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Blancanieves

Luz Montes Abdala

Created on October 6, 2021

Cuento de Blancanieves, con cinco finales alternativos.

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Érase una vez una joven y bella princesa llamada Blancanieves que vivía en un reino muy lejano con su padre y madrastra. Su madrastra, la reina, era también muy hermosa, pero arrogante y orgullosa. Se pasaba todo el día contemplándose frente al espejo. El espejo era mágico y cuando se paraba frente a él, le preguntaba: —Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa del reino? Entonces el espejo respondía: — Tú eres la más hermosa de todas las mujeres.

La reina quedaba satisfecha, pues sabía que su espejo siempre decía la verdad. Sin embargo, con el pasar de los años, la belleza y bondad de Blancanieves se hacían más evidentes. Por todas sus buenas cualidades, superaba mucho la belleza física de la reina. Y llegó al fin un día en que la reina preguntó de nuevo:—Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa del reino? El espejo contestó: —Blancanieves, a quien su bondad la hace ser aún más bella que tú. La reina se llenó de ira y ordenó la presencia del cazador y le dijo: —Llévate a la joven princesa al bosque y asesínala.

La reina le ofrece al cazador a cambio de ejecutar a Blancanieves una gran fortuna a modo de recompensa.

La reina simplemente da esta orden al cazador.

Con engaños, el cazador llevó a Blancanieves al bosque y sin pensarlo dos veces para evitar que el cargo de conciencia lo intimidase, mientras Blancanieves se encontraba admirando unas flores cerca de un barranco, el cazador tomo coraje y empujó a la bella joven al abismo, concretando así su cometido con la reina. A pesar de la gran culpa que cargaba por la muerte de una joven inocente, pensó en como la gran fortuna podía ayudarlo a darle un buen futuro a sus hijos y esposa. Fin.

Con engaños, el cazador llevó a Blancanieves al bosque, pero cuando estaba a punto de cumplir las órdenes de la reina, se apiadó de la bella joven y dijo:—Corre, vete lejos, pobre muchacha. Busca un lugar seguro donde vivir.

Blancanieves decide volver al castillo y enfrentar a la reina.

Blancanieves decide obedecer al cazador y escapar de la reina.

Cuando Blancanieves decide volver al castillo pasaron días en los que decidió estar encerrada en su habitación por miedo a lo que le podría pasar. Finalmente, la madrastra convenció a Blancanieves de que ella no era mala. Se hicieron muy cercanas y la madrastra hasta llegó a tomarlo cierto cariño. Lo que no sabía era que Blancanieves nunca pudo dejar realmente atrás el resentimiento de lo que le quería hacer aquel día, así que para su cumpleaños número dieciocho decidió hacer una torta de chocolate envenenada. Blancanieves invito a todos, incluido el cazador, y empezaron a comer tarta, todos, menos Blancanieves. El cazador fue un daño colateral para Blancanieves, quien desde ese momento decidió usar la corona de su madrastra con la misma maldad que alguna vez tuvo su eterna enemiga. Fin.

Encontrándose sola en el gran bosque, Blancanieves corrió tan lejos como pudo hasta la llegada del anochecer. Entonces divisó una pequeña cabaña y entró en ella para dormir. Todo lo que había en la cabaña era pequeño. Había una mesa con un mantel blanco y siete platos pequeños, y con cada plato una cucharita. También, había siete pequeños cuchillos y tenedores, y siete jarritas llenas de agua. Contra la pared se hallaban siete pequeñas camas, una junto a la otra, cubiertas con colchas tan blancas como la nieve.

Blancanieves estaba tan hambrienta y sedienta que comió un poquito de vegetales y pan de cada platito y bebió una gota de cada jarrita. Luego, quiso acostarse en una de las camas, pero ninguna era de su medida, hasta que finalmente pudo acomodarse en la séptima.

Cuando ya había oscurecido, regresaron los dueños de la cabaña. Eran siete enanos que cavaban y extraían oro y piedras preciosas en las montañas. Ellos encendieron sus siete linternas, y observaron que alguien había estado en la cabaña, pues las cosas no se encontraban en el mismo lugar.

El primero observó una arruga en su cama y dijo: —Alguien se ha metido en mi cama.Y los demás fueron a revisar sus camas, diciendo: —Alguien ha estado en nuestras camas también. Pero cuando el séptimo miró su cama, encontró a Blancanieves durmiendo plácidamente y llamó a los demás: —¡Oh, cielos! —susurraron—. Qué encantadora muchacha Cuando llegó el amanecer, Blancanieves se despertó muy asustada al ver a los siete enanos parados frente a ella. Pero los enanos eran muy amistosos y le preguntaron su nombre.

—Mi nombre es Blancanieves —respondió—, y les contó todo acerca de su malvada madrastra.Los enanos dijeron: —Si puedes limpiar nuestra casa, cocinar, tender las camas, lavar, coser y tejer, puedes quedarte todo el tiempo que quieras—. Blancanieves aceptó feliz y se quedó con ellos.