. Además, mi cama está rasposa, y quisiera poner una montañita para dormir más cómoda ¿Te importaría amiga mía? – –Nada de eso, estoy muy feliz de tener una compañera. Mi casa es muy grande y cabemos las dos, además a mí también me vendrá muy bien tener compañía, eres tan trabajadora como yo, así podremos trabajar por la mañana y después comer juntas el azúcar y los frutos que recolectemos. ¡Quédate en mi casa y compartiremos mi montaña de azúcar y nuestra amistad! – Y las dos amigas vivieron muy felices en la brillante montaña de azúcar
MORALEJA: 1. No podemos ser conformistas 2. Tenemos consciencia para saber lo que no es bueno para nosotros 3. El valor para saber soltar lo que no nos conviene 4. Luchar para construir nuestro destino
¡gracias!