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Elige tu propia historia

Alejandro Martin Arnaez

Created on August 10, 2022

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Como se juega

En este juego tendrás que ir tomando decisiones para poder avanzar con tu historia. Deberás ponerte en el lugar del personaje para tratar de entender que sentía y pensaba en el momento en que tuvo que tomar decisiones. Dichas decisiones marcarán tu camino, y desencadenarán sucesos que harán que tu historia sea el resultado de tus elecciones.
Comenzaste a ser cuidado por una niñera india, Juana Cristaldo que según doña Gregoria, te consentía demasiado. Cuando tenías apenas tres años, toda la familia debió abandonar Yapeyú y trasladarse a Buenos Aires. El virrey Vértiz le ordenó a Don Juan hacerse cargo de la instrucción de los oficiales del batallón de voluntarios españoles. Los San Martín vivirán en la capital del virreinato hasta fines de 1783, cuando fue aceptado el pedido de Don Juan para regresar a España. La idea de ir a España con toda la familia te interesa, pero tambien te interesan los estudios que estás comenzando en Buenos Aires. Tienes que hacer una elección que marcará tu vida.
Te llamás José Francisco de San Martín naciste en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, un 25 de febrero de 1778. Yapeyú había sido fundada en febrero de 1627 por los Jesuitas y se transformó con el tiempo en el más importante centro ganadero del Río de la Plata, famoso sus zapaterías cuyos productos eran exportados a Chile y Perú. También se producían ahí diversos instrumentos musicales de gran calidad. Todo esto decayó con la expulsión de los jesuitas en 1767, pero Yapeyú siguió siendo una ciudad importante dentro de la estrategia española para estas tierras. Así fue como el gobernador de Buenos Aires, Bucarelli, encomendó al Capitán don Juan de San Martín, tu papá, el cargo de teniente gobernador de Yapeyú en 1774. Allí se instaló don Juan con su mujer, Gregoria Matorras, y sus hijos María Elena, Juan Fermín y Manuel Tadeo. Poco después nacerán Justo Rufino y luego vos, el menor de la familia.
¿Decidís quedarte en Buenos Aires?
Por el contrario, elegís acompañar a tu familia a España.
Los estudios eran tu prioridad, pero sobre todo querías mostrarle a tu familia que aún siendo tan pequeño podías desenvolverte solo. Comienzas a estudiar en el colegio San Ignacio donde hacés muchos amigos. Entre ellos un joven muy inteligente y adinerado que te ofrece ser su socio en un comercio que su padre le dejó como herencia. Con el correr de los años te convertís, junto con él, en uno de los comerciantes más importantes de la pujante ciudad. Tenías otros sueños para tu vida, pero la comodidad de tu negocio y la seguridad que te brinda hacen que poco a poco los abandones. No es la vidad que imaginabas, pero llegás sin sobresaltos hasta tu vejez con una gran familia formada y un excelente pasar económico. FIN
Podés volver atrás y probar otro camino.
Corre el año 1810 y llegan a Españas las noticias de la Revolución de Mayo en Buenos Aires. Empezás a sentir interés por tus orígenes y a interesarte cada vez más en lo que estaba ocurriendo en tu lugar natal. Pero en España estás haciendo carrera como militar y un futuro promisorio se asoma.
Te vas con tu familia a España, ingresando al Seminario de Nobles de Madrid. Ahí aprendés latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima, baile, matemáticas, historia y geografía. En 1789, a tus once años ingresás como cadete al regimiento de Murcia y en poco tiempo ya tomarás parte activa en numerosos combates en España y en el Norte de África. Entre 1793 y 1795 durante la guerra entre España y Francia, tenés una actuación destacada en todos los combates en los que participás, y ascendiés rápidamente en tus grados militares hasta llegar al de segundo teniente. En la guerra contra las fuerzas napoleónicas y ya con el grado de Teniente Coronel, sos condecorado con la medalla de oro por tu heroica actuación en la batalla de Bailén el 19 de julio de 1808
¿Elegís volver a la ciudad de Buenos Aires y sumarte a la lucha independentista?
¿O decidís priorizar el camino que tus éxitos actuales parecen augurarte?
Decidís pedir el retiro del ejército español para poner tus conocimientos y experiencia al servicio de la naciente revolución americana. Salis de Cádiz para Londres el 14 de septiembre de 1811. Londres ya era por entonces la gran capital de la Revolución Industrial a cuya sombra florecían las ideas liberales, ante todo en lo económico, pero también en lo político. Allí prosperaban los grupos revolucionarios como la «Gran Hermandad Americana», una logia fundada por Francisco de Miranda, un patriota venezolano que se proponía liberar América con la ayuda financiera de los ingleses. Finalmente en enero de 1812 emprendés el regreso a tu tierra natal a bordo de la fragata inglesa George Canning. “Yo serví en el ejército español desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos de Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento a fin de prestarle nuestro servicio en la lucha.» dirás años más tarde.
A poco de llegar San Martín a Buenos Aires, lográs que se te respetara tu grado militar de Teniente Coronel y que se le encomendara la creación de un regimiento para custodiar las costas del Paraná, asoladas por los ataques de los españoles de Montevideo. Así nació el regimiento de Granaderos a Caballo. Vas a diseñar los uniformes y las insignias del nuevo cuerpo militar que se instala en el Retiro. La situación política en Buenos Aires era complicada, gobernaba el Primer Triunvirato integrado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Pero el verdadero poder estaba en manos del secretario de gobierno, Bernardino Rivadavia, que venía desarrollando una política muy centralista que desoía todos los reclamos del interior, cada vez más perjudicado por la política económica de Buenos Aires que fomentaba el libre comercio y mantenía un manejo exclusivo del puerto y de la aduana.
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Recien llegado entrás en contacto con los grupos opositores al Triunvirato, encabezados por la Sociedad Patriótica fundada por Bernardo de Monteagudo, y creás, junto a su compañero de viaje Carlos de Alvear, la Logia Lautaro, una sociedad secreta cuyos objetivos principales eran la Independencia y la Constitución Republicana. Deciden actuar y el 8 octubre de 1812 marchan con sus tropas, incluidos los granaderos, hacia la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) y exigieron la renuncia de los triunviros en un documento redactado por vos que concluía diciendo: «…no siempre están las tropas para sostener gobiernos tiránicos».
Pero no todo es política y también te hacés tiempo también para la diversión y poco a poco sos tenido en cuenta en las selectas listas de invitados de las tertulias porteñas. La más famosa y agradable, según cuentan, era la de Don Antonio Escalada y su esposa Tomasa, en la que sus hijas, Remedios y Nieves, no perdían de vista a ningún nuevo visitante. Pronto surge el romance con Remedios. Poco después, el 12 de noviembre de 1812 se casaron. Tenés 34 años y ella 15. Te das cuenta que ambas opciones parecen incompatibles, formar una familia y luchar por los ideales que te hicieron volver a tu patria. Deberás tomar una decisión ¿o no?
Decidís que querés crear una familia con Remedios.
Elegís priorizar tus objetivos políticos y militares.
Tu elección parece ser la correcta. España está haciendo retroceder al ejército napoleónico. Sucesivas batallas hacen que la expulsión del invasor parezca ser una realidad. Pero algo se interpone en el camino. En la batalla de Arapiles las fuerzas españoles están derrotando al enemigo. Pero tu caballo se espanta con las explosiones y en un movimiento brusco caés al piso. Tu caballo cae sobre vos. Su peso es muy grande para tu cuerpo. Lamentablemente es el... FIN
Podés volver atrás y probar otro camino.
En Mendoza comenzás los preparativos para tu ambicioso plan sin descuidar las tareas de gobierno. Fomentás la educación, la agricultura y la industria y creás un sistema impositivo igualitario cuidando que pagaran más los que más tenían. El 16 de agosto de 1816, nació Mercedes Tomasa de San Martín, la única hija de la pareja. A principios de 1817 comenzás el heroico cruce de los Andes. A poco de cruzar los Andes, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotan a los españoles en la cuesta de Chacabuco, iniciando de esa forma la independencia de Chile. El 19 de marzo del año siguiente las fuerzas patriotas sufrieron una derrota en Cancha Rayada. Afortunadamente el General Las Heras logró salvar a su cuerpo y en base a estos hombres pudo reorganizarse un ejército de 5.000 hombres y vencer definitivamente a los realistas en Maipú el 5 de abril de 1818.
Te das cuenta que ambos caminos son compatibles. Remedios te acompaña y apoya. Se convierte en la compañera que necesitás para tus ideales. El 3 de febrero de 1813 los Granaderos de San Martín entraban por primera vez en combate frente al Convento de San Lorenzo, en Santa Fe. El triunfo fue total y tu prestigio crecía sin cesar. Fue así que en 1814 se te encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del General Belgrano. Aceptás el cargo pero hacés saber a las autoridades que sería inútil insistir por la vía del Alto Perú y que te retirarías a Córdoba para reponerse de los dolores causados por tu úlcera estomacal y terminar de delinear las bases de tu nueva estrategia militar consistente en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima. Estás repuesto parcialmente de tus males, pero con el plan terminado y aprobado, lográs ser nombrado gobernador de Cuyo.
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Pocos días después de Maipú, volviés a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al gobierno del Directorio para la última etapa de tu campaña libertadora: el ataque marítimo contra el bastión realista de Lima. Obtenés la promesa de una ayuda de 500.000 pesos para tu plan limeño de los que sólo llegarán efectivamente 300.000. Regresás a Chile, donde obtuviste la ayuda financiera del gobierno y armás una escuadra que quedará al mando del marino escocés Lord Cochrane. Mientras tanto, en Buenos Aires las cosas se complican. Pueyrredón propicia la invasión portuguesa de la Banda Oriental para combatir a Artigas y te ordena que bajes con tu ejército y encabeces la represión de los orientales. La decisión de Pueyrredón te pone en una encrucijada, debés tomar una decisión que afecte tu futuro.
Tu decisión es cumplir con la orden de Pueyrredón y combatir a Artigas.
Por el contrario te negás y le aclarás que «el general San Martín jamás desenvainará su espada para derramar sangre de hermanos».
Cruzás con tu ejército a la Banda Oriental. Atacás y derrotás a las fuerzas de Artigas logrando el éxito que Pueyrredón buscaba. Volvés a Buenos Aires y sos aclamado por el gobierno que decide premiarte con el cargo de representante en Francia del incipiente gobierno. Te mudás con tu familia al país europeo donde comenzás una notable carrera como diplomático. FIN
Podés volver atrás y probar otro camino.
El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora. La escuadra estaba formada por 24 buques y conducía a unos 4.800 soldados. El 12 de septiembre la flota fondeó frente al puerto peruano de Pisco. Una división al mando del General Arenales se dirigió hacia el interior del Perú con el objetivo de sublevar a la población y obtuvo la importante victoria de Pasco el 6 de diciembre de 1820. Por su parte San Martín ordenó bloquear el puerto de Lima. Así, el virrey De la Serna se vio acosado por todos los flancos y debió rendirse el 10 de julio de 1821. Ese día entró victorioso el general San Martín a la capital virreinal. El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú. Se formó un gobierno independiente que nombró a San Martín con el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar. Abolís la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizás la libertad de imprenta y de culto, creás escuelas y la biblioteca pública de Lima.
Mientras llevabas adelante tu campaña desde el Sur el patriota venezolano Simón Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. El general Sucre, lugarteniente de Bolívar, solicitó tu ayuda para su campaña en Ecuador. Finalmente decidieron reunirse. Bolivar y vos. Había entre nosotros diferencias políticas y militares. El tema más polémico fue quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. Vos propusiste que lo dirigiera Bolívar pero éste dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad tuya como subordinado. ¿Qué harás?
Hacés caso a Bolivar y tomás a tu cargo ambos ejércitos
Decidías retirarte de todos tus cargos, dejarle tus tropas a Bolívar.
Tu ejército junto con el de Bolivar son imparables. Sufren contratiempos, pero la lucha independista tiene éxito y, finalmente, toda América del Sur es libre. Sos el gran Libertador de América. A tu muerte se te brindarán homenajes de todo tipo. El que más te honra es el país que lleva tu nombre, San Martinia. FIN
Podés volver atrás y probar otro camino.
Partís luego rumbo a Chile donde permanecés hasta enero de 1823. Cruzás por última vez los Andes, y pedís autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver a tu esposa, que estaba gravemente enferma. Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, te niega el permiso argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que entraras a la ciudad. Ante el agravamiento de la salud de Remedios, pese a las amenazas, decidís viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegás tarde. Tu esposa ya había muerto sin que pudieras compartir al menos sus últimos momentos. Difamado y amenazado por el gobierno unitario, decidís abandonar el país en compañía de tu pequeña hija Mercedes rumbo a Europa. Merceditas tenía siete años y recién ahora conocería de verdad a su padre. Tras pasar brevemente por Londres, te instalás con tu hijita en Bruselas. En 1824 pasan a París para que Mercedes complete sus estudios.
Pero seguís interesado e inquieto por la situación de tu país. En febrero de 1829 llegás al puerto de Buenos Aires pero no desembarcás. Te enterás del derrocamiento del gobernador Dorrego y de su trágico fusilamiento a manos de los unitarios de Lavalle. Muchos oficiales te envían cartas a tu barco y te van a visitar con la intención de que te hagas cargo del poder. Pero te negás porque pensás que tome el partido que tome tendrá que derramar sangre argentina y no estás dispuesto a eso. Triste y decepcionado decidís regresar. En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente le escribís a don Juan Manuel ofreciéndole tus servicios militares. Rosas agradeció el gesto y te contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra.
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Al enterarse del bravo combate de la vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron corajudamente a la escuadra anglo-francesa, volvés a escribirle a Rosas y a expresarle tus respetos y felicitaciones: «Ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así nomás sin ningún trabajo». Para ese entonces estabas muy enfermo. Sufrías asma, reuma, úlceras y estabas casi ciego. Tu estado de salud se fue agravando hasta que fallecés el 17 de agosto de 1850. En tu testamento pedías que tu sable fuera entregado a Rosas «por la firmeza con que sostuvo el honor de la república contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla» y que tu corazón descansara en Buenos Aires. FIN