Want to make creations as awesome as this one?

Transcript

El chocolate caliente es denso como la espuma y dulce como las nubes de algodón. Oscuro como un pozo en el medio de un huracán o claro como la inocencia de un niño. Yo tomaba chocolate en invierno cuando iba de visita a casa de mis abuelos, cuando era un crío.Todos estos años lo he echado de menos: la visita larga, la casa acogedora, los abuelos eternos. Aún puedo recordar cómo era su salón ya preparado para la Navidad: el gran árbol decorado con bolas rojas y brillantes, bastones de caramelo y luces de varios colores. Las ventanas y estanterías de donde colgaban alegres guirlandas, la mesa de roble del comedor y aquel mantel como nuevo con motivos de acebo. Mi abuela servía el chocolate en las tazas Duralex, ese cristal ámbar ahora tan preciado. Y se podía oler el suave aroma que éste desprendía en toda la estancia, mientras, mi abuelo repartía cuidadosamente aquellos grasientos y deliciosos churros. Se me sigue haciendo la boca agua al pensarlo. No he vuelto a saborear un chocolate caliente que se parezca al de mi abuela, ninguno ha vuelto a llenarme el estómago de felicidad y calidez en los días más fríos del invierno.