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Expediciones a los polos
Álvaro
Created on October 26, 2021
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GRANDES EXPEDICIONES A LOS POLOS de la armada británica
Por Álvaro Martín
Índice
4. La Conquista del Polo Sur
1. Introducción
2. La Expedición Perdida de Franklin
5. La Expedición de Shackleton
3. La Conquista del Polo Norte
Introducción
A todo esto sumo mi interés por los polos y la supervivencia allí. También he de decir que hice este proyecto inspirado por una serie televisiva que me atrajo desde el primer momento, The Terror, que narra (mezclando realidad y leyenda) una de las travesías en la búsqueda del paso del Noroeste.
He elegido este tema en concreto por una razón; me fascina todo lo relacionado con el descubrimiento de nuevas tierras, resulta apasionante, y considero adecuado representar esta admiración por la exploración hablando sobre las hazañas y fracasos de las expediciones británicas durante la Edad Contemporánea.
Fotograma de la serie The Terror
Desde los albores de nuestra especie, al ser humano le ha caracterizado un sentimiento de curiosidad, de ir más allá y descubrir nuevos territorios; de explorar y contemplar el mundo con ojos asombrados. Durante la Edad Contemporánea, la Armada Naval Inglesa tuvo una importancia notable con sus travesías en los terrenos más peligrosos.
El momento álgido de estas exploraciones tuvo lugar desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. El periodo se conoce como la edad de oro de la exploración polar.
La Expedición Perdida de Franklin
El navío Erebus durante la travesía de 1845-1847. Óleo por François-Étienne Musin. Museo Marítimo Nacional, Londres.
La historia comienza a principios del siglo XIX. En ese momento, la única manera de pasar del océano Atlántico al Pacífico era bordear el peligroso cabo de Hornos, la zona más austral de América. Sin embargo, este trayecto era muy costoso, así que algunos navegantes buscaron una ruta alternativa por el norte de América, el Paso del Noroeste. A pesar de todo, tampoco sería una empresa fácil. Inglaterra fue el país que tomó la iniciativa buscando un lugar por el cual llegar a las Indias sin pasar por las zonas controladas por españoles y portugueses.
El paso del Noroeste desde el océano Atlántico al Pacífico
Diversos exploradores ingleses se aventuraron por el noreste de Canadá en busca del paso desde el siglo XVI. Tras un largo paréntesis, la búsqueda se reanudó a principios del siglo XIX. Dado que Canadá era un dominio británico, fue el Almirantazgo inglés, dirigido por John Barrow, quien desde 1816 impulsó de nuevo la exploración del paso del Noroeste. En 1818, James C. Ross, tras recorrer la costa occidental de Groenlandia, redescubrió la tierra de Baffin y pasó frente al estrecho de Lancaster, aunque creyó que era una bahía. Al año siguiente, el segundo de Ross, William Parry, volvió a la zona y se adentró en el estrecho a lo largo de 750 kilómetros hasta alcanzar la isla de Melville, donde invernó; si hubiera proseguido la ruta habría salido al mar de Beaufort y habría alcanzado la costa de Alaska.
Sir James Clark Ross
Posteriormente otros navegantes fueron cartografiando el norte de Canadá, pero seguía faltando una ruta marítima que conectase ambos extremos. Por ello, en 1845, se organizó una expedición para conquistar finalmente el paso del noroeste, pero ante la declinación de Parry y Sir James C. Ross a dirigirla, se eligió a Sir John Franklin. Respecto a su historia pasada, Sir John participó anteriormente en otras expediciones al Ártico, una en 1819 que terminó con la muerte por hambruna de once hombres y otra en 1825 que, a pesar de no sufrir ninguna baja, no consiguió cumplir su objetivo. En 1836 Sir John consiguió ser nombrado gobernador de Tasmania, pero fue destituido en 1843 por su mala administración. Sin embargo, el Almirantazgo confió en él para la expedición.
Retrato de Sir John Franklin.
En Mayo de 1845 partieron de Londres hacia el norte dos barcos, el HMS (siglas de His/Her Majesty Ship) Terror y el HMS Erebus. Estos barcos participaron en una expedición previa de Sir James Ross a la Antártida, la cual fue un éxito, y en otras expediciones en el Ártico. Como curiosidad, estos navíos fueron reforzados en la proa para resistir los daños provocados por el hielo sobre el barco. También se hizo una biblioteca que constaba de unos 1.200 volúmenes para entretener a la tripulación, que era de 130 personas aproximadamente.
Fotograma de la serie The Terror
Los dos navíos de Franklin se adentraron en el estrecho de Lancaster en julio de 1845, momento en que fueron vistos por última vez por un ballenero. A la salida del estrecho se encontraron con que una barrera de hielo les cortaba el paso, por lo que invernaron en la pequeña isla Beechey, frente a la isla Devon, instalados en un campamento. Más adelante, en 1984, se encontrarían los restos de más de 600 latas de conserva vacías y las tumbas de tres miembros de la tripulación en este campamento.
Tripulantes del HMS Erebus Óleo por W. Thomas Smith. Museo Marítimo, Londres.
En el verano siguiente, los dos barcos prosiguieron la navegación hacia el sur, por el estrecho entre las islas Príncipe de Gales y Somerset. Sin embargo, en septiembre de 1846 volvieron a quedar atrapados en el hielo, cerca de la isla del Rey Guillermo. De nuevo hubieron de pasar el durísimo invierno polar en un campamento improvisado. Quince marineros y nueve oficiales murieron en ese plazo, además del propio Sir John Franklin, que falleció el 11 de junio de 1847. Con su muerte, el mando fue asumido por su segundo de a bordo, el capitán Francis Crozier, de origen irlandés y de baja cuna, lo que jugó en su contra respecto a su autoridad con la tripulación.
Capitán Sir Francis Crozier
Los supervivientes, al mando del capitán Francis Crozier, se pusieron en marcha a finales de abril de 1848. A pie y con un bote que habían salvado del naufragio trataron de alcanzar el continente en la desembocadura del río Great Fish; a pesar de todo, no lo lograron: a lo largo del camino fueron pereciendo uno a uno, a causa del frío, la inanición o quizá también a enfermedades como el escorbuto o la intoxicación por plomo debido al mal estado de las latas de conservas.
Imagen por sonar del HMS Erebus, hallado en 2015 cerca de la Isla del Rey Guillermo.
Tras la tragedia, en 1854, el médico John Rae encontró unos inuit de la zona que aseguraron haber visto un grupo de cuarenta hombres blancos arrastrando un bote hacia el río Great Fish. Rae encontró ese año los restos de treinta de los hombres de Franklin, entre ellos el capitán Crozier, y así pudo deducirse la terrible suerte que algunos miembros corrieron, viéndose impelidos a la antropofagia según atestiguaba «el contenido de varias ollas».Entretanto, habían partido diversas expediciones de rescate, con la esperanza de hallar a Franklin y a sus hombres con vida. Aunque no lograron su objetivo, estos viajes fueron decisivos para la exploración de la intrincada geografía del paso noroccidental. Sería finalmente el noruego Roald Amundsen quien completaría la primera travesía de este a oeste, en una atrevida expedición que duró tres años, de 1903 a 1906, a bordo del Gjoa.
Tumbas de algunos tripulantes de la expedición
Curiosidades
Amazon filmó una miniserie que, basándose en hechos y personajes reales, la travesía de la expedición de Sir John Franklin de la Armada Británica, presenta su versión de la misma mezclándola con leyendas locales de los pueblos indígenas de la zona, monstruos del hielo controlados por chamanes inuit. Personalmente me ha gustado bastante ya que refleja la grave situación a la que se enfrentaba la tripulación y los intentos de los oficiales y capitanes por organizarse a pesar del caos generado por las constantes amenazas.
Sir John Franklin a la derecha, junto al capitán y tercero de a bordo Sir James FitzJames
El capitán Sir Francis Crozier junto al médico Harry Goodsir
La Conquista del Polo Norte
Imagen de la supuesta llegada de Peary al Polo Norte
La Historia de la búsqueda del Polo Norte se remonta a la primera mitad del siglo XIX. Diversos desastres, como el de la expedición Polaris, no desanimaron a los aventureros ni a aquellos que financiaban las expediciones. A principios del siglo XX se desató una carrera entre dos hombres, Frederick Cook (Inglaterra) y Robert Peary (Estados Unidos), por ser los primeros en llegar al Polo Norte. Cook y Peary participaron juntos en la expedición de 1898, que, aunque fracasó en su intento de llegar al Polo, sí que logró hallar el Cabo Jesup, el punto más al Norte de Groenlandia. Peary realizo otra expedición, entre 1905 y 1906, en la que alcanzó como mínimo los 86º30′ N, apenas 40 kilómetros del récord de “Más al Norte” de la época. Peary afirmó haber llegado a la latitud 87º06′ al día siguiente de alcanzar la posición antes referida y haber vuelto a su situación original, sin acampar, lo que implicaría haber realizado un viaje de 72 millas náuticas (unos 133 kilómetros), sin desviaciones de ningún tipo y en poco más de 36 horas. Algo posible pero poco probable.
Frederick Cook
Robert Peary
En febrero de 1908 Frederick Cook dejó Annoatok, un minúsculo poblado en Groenlandia, para alcanzar el Polo Norte. Regresó catorce meses después, y afirmó haber logrado su objetivo, casi a costa de sus propias vidas. Inicialmente su historia recibió un amplio crédito, pero la debilidad de las pruebas aportadas, junto con contradicciones en las historias de sus acompañantes, acabaron minando la credibilidad de Cook y haciendo que se descartara por completo su pretendida conquista del Polo Norte. Además, ya había un candidato mejor para ser el héroe: Robert Peary.
La expedición en la que Peary supuestamente alcanzó el Polo Norte partió del puerto de Nueva York en julio de 1908. Pasaron el invierno en la Isla de Ellesmere y a finales de febrero de 1909 la expedición reanudó su camino hacia el Polo. Según el diario de Peary, el día 6 de abril acamparon a no más de 5 millas (8 km) de su objetivo, que finalmente alcanzarían el 7 de abril. “¡¡El Polo al fin!! El premio de tres siglos, mi sueño y mi ambición durante 23 años, mío al fin”, escribió Peary en su diario. Durante la mayor parte del siglo XX se dio por buena la gesta de Peary, y los esfuerzos se dirigieron hacia la conquista del Polo Sur. Pero la hazaña de Robert Peary tenía también muchas sombras. Tantas que a día de hoy son pocos los que la admiten como real.
En 1948 una expedición científica de la Unión Soviética partió en avión hacia el Polo Norte. Al mando de ella se encontraba Alexander Kutznetsov. Diversas fuentes cifran entre cinco y veintitrés el número de miembros de la expedición que llegaron al Polo. Hay muy poca información disponible sobre esta expedición, la primera que, indiscutiblemente puso el pie en el punto más al Norte de la Tierra.
Amudsen llegó al Polo Norte en el dirigible “Norge”, en un vuelo desde Svalbard a Alaska, junto con el piloto italiano Umberto Nobile, y los exploradores Lincoln Ellisworth (patrocinador de la expedición) y Oscar Wisting (que también había estado con Amudsen en el Polo Sur, y, por tanto, comparte con él el honor de ser la primera persona en visitar ambos Polos), y otras doce personas. El sobrevuelo del Polo Norte por parte de los 16 del Norge es indiscutible, y los convierte, casi con total seguridad, en los primeros seres humanos en ver el punto más al Norte de la Tierra. Ahora bien, una cosa es pasar por encima y otra cosa estar allí. Así pues, ¿quién fue el primero en pisar el Polo Norte?
Roald Amundsen
La Conquista del Polo Sur
Fotografía del grupo de Roald Amundsen en el Polo Sur
Amundsen había estado en varias expediciones en el Polo Norte y al observar la repercusión mediática de la hazaña de Cook, quiso convertirse en el primer hombre en llegar al lugar más meridional de la Tierra.
1911. La ambición por ser el primero en poner un pie en el Polo Sur se convirtió en una competición entre una expedición británica, comandada por el capitán Robert Falcon Scott, y otra noruega, con el explorador Roald Amundsen al mando. Ambos grupos se pusieron en marcha en paralelo a finales de octubre y principios de noviembre en un viaje hacia el sur desde la costa antártica de más de 1.000 kilómetros. La conquista del Polo Sur fue una de las más dramáticas competiciones que ha emprendido el ser humano. La historia comenzó después de la llegada de Frederick Cook al Polo Norte.
Roald Amundsen y Falcon Scott de izquierda a derecha.
Tanto Amundsen como Scott comenzaron a lo largo de 1909 sus preparativos para intentar conquistar el Polo Sur, tarea que se alargó en ambos casos a lo largo de 1910. A comienzos de 1911, tanto la expedición de Amundsen como la expedición de Scott ya tenían instalados sus campos base en la barrera de hielo Ross. Aquí fue donde las diferencias se empezaron a notar. Amundsen eligió como punto de partida la costa junto a la Bahía de las Ballenas, en donde instaló su campo base Framheim. Scott por su parte eligió el lado opuesto de la barrera de hielo Ross, junto al estrecho de McMurdo.En octubre, los dos exploradores partieron con sus respectivos grupos, por un lado Amundsen con trineos empujados por perros y por otro lado, Scott utilizando trineos de motor, caballos siberianos y perros.
Un año después se encontró el cuerpo congelado de Scott. Su dramática historia la conocemos gracias a los diarios del propio Scott, hallados junto a su cuerpo, muy cerca del depósito de comida que les habría salvado la vida si lo hubieran encontrado a tiempo.
El capitán Scott alcanzó la meta el 17 de enero de 1912, un sueño que había perseguido media vida. Pero la parte que se le resistió fue la de ser el primero en hacerlo. Se le había adelantado la expedición de Amundsen, que había llegado con más de un mes de antelación, concretamente el 14 de diciembre. La diferencia entre ambas expediciones fue que Amundsen volvió sano y salvo, mientras que Scott no tuvo la misma suerte. Se rompieron los trineos de motor, los caballos tuvieron que ser sacrificados y se tuvieron que usar los equipos de perros a pie. Cuando llegaron al Polo Sur, se enteraron de que Amundsen ya había llegado previamente. A su retorno las características climatológicas eran realmente malas, dos miembros del equipo murieron y más tarde una tormenta atrapó a Scott. Solo sobrevivieron dos miembros del equipo que pudieron llegar al campamento base.
El equipo de Scott logró llegar al Polo Sur, pero sus expresiones reflejan la decepción de no haber sido los primeros y la fatiga por las pésimas condiciones del viaje.
La Expedición de Shackleton
Fotografía del Endurance atrapado en el hielo
‘Se necesitan hombres para viaje peligroso. Salarios bajos, frío extremo, meses de completa oscuridad, peligro constante, retorno ileso dudoso. Honores y reconocimiento en caso de éxito’. Este anuncio apareció en la prensa londinense en 1914 y sorprendentemente miles de exploradores acudieron a su llamada. El anunciante era el viajero Ernest Shackleton. Su objetivo: atravesar por primera vez el continente antártico.
Sir Ernest Henry Shackleton
Enrolada la tripulación, Shackleton buscó un barco marinero que los condujese al sur. Encontró el bergantín Endurance, construido por unos famosos astilleros noruegos, que podía navegar a vapor y a vela, y que había sido diseñado especialmente para acometer un viaje polar, revestido su casco de maderas seleccionadas para resistir el embate de los hielos. Pero desafortunadamente, a diferencia de los modernos rompehielos, era incapaz de navegar sobre el Antártico pese a su quilla, en forma de uve. A finales de agosto de 1914, el Endurance partió de Londres bajo el mando de Frank Worsley. Shackleton permaneció en Inglaterra recaudando fondos y se unió a su tripulación en Buenos Aires. El 5 de diciembre partieron de la estación ballenera de Grytviken, con destino a la Antártida .
Bote arrastrado por la tripulación de Shackleton
Ernest Shackleton, explorador de prestigio, estaba convencido de ser la persona idónea para acometer tan formidable empresa. Junto a su amigo Frank Wild, seleccionó a 27 tripulantes de entre todos aquellos que acudieron a su llamada. Un tal Blackborow, que se coló como polizón, completaría el número final de los exploradores, 28 en total.
El desastre ocurrió el 19 de agosto de 1915, cuando el hielo se cerró como un anillo alrededor del Endurance en la zona del mar de Weddell. Los 28 pasajeros abandonaron el barco antes de que se hundiese y Shackleton creó un campamento donde logró que su tripulación sobreviviese durante seis meses. Haciendo uso de sus dotes de liderazgo, el explorador estableció las directrices que mantuvieron con vida a su tripulación. A sus órdenes lograron sobrevivir sacrificando a los perros que conducían los trineos y cazando focas. Consciente de que la expedición se hallaba condenada al fracaso, Shackleton abandonó su misión y se dirigió a la isla Elefante, donde se quedaron 22 tripulantes. Los otros seis lograron llegar a Georgia del Sur en busca de ayuda. Un año después, el mes de agosto de 1916, un remolcador chileno rescataría a los otros 22, presas ya de la desesperación en la isla Elefante. Todos regresaron a Inglaterra sanos y salvos.
Rescate de la tripulación del Endurance.
Reflexiones
He de decir que me ha encantado realizar este trabajo. El tema siempre me ha atraído, y ahora que tenía la oportunidad de profundizar en la investigación he decidido aprovecharla. He aprendido cosas muy interesantes sobre la exploración a estas tierras desconocidas, lo considero algo apasionante, y, como dije en la introducción, he podido reflexionar sobre el azar y sobre el fracaso o el éxito que puede quedar hecho pedazos en poco tiempo. También he aprendido bastante sobre la época del momento y cómo se adaptaba la gente en función del entorno y de sus necesidades. En conclusión, me ha impresionado todo lo que desconocía sobre este ámbito y espero poder compartirlo con toda la gente a la que le interese.
Personalmente, la historia de la travesía del HMS Erebus y HMS Terror me atrapó desde el principio. Este hecho histórico me ha permitido reflexionar sobre el hecho de que nada está garantizado, a pesar del esfuerzo y las precauciones, las cosas pueden volverse en tu contra de un momento a otro. Por eso he querido compartir la historia de esta expedición, la considero realmente emotiva y apasionante a pesar de su fracaso.
FIN ¡GRacias!