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ÉPOCA REPUBLICANA.
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Universidad Tecnologica Indoamerica.
Vinicio montero.
2do Aruitectura.
REALIDAD NACIONAL.
2021
Section
ÉPOCA REPUBLICANA.
El Naciente Ecuador.
El 13 de mayo de 1830 resolvieron Constituir un Estado Libre e Independiente, en agosto, se reunieron en Riobamba la primera Asamblea Constituyente para bautizar al nuevo país. Real Audiencia, despertó resistencia entre los representantes guayaquileños y cuencanos, por esta razon se resolvió llamar Ecuador al nuevo Estado, en honor a lo habían hecho los sabios franceses que lo visitaron años atrás para hacer estudios sobre la línea equinoccia. La Sierra centro-norte Quito, retuvo la mayoría de la población y la vigencia del régimen hacendario. La Sierra sur Cuenca, mayor presencia de la pequeña propiedad agrícola y la artesanía. La cuenca del río Guayas Guayaquil, crecimiento acelerado del latifundio cada vez más vinculado a la exportación.
Ecuador nació dominado por los grandes latifundistas, señores de la tierra que controlaban el poder regional la mayoría de la población eran campesinos indígenas, sujetos a la hacienda por el concertaje. En las ciudades, concentradas en su mayoría en la Sierra, vivían grupos de artesanos y pequeños comerciantes con una cúpula de burócratas, clérigos y propietarios rurales.
Las primeras décadas de la República fueron de inestabilidad y desarticulación el control terrateniente reemplazó a la autoridad metropolitana y se desplazó a instancias regionales y locales, asentadas en el régimen hacendario. los latifundistas no pudieron unificar a la comunidad cultural y social de los ecuatorianos, y se consolidó una ruptura entre las clases dominantes criollas y el pueblo.La naciente república surgió sobre bases de dominación económico-social de los indígenas, campesinos mestizos y grupos populares urbanos.
Periodización de la República.
en las décadas finales del siglo XIX se abrió un período nuevo en la economía del Ecuador de predominio capitalista y de mayor integración regional, a inicios de los años veinte se dio la gran crisis del modelo primario exportador, que se extendió hasta finales de la década de los cuarenta en que el auge bananero se abrió un nuevo período que se configuró en la década siguiente, los setenta, con la exportación petrolera. Ese período se extiende hasta el presente. Se establece tres grandes períodos: el primero, desde la fundación hasta fines del siglo XIX, caracterizado por la vigencia del proyecto nacional criollo; el segundo, desde el inicio de la Revolución Liberal hasta los sesenta del siglo XX, en que el capitalismo ecuatoriano funciona inserto en el sistema mundial y predomina el proyecto nacional mestizo; y el tercero, desde los sesenta hasta nuestros días, en que se abre paso un proyecto nacional de la diversidad.
la economía del país estaba profundamente regionalizada. Predominaban varias formaciones económico-sociales regionales precariamente relacionadas entre sí, merced a la existencia de un Estado central y unas relaciones de intercambio muy débilesLa Independencia se produjo en una etapa de consolidación del sistema capitalista a nivel mundial, en Ecuador no se dio de inmediato fue un proceso que duro casi un siglo, la influencia del mercado mundial fue creciendo, hasta volverse determinante a fines del siglo XIX con el auge de las exportaciones de cacao. En la sociedad ecuatoriana, se volvio dominante ya en el siglo XX, aunque se mantuvieron rasgos serviles y precapitalistas fuertes, así como notorias especificidades regionales.
La sociedad y el poder.
El fuerte sentido corporativo y estamentario continuó sobre las fórmulas republicanas; se mantuvo la discriminación racial y la exclusión de la mujer de la vida política. Los rasgos aristocratizantes continuaron articulando las relaciones sociales, la cultura y la ideología. Tradiciones paternalistas siguieron rigiendo las relaciones sociales Los enfrentamientos entre las oligarquías regionales dominantes, especialmente de la Costa y de la Sierra muchos motivos de tensión, como el control de la mano de obra, siempre escasa en el litoral; y la mantención de medidas aduaneras proteccionistas que defendían la producción textil serrana, pero limitaban el comercio, las instituciones regionales, principalmente los municipios, controlaban la educación inicial, servicios, obras públicas, beneficencia y administración de justicia en primera instancia. Corporaciones autónomos manejaban los notables, cobraban impuestos Estado central le quedaba el manejo del Ejecutivo, las escasas relaciones internacionales, el Congreso, las altas cortes, la fuerza pública, un reducido plantel burocrático y la recaudación de algunas rentas. La mantención de la esclavitud de los negros y del tributo indígena hasta la década de los cincuenta fue síntoma de la continuidad colonial en la relación con los pueblos indios y afroecuatorianos. Las comunidades vieron más que antes invadidas sus tierras comunales y reforzados los mecanismos de sujeción al latifundio
Fundación del Estado (1830-1859)
jefe del Distrito del Sur, fue designado presidente del nuevo Estado por la Asamblea Constituyente de Riobamba. Una vez en el poder, Flores se dedicó a consolidar una alianza de gobierno entre el tradicional gamonalismo latifundista de la Sierra, al que se había vinculado por matrimonio, los terretenientes de Guayaquil y los altos mandos del ejército, integrados en su gran mayoría por extranjeros. El floreanismo, como se llamó popularmente a su clientela caudillista, recogió la tradición conservadora del bolivarianismo. controló Flores el gobierno desde 1830 a 1845. En 1832 incorporó oficialmente las islas Galápagos al Ecuador Su mandato se caracterizó por la revuelta permanente, el desbarajuste administrativo a reacción nacional acaudillada por la oligarquía guayaquileña lo echó del poder (1845). Flores pasó los años siguientes organizando invasiones al Ecuador con mercenarios extranjeros al servicio de España y el Perú.
la etapa “marcista” gobernaron los civiles guayaquileños: Vicente Ramón Roca (1845-1849) y Diego Noboa (1849-1850). Una de sus principales tareas fue enfrentar el peligro de las invasiones de Flores. A inicios de los cincuenta, un nuevo conflicto de poder no resuelto dio espacio para un nuevo arbitraje militar. El “hombre fuerte” del ejército, general José María Urvina, fue proclamado dictador. Luego fue elegido presidente constitucional por una nueva Asamblea Nacional (1852-1856).
Urvina consolidó la alianza entre la oligarquía latifundista y comercial costeña con las Fuerzas Armadas, y llevó adelante un programa de corte liberal que promovió la apertura económica y el comercio e incluyó la abolición de la esclavitud, la supresión del tributo indígena y medidas a favor de los campesinos serranos. Todo esto generó una feroz reacción del latifundismo tradicional que declaró la guerra al urvinismo. Una desastrosa negociación de la deuda externa y el intento de arrendar Galápagos a extranjeros fueron motivos para que la oposición contra el general Francisco Robles, heredero de Urvina, adquiriera fuerza. Diversas revueltas seccionales provocaron en 1859 una crisis de disolución En Quito, Guayaquil, Cuenca y Loja se formaron gobiernos autónomos. El Perú ocupó varios territorios y bloqueó el Puerto Principal. Los países vecinos negociaban la partición del país país en un “Protectorado” de Francia, la aristocracia quiteña, con Gabriel García Moreno a la cabeza, ayudado por Flores, logró triunfar en la Sierra, tomar luego Guayaquil y reconstituir el Estado ecuatoriano.
Consolidación del Estado Oligárquico Terrateniente (1860-1875)
Durante tres lustros, de 1860 hasta 1875, la figura de García Moreno dominó la escena nacional e consolida el Estado Oligárquico Terrateniente en el Ecuador. El incremento de las exportaciones de cacao y la vinculación más estrecha del país al mercado mundial exigían un esfuerzo de modernización y centralización que no podía llevarse adelante si las oligarquías regionales no llegaban a un acuerdo que, sin abolir sus contradicciones, estableciera ciertas reglas para el control del poder. García Moreno fue la expresión de esta alianza entre fracciones de la clase dominante, orientada a una racionalización de la estructura y una articulación de las desparramadas regiones en cierto marco de unidad. Las obras públicas se construyeron por primera vez en forma planificada y su crecimiento fue notable. Se crearon nuevas escuelas, colegios, institutos especializados y centros de educación superior como la Escuela Politécnica Nacional. Se fundó el Observatorio Astronómico. El ejército fue reorganizado y modernizado. En suma: el Ecuador comenzó a ser un país organizado, mejor comunicado y con un creciente nivel de escolarización. El programa garciano descansó sobre una contradicción. Por una parte impulsó la modernización y consolidación estatal, estimuló la producción y el comercio, desarrolló la ciencia y la educación; por otra, impuso una ideología reaccionaria excluyente y represiva, con la dictadura clerical-terrateniente. Así fue como todo el proyecto saltó en pedazos cuando García Moreno fue asesinado el 6 de agosto de 1875
Auge y caída del Estado Oligárquico Terrateniente (1875-1895)
Ecuador experimentó un acelerado crecimiento económico, debido fundamentalmente al gran incremento de la producción y exportación del cacao, el cultivo y la comercialización del cacao incrementó el poder económico de los terratenientes y de manera especial de los comerciantes y banqueros de Guayaquil La oligarquía latifundista y su aliada la Iglesia, lucharon por conservar el poder. Las élites guayaquileñas, en cambio, en la medida en que consolidaban el control de la economía nacional, reclamaban mayor injerencia en la dirección del país. Veintemilla inició su gobierno con medidas liberales que enfrentaron a la Iglesia. realizó un gobierno oportunista y estéril El garcianismo se reorganizó como amplia coalición cuando en 1883 se fundó la Unión Republicana. Empero, desde el inicio se dio en ella una división entre los ultramontanos, que luego adoptaron el nombre de Partido Católico Republicano, y los progresistas, de orientación liberal católica. Las fuerzas liberales se bifurcaron también. De un lado emergió la figura de Eloy Alfaro con su opción radical montonera; de otro se estructuró una corriente moderada que en 1890 constituyó el Partido Liberal Nacional Con el triunfo de José María Plácido Caamaño en la Constituyente de 1884, tomó fuerza una alternativa tercerista, el progresismo, que favorecía la rápida adaptación del país a las nuevas condiciones del sistema internacional, evitando al mismo tiempo la separación de la Iglesia y el Estado el 5 de junio de 1895, se proclamó en Guayaquil la Jefatura Suprema de Eloy Alfaro. Con ello se inició la Revolución Liberal.
La cultura decimonónica
En las últimas décadas del siglo comenzó a valorizarse la cultura popular, en un medio en que se mantuvieron el racismo y el discrimen. Se dieron los primeros trabajos de sistematización del quichua y de recolección de tradiciones y cantares populares, en que se destacaron Mera y Luis Cordero.
La cultura oficial del naciente Ecuador se desarrolló con los caracteres elitistas y regionales de la sociedad toda. La débil identidad nacional criolla se expresó en el pensamiento, la literatura y el arte. En las primeras décadas de fundación del nuevo Estado, justamente en la primera mitad del siglo XIX, prevaleció la Ilustración. Vicente Rocafuerte, político activo y presidente de la República entre 1835 y 1839, fue su personalidad más descollante.Con el esfuerzo educacional de García Moreno, se dio impulso a la cultura, de modo que las décadas finales del siglo XIX estuvieron caracterizadas por un auge, cuyos personajes más significativos fueron Juan León Mera, ideólogo de la derecha, crítico literario, novelista pionero y autor del Himno Nacional, y Juan Montalvo, máxima figura del liberalismo, cuyas obras habrían de ser la base ideológica de la transformación. Ya en los primeros años de la República se desarrolló el periodismo y adqurió creciente influencia en el debate político y la cultura oficial. A fines del siglo XIX se publicaban ya varios diarios, que llegaron a dominar los espacios de la incipiente opinión pública. También en la arquitectura y la plástica hubo una continuidad colonial, aunque en la pintura se destacaron varios maestros como Joaquín Pinto, que innovaron la antigua tradición religiosa con elementos costumbristas y retratos de los generales de la Independencia.
La Revolución Liberal (1895-1912)
El auge de las exportaciones cacaoteras provocó la consolidación, al interior de la oligarquía costeña, de una fracción de comerciantes y banqueros, diferenciada de los propietarios rurales. Ese grupo, al que podemos llamar con propiedad burguesía comercial y bancaria, fue el sector que logró la dirección política con la “transformación” liberal. En el golpe de Estado y la guerra civil de 1895, sin embargo, aunque el beneficiario político fue la burguesía, los sectores sociales más dinámicos fueron el campesinado costeño, movilizado en las montoneras, los artesanos, especialmente del Puerto Principal, y la intelectualidad liberal de sectores medios que era la divulgadora de las ideas radicales. Esta fue una etapa de consolidación del Estado Nacional en el Ecuador y de inicio de la vigencia de un proyecto nacional mestizo. Ello supuso, por una parte, un programa orientado a la integración económica de las regiones naturales mediante obras como el ferrocarril Guayaquil-Quito. Por otra parte, el proyecto liberal trajo también la mayor transformación político-ideológica en la historia del país Del mismo modo, la Iglesia fue despojada de una buena parte de sus latifundios, mediante la Ley de manos muertas. La Revolución Liberal significó un gran salto. el predominio político e ideológico del latifundismo clerical fue desmontado por la burguesía y sus aliados, cuyos mecanismos de dominación y reproducción ideológica suponían el establecimiento, al menos en principio, de ciertas garantías y de libertad de conciencia y educación
Plaza llevó a cabo las reformas liberales anticlericales de mayor radicalidad. Al fin de su gobierno intentó impedir la vuelta de Alfaro al poder, pero el caudillo lo tomó nuevamente con un golpe de Estado. En la segunda administración alfarista (1906-1911) se emitió la Constitución de 1906, la Carta Magna liberal, y se concluyó la titánica obra del ferrocarril trasandino (1908).Luego de dejar el poder en 1911, y de una efímera ausencia en Centroamérica, Alfaro volvió al Ecuador intentando ejercer el arbitraje en una nueva revuelta de los radicales. Tomado preso luego de una derrota militar, se lo condujo a Quito junto con varios tenientes. En enero de 1912 fueron bárbaramente asesinados y sus cadáveres incinerados por las turbas, agitadas por una oscura alianza de adversarios liberales y derechistas furibundos.
estuvo determinada por los intereses de la burguesía que ni pudo desmontar la estructura latifundista de la Sierra, ni abolir el poder regional terrateniente. Derrotado, pero no destruido en su base económica fundamental, el latifundismo cerró filas alrededor de la Iglesia católica. De este modo, el conflicto político se dio entre el Estado liberal, que expresaba los intereses de la burguesía y consolidaba su poder gracias al soporte del ejército y grupos medios, y la Iglesia católica, dirigida por el clero y la vieja aristocracia, respaldados por sectores artesanales organizados. El general Eloy Alfaro se había vuelto una figura legendaria del movimiento radical5 de junio de 1895. Como tal dirigió la campaña militar triunfante que instauró el liberalismo en el poder. Conforme las iniciales reformas fueron implantadas, los conflictos con la Iglesia arreciaron. La conspiración conservadora mantuvo en alerta al gobierno, empeñado en fundar centros de educación laica y construir el ferrocarril. En 1901 se patentizó la divdivisión liberal. El general Plaza, elegido presidente de la República, fue constituyendo su fuerza propia. El alfarismo tenía un sesgo popular, tanto que el placismo venía a ser la alternativa pro oligárquica.
Predominio plutocrático (1912-1924)
Luego de la fase revolucionaria, la etapa 1912-1925 fue de predominio de la oligarquía liberal. Pero al mismo tiempo se fueron incubando las condiciones que determinarían su caída. Primero se dio la revuelta en el medio rural de la Costa; luego, ya en los años veinte, estalló la agitación urbana. Los sectores medios, que habían crecido con la burocracia y el comercio menor, pugnaron por participar en el poder
El gobierno de José Luis Tamayo, alto representante de la plutocracia guayaquileña, coincidió con el agudizamiento de una crisis de la producción y exportación cacaotera. Como secuela de la depresión de posguerra registrada en los países capitalistas centrales, los precios del producto cayeron abruptamente en el mercado mundial y se dio una sobreproducción de fruta, al mismo tiempo que azotaron varias enfermedades y plagas. Por añadidura, las plagas destruyeron las plantaciones. De 1918 a 1923 el auge de exportación se vino abajo. Los comerciantes y banqueros usaron su control político para imponer medidas económico-monetarias que trasladaban el peso de la crisis a los trabajadore Cuando en 1924 llegó a la presidencia Gonzalo Córdova, la etapa finalizaba. El liberalismo había perdido su base popular, la reacción conservadora acumulaba fuerzas para lanzarse a la revuelta, la crisis económica no se superaba, el descontento estaba en todo lado. Córdova fue derrocado el 9 de julio de 1925 por un golpe de militares progresistas.
Un nuevo escenario.
Con la transformación de julio de 1925 se inició una etapa de dos decenios, signada por una crisis global. El descalabro de la producción y exportación cacaotera fue el detonante de una prolongada depresión económica que, al iniciar la década de los treinta, se agudizó por el impacto de la recesión del capitalismo internacional, se siguió exportando cacao pero se dio también una diversificación productiva, con los cultivos de café, arroz y caña de azúcar. Surgió una incipiente industrialización. Los lazos dependientes del Ecuador, cada vez más estrechos, ataban su suerte a la de los centros monopólicos. En ese marco, el control del poder de la burguesía comercial y bancaria se resquebrajó seriamente. El latifundismo serrano robustecido se lanzó a la lucha por retomar posiciones perdidas años atrás. Pero el resquebrajamiento del poder plutocrático se explica también por la presión que, “desde abajo”, ejercían nuevos grupos que reclamaban espacio dentro de la nueva escena social y política. Los sectores medios, robustecidos por la implantación del Estado laico, luchaban contra la dominación oligárquica prevaleciente, intentando ampliar su reducida cuota de poder político-burocrátic Por su parte, grupos de mujeres que denunciaban la explotación por partida doble, protestaron contra la discriminación social y política.
Desde mediados de la década de los veinte se produjo una reagrupación de las viejas fuerzas y la gestación de otras nuevas. Ahí podemos ubicar con propiedad el surgimiento de los modernos partidos políticos del Ecuador. La Asamblea reunida en 1923 estructuró a nivel nacional el Partido Liberal Radical. La Convención convocada en 1925 reconstituyó el Partido Conservador Ecuatoriano. En 1926 se fundó el Partido Socialista Ecuatoriano como una heterogénea y pionera fuerza de izquierda. En 1931 sufrió una primera división cuando el sector proestalinista se agrupó en el Partido Comunista.
Crisis e irrupción de las masas (1925-1947).
Las reformas fiscales limitaron el poder de la banca y centralizaron la dirección de la economía. Isidro Ayora, que tomó el poder en 1926, luego de dos gobiernos plurales, fue el ejecutor de las principales reformas, entre ellas la creación del Banco Central. Luego de que fuera nombrado presidente constitucional en 1928, gobernó por casi tres años, hasta que cayó en 1931, dejando al país debatiéndose en una compleja situación de inestabilidad. La Constituyente reunida en 1928 realizó importantes reformas legales, entre las que se cuenta haber establecido el voto de la mujer. En un momento de debilidad de la burguesía costeña, el latifundismo serrano se lanzó a la conquista del poder y logró el triunfo presidencial con Neftalí Bonifaz. Su descalificación por el Congreso provocó la llamada Guerra de los cuatro días (1932), en la que desempeño un destacado papel la Compactación Obrera, organización de artesanos controlada por la derecha En una nueva elección, la plutocracia guayaquileña reeditó sus viejos mecanismos de fraude electoral y llevó al poder a Martínez Mera, derrocado por un golpe parlamentario, cuyo protagonista principal fue José María Velasco Ibarra.
1933), Velasco era presidente y se iniciaba una etapa marcada por su presencia caudillista en la escena nacional. El velasquismo fue una nueva fórmula de alianza oligárquica que, intentando superar la disputa ideológica conservadora liberal, movilizaba una clientela de grupos medios y populares firmemente identificados con la electrizante figura del líder. El primer velasquismo, como casi todos los restantes, cayó estrepitosamente en su primer intento dictatorial (1935), dejando una vez más al país en manos del arbitraje militar. Federico Páez ejerció por dos años una dictadura civil (1935-1937) encomendada por los altos mandos castrenses, en la que luego de un fugaz intento progresista, ejerció una dura represión. Fue derrocado por el general Alberto Enríquez Gallo, que en el corto lapso que gobernó al país como jefe supremo (1937-1938) llevó adelante políticas nacionalistas y expidió el Código del Trabajo. a Asamblea Constituyente (1938), disuelta por el presidente que ella misma designó, Aurelio Mosquera Narváez, quien con esa medida intentaba parar la “amenaza izquierdista” y consolidar el poder en manos de la oligarquía liberal. A su muerte repentina le sucedió Carlos Alberto Arroyo del Río, máxima figura del liberalismo y representante de empresas capitalistas en el Ecuador, quien planificó desde el poder su elección como presidente constitucional en 1940, bajo el interinazgo de su coideario, Andrés Córdova.
Después de la derrota, el gobierno de Arroyo acentuó su carácter represivo, tornándose una estéril dictadura constitucional que no quiso ni supo aprovechar la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial para promover el desarrollo industrial y el crecimiento económico, como otros regímenes de América Latina. En 1944, Arroyo del Río cayó del poder ante una reacción popular masiva alentada por la Acción Democrática Ecuatoriana (ADE), una heterogénea coalición de socialistas, comunistas y conservadores que capitalizó el descontento popular. Llamado por el pronunciamiento, Velasco Ibarra volvió por segunda vez al poder. La llamada Gloriosa del 28 de mayo de 1944 fue un movimiento protagonizado por las masas populares que esperaban cambios radicales. Velasco manifestó al principio ciertas inclinaciones a la izquierda, pero éstas se desvanecieron cuando rompió la Constitución de 1945, preparada por una Asamblea Constituyente predominantemente progresista Luego de este paréntesis, en que nacieron y se consolidaron varias organizaciones populares como la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE) y se creó la Casa de la Cultura, volvió el caudillo a su “natural” alianza con la derecha, se proclamó dictador y convocó a una nueva Asamblea Constituyente en 1946, que lo ratificó en la Presidencia. Un militar lo derrocó en 1947, pero no pudo ejercer el poder, que pasó a manos de Mariano Suárez Veintimilla. En corto tiempo fue sucedido por Carlos Julio Arosemena Tola.
Una etapa de estabilidad (1948-1960)
La producción y exportación de un nuevo producto tropical, el banano, dio a la economía ecuatoriana una posibilidad de expansión que se reflejó no solo en la dinamización del comercio internacional, sino también en la apertura de nuevas fronteras agrícolas, el ascenso de grupos medios vinculados a la producción y comercialización bananeras, así como al servicio público y el comercio. La burguesía era la clase dirigente, pero cedía al mismo tiempo una importante cuota al latifundismo y a la pequeña burguesía urbana. En estas circunstancias, la estabilidad constitucional se mantuvo; tanto más que el crecimiento poblacional de la Costa y las ciudades, el control conservador de la mayoría del electorado había desaparecido. Los partidos políticos “tradicionales” (Conservador, Liberal y Socialista) vivieron una época de regularidad en su funcionamiento, pero al mismo tiempo tuvieron que habituarse a coexistir con nuevas fuerzas emergentes El liberalismo consolidó con el Partido Socialista la fórmula del “Frente Democrático”, lo que trajo, años después, la división de este último. En Guayaquil y otros lugares de la Costa creció el CFP, partido populista muy agresivo, integrado fundamentalmente por bases subproletarias. El gobierno de Galo Plaza (1948-1952) realizó un esfuerzo de modernización del aparato del Estado y de readecuación de la economía ecuatoriana a las condiciones de predominio de Estados Unidos que se consolidaba en la posguerra. El tercer velasquismo (1952-1956), que fue el único que el caudillo concluyó regularmente, desarrolló un plan de construcción vial y educativo, pero frustró una vez más a sus electores porque no desarrolló reforma importante alguna. La administración de Camilo Ponce (1956-1960), pese a que fue producto de un triunfo de la derecha tradicional, no pudo ser la vuelta al siglo XIX, sino que constituyó más bien un gobierno de tono liberal.
La cultura en medio siglo
El siglo XX en el Ecuador se inició con el auge de la polémica sobre el establecimiento del Estado laico. Fueron sus protagonistas, por parte del liberalismo, además del propio Don Eloy, Abelardo Moncayo, José Peralta, Roberto Andrade y Manuel J. Calle, entre otros. De otro lado, en una postura distinta a la de los jerarcas más tradicionalistas, dominó la escena de la reacción católica el arzobispo Federico González Suárez con sus discípulos, entre ellos Jacinto Jijón y Caamaño. En Cuenca, la gran figura de la tendencia fue el ensayista y poeta Remigio Crespo Toral. El debate sobre el laicismo se extendió toda la mitad del siglo XX y en él se comprometieron las figuras más destacadas del pensamiento ecuatoriano, transformándose en el eje de la contienda política. La educación pública laica creció y ganó prestigio. En la segunda década del siglo, se dieron atisbos de un pensamiento científico que se desarrolló bajo el influjo positivista. Se destacaron Belisario Quevedo, Alfredo Espinosa Tamayo y Julio Endara. En los años veinte se inició el florecimiento del pensamiento indigenista, cuyo principal representante fue Pío Jaramillo Alvarado. Tuvo también presencia el arielismo, cuyos máximos exponentes fueron Gonzalo Zaldumbide y José María Velasco Ibarra.
l socialismo tuvo un enorme impacto en el pensamiento y la cultura desde los años veinte. Bajo su influencia se dieron numerosos ensayos en el campo de la sociología y la pedagogía. Y también generó una corriente literaria de gran aliento, cuyos más importantes exponentes fueron los integrantes de la Generación del treinta Todo este desarrollo, junto con el boom de la literatura, se consolidó con la creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (1944) fundada por Benjamín Carrión, ensayista, crítico, biógrafo, narrador y gran suscitador. El principal impulso del pensamiento y el arte siguió viniendo de sectores de izquierda, que hallaron ese espacio de contestación y de protesta En la primera mitad del siglo XX también la sociedad y la vida cotidiana experimentaron sensibles transformaciones. Ciertos elementos de modernidad permearon las rígidas normas tradicionales. El cine, las vistas como se lo llamó al principio, se popularizó muy pronto. Los automotores fueron llegando a las ciudades. Los teléfonos eran utilizados cada vez por más gente. En los cambios, tuvieron mucha influencia los medios de comunicación. Los periódicos regularizaron su publicación y desde las primeras décadas circularon diarios en varias ciudades del país. Hasta mediados de siglo, ya la radiodifusión cubría las urbes
Ascenso del reformismo.
Desde los años sesenta hasta el fin de los setenta o inicios de los ochenta, se dieron profundas transformaciones de la sociedad ecuatoriana. No se trataba solamente de un cambio en el producto básico de exportación (banano por petróleo), sino de un agotamiento del modelo agroexportador y del surgimiento e inicial consolidación de un nuevo modelo de dominación. Un esfuerzo de modernización y racionalización de la estructura, acompañado de los consiguientes conflictos y tensiones sociales, fue la forma concreta que asumió este proceso en el que se produjeron significativas variaciones en la ubicación de los grupos sociales, al mismo tiempo que se definían cambios en las relaciones dependientes del Ecuador. Desde los años sesenta fue ganando impulso la integración latinoamericana. Su primer intento fallido fue la ALALC. En 1969, con la presencia de Ecuador, se fundó el “Pacto Andino”, que con logros y dificultades avanzó hasta fin del siglo y cambió de nombre y estructura en la Comunidad Andina, CAN. El cambio gestado en el agro, junto a un proceso de desarrollo industrial y el robustecimiento del capital financiero, marcaron la tónica del período. Las Fuerzas Armadas, a tono con el proceso de modernización y complejización del Estado, fueron desarrollando cierto espacio de autonomía en su acción política, que se expresó en sus dictaduras.
A inicios de los años sesenta, la protesta social se intensificó bajo condiciones de influencia internacional del triunfo de la Revolución Cubana y el ascenso de la lucha antiimperialista continental.Las fuerzas tradicionales, conservadurismo y liberalismo, empezaron, por su parte, a sufrir cuarteamientos. De este modo, dentro del aparato del Estado y en la escena política surgieron tendencias reformistas y modernizantes, que se consolidarían en los años seten a creciente urbanización; la difusión de medios de comunicación, entre ellos la radio hasta en alejados sectores rurales, y la televisión; el crecimiento significativo de la educación, son ejemplo de esto. Pero quizá el aspecto más visible fue el profundo cambio de la Iglesia católica, que fue abandonando su actitud apologética antiliberal y enfatizando en cuestiones sociales. Fue así como surgió una corriente de cristianos renovados y comprometidos con la lucha de los pobres, cuya máxima figura es monseñor Leonidas Proaño, quien tuvo que enfrentar la persecución de las dictaduras e inclusive de la propia jerarquía eclesiástica.
De la crisis al auge (1960-1979)
En las elecciones de 1960 Velasco Ibarra explotó el sentimiento antiimperialista y los deseos de cambio y logró un caudaloso triunfo, pero no pudo sostenerse en el poder Fue depuesto en 1961 y le sucedió constitucionalmente el Vicepresidente. El gobierno de Carlos Julio Arosemena (1961-1963) afrontó conflictos surgidos del intento por sofocar y aislar la campaña norteamericana anticomunista, histérica y virulenta, en la que el clero fue instrumento de las agencias de seguridad norteamericana. La Junta Militar de Gobierno (1963-1966) enmarcó su acción dentro de la tónica general impuesta por la influencia norteamericana en el subcontinente. Fue, por una parte, ferozmente anticomunista, como reacción al “peligro cubano”; por otra parte, buscó una modernización que readecuara al país, y especialmente sus sectores más tradicionales, a las nuevas condiciones del desarrollo capitalista. La Ley de Reforma Agraria, destinada a cambiar las relaciones precapitalistas en el agro, el crecimiento enorme de una tecnoburocracia pretendidamente apolítica, pero derechista pese a su estilo modernizante, son quizá los hechos fundamentales de un gobierno que, pese a todo, no logró ser sino parcialmente reformista Fruto de un acuerdo de notables fue el interinazgo de Clemente Yerovi, que duró justamente lo necesario para organizar una nueva Asamblea Constituyente. Reunida en 1966, eligió presidente interino a Otto Arosemena Gómez, cuyo gobierno representó una alianza de la vieja derecha con grupos de la oligarquía de vertiente más moderna, vinculados al comercio y la banca.
l Gobierno Nacionalista y Revolucionario de las Fuerzas Armadas, presidido por el general Guillermo Rodríguez Lara, comenzó en 1972, justo en el momento en que se abría la mayor expansión económica que registra la historia nacional. La exportación petrolera se inició en una coyuntura internacional de elevación sostenida de los precios de los hidrocarburos. Eso dio al gobierno recursos que nunca antes había manejado, y que fueron dedicados, a veces en forma superflua o mal planificada, al robustecimiento y modernización del Estado y el aparato productivo. El Ecuador ingresó a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) e impulsó el control estatal de la explotación y comercialización petrolera. En 1976, Rodríguez Lara fue sustituido por un Consejo Supremo de Gobierno que continuó el régimen militar, limitando sus políticas progresistas y llevando adelante actos de represión de los trabajadores, como el que devino en la masacre de los obreros del ingenio AZTRA en 1977. Al mismo tiempo, el gobierno contrajo agresivamente deudas externas que gravitarían en la economía nacional en años subsiguientes. En las elecciones de 1978 y 1979 triunfó sorpresivamente el binomio Jaime Roldós-Osvaldo Hurtado, de la alianza CFP-Democracia Popular.
Frente a esto se levantó un vigoroso movimiento de los pueblos indígenas, que en los noventa, además de reivindicar sus derechos colectivos, articuló la resistencia al neoliberalismo. Desde esos años, decenas de miles de ecuatorianos y ecuatorianas que buscaban trabajo emigraron del país a Norteamérica o a varios países de Europa. Los migrantes se convirtieron en actores fundamentales de la vida, especialmente de la economía del Ecuado
Al cabo de una década de dictadura, se podían observar cambios significativos en varios aspectos de la vida del Ecuador. La modernización se había acelerado y el capitalismo había penetrado profundamente en toda la estructura socioeconómica, acentuando la dependencia internacional del país La urbanización acelerada había generado grandes grupos de pobladores que se consolidaban como actores de la vida social ecuatoriana. El reagrupamiento de los grupos dominantes y la fuerza de la burguesía industrial y financiera, tenían como contrapartida un proceso de unificación de las centrales de trabajadores del país que convergieron en los setenta en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), activo promotor de la movilización y la protesta El eje definitorio de derecha- izquierda tradicional, se desplazó de la disputa sobre la confesionalidad del Estado, a los límites de acción de éste sobre la economía. Los viejos partidos entraron en crisis que precipitó su división y el surgimiento de nuevas fuerzas reformistas como Democracia Popular (DP) e Izquierda Democrática (ID), que ocuparon el centro político y crecieron significativamente
Del auge a la crisis (1979-2000)
Jaime Roldós inició en 1979 un gobierno de iniciativas progresistas, la fuerza del cambio a nivel interno y una imagen internacional de autonomía. Surgieron, sin embargo, dificultades desde el principio. El equipo de gobierno era muy heterogéneo y sus iniciativas reformistas desorganizadas; el Presidente se enfrentó a su partido, CFP, cuyo jefe, Asaad Bucaram, intentaba dirigir el país, y Roldós se quedó sin la mayoría parlamentaria. El Plan de Desarrollo no pudo ser aplicad
El gobierno mantuvo ciertos programas de desarrollo como la electrificación y la alfabetización, pero enfrentó la crisis tomando medidas que afectaban duramente los ingresos de la mayoría, cediendo a presiones de las élites y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Realizó la sucretización, un arreglo de la deuda externa de resultados desastrosos. La protesta social liderada por el FUT hizo tambalear al régimen, pero logró mantenerse, sin cambiar sus políticas. La oposición de derecha, agrupada en el Frente de Reconstrucción Nacional, ganó la elección de 1984 con su candidato León Febres Cordero, que en su gobierno aplicó medidas de corte neoliberal que incrementaron el poder de banqueros y exportadores, y reactivaron a los productores para la exportación Febres Cordero enfrentó a las demás funciones del Estado y a la oposición, que denunció numerosos hechos de corrupción gubernamental y violaciones a los derechos humanos. A base de actos de fuerza que muchas veces violaron la Constitución, el gobierno logró reprimir las protestas, pero no pudo parar una revuelta castrense encabezada por el general Frank Vargas. El gobierno perdió la elección parlamentaria de 1986, pero no varió su política económica.
En las elecciones de 1988 triunfó Rodrigo Borja, candidato de Izquierda Democrática, que llegó a dominar Ejecutivo, Congreso, Corte Suprema y organismos de control, pero no realizó los cambios socioeconómicos ofrecidos mantuvo las políticas de ajuste “gradualistas”. La deuda externa se incrementó y se dieron grandes alzas del costo de la vida. El gobierno logró romper el aislamiento internacional del país, anunció garantías para las libertades de expresión y los derechos humanos, y realizó programas como la alfabetización y una reforma fiscal. Desde 1990 el gobierno enfrentó la revitalizada oposición política y la protesta de trabajadores e indígenas. Estos últimos materializaron un levantamiento en 1990. El gobierno entregó tierras a indígenas de la Amazonía, pero virtualmente paralizó la Reforma Agraria en la Sierra y la Costa. Efectuó una activa campaña antiobrera y enfrentó escándalos por acusaciones de corrupción. Borja dio prioridad a la búsqueda de un acuerdo en el diferendo territorial con Perú, cuyo presidente visitó Ecuador descontento generalizado y negativa a las privatizaciones en una consulta popular. Para varias medidas recibió apoyo del PSC, pero éste enfrentó al vicepresidente de la República, Alberto Dahik y planteó su destitución. Esto provocó su renuncia y abandono del país.
n enero de 1995 el Perú atacó destacamentos ecuatorianos en la cabecera del río Cenepa, en la Amazonía. La comunidad nacional reaccionó con unidad y madurez. El presidente Durán Ballén tuvo una actitud firme pero abierta a un arreglo pacífico, con el reconocimiento de la vigencia del Protocolo de Río de Janeiro. Luego de varias semanas de enfrentamientos, en los que las Fuerzas Armadas defendieron exitosamente el territorio, se suscribió un acuerdo de paz y comenzó un proceso de arreglo definitivo.
1996 triunfó el candidato populista Abdalá Bucaram Ortiz (PRE), contra el favorito Jaime Nebot (PSC). Bucaram agudizó los conflictos regionales, exageró su estilo informal y arbitrario; se enfrentó a sectores empresariales, laborales, indígenas y grupos medios que, acusándolo de numerosos actos de corrupción, realizaron una protesta en febrero de 1997, que lo separó del poder. El Congreso nombró presidente interino a Fabián Alarcón Rivera quien, ratificado por una consulta popular, dirigió el país hasta agosto de 1998, en medio de circunstancias difíciles, como una aguda crisis fiscal provocada por el descenso de los ingresos petroleros; acusaciones de corrupción que determinaron la salida del Ministro de Gobierno, y la negociación del diferendo con el Perú que logró importantes avances.
10 de agosto de 1998, día en que se posesionó el nuevo presidente Jamil Mahuad Mahuad cerró un arreglo de paz con el Perú en 1998, que ratificó la frontera establecida en 1942 y sentó bases para el comercio, la navegación y la integración fronteriza. Este fue un paso histórico positivo. Pero se agudizó la crisis económica. En marzo de 1999 decretó un feriado bancario y una congelación de depósitos, afectando a cientos de miles de personas. Entregó sin beneficio para Ecuador, renunciando a la soberanía nacional, la base de Manta a fuerzas norteamericanas. Frente al descontrol económico y una inflación que llegó a más de 20.000 sucres por dólar, para evitar su caída, por presión de poderosos intereses decretó la “dolarización” de la economía nacional, sin estudios técnicos ni preparación. Se levantó una vigorosa reacción nacional. Con el apoyo de una movilización indígena y oficiales medios, depusieron a Mahuad el 21 de enero de 2000. Se proclamó una “junta” y después un triunvirato, que duró unas horas. Luego se posesionó del mando el vicepresidente Gustavo Noboa Bejarano.
Los últimos años.
Noboa propuso una política de apaciguamiento. Mantuvo la dolarización, se esforzó por bajar la inflación y realizó varias reformas presupuestarias y fiscales restrictivas, planteadas por el FMI, que requirieron del apoyo de la derecha en el Congreso, donde el gobierno no tuvo mayoría. Promovió, no sin fuertes cuestionamientos, varias negociaciones petroleras y la construcción del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP).
En 2002 ganó las elecciones el coronel Lucio Gutiérrez, líder del golpe de enero de 2000, con apoyo de su propio partido (PSP), Pachakutik y MPD. Desde su inicio, el gobierno se identificó con las políticas norteamericanas de Bush y apoyó al “Plan Colombia” del gobierno del vecino país. En pocos meses se alió al Partido Social Cristiano. El MPD y Pachakutik salieron del gobierno. En una favorable coyuntura económica por la elevación de los ingresos públicos, Gutiérrez aplicó políticas clientelares y promovió la división popular e indígena. A fines de 2004, aliado al PRE y al PRIAN de su adversario Álvaro Noboa, enfrentó a Febres Cordero y el PSC, cuyo predominio en el Congreso, Corte Suprema y otros organismos fue desmantelado mediante cuestionadas decisiones de una mayoría parlamentaria. Al inicio de 2005 Gutiérrez enfrentó creciente oposición. Un alzamiento masivo de Quito empujó a las Fuerzas Armadas a desconocer al gobierno y al Congreso a destituir al Presidente, reemplazado el 20 de abril por el vicepresidente Alfredo Palacio.
En la elección del 26 de noviembre de 2006 triunfó Rafael Correa, un candidato que prometió combatir el neoliberalismo y reformas radicales. Su gobierno se inició en medio de grandes expectativas, en enero de 2007. De inmediato presionó por la convocatoria a una consulta popular que resolvió la convocatoria a una Asamblea Constituyente, la que declaró en receso al Congreso Nacional. El gobierno logró una amplia mayoría en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente que se reunió en Montecristi y emitió una nueva Constitución, aprobada mediante consulta popular en 2008. En sus primeros años de administración Rafael Correa ha impulsado varias reformas de corte progresista, ha ampliado el sector público y ha enfrentado a varios sectores del poder tradicional. Desde fines de 2008, ha enfrentado una reducción de ingresos públicos por la baja de precios petroleros. El país ha sido sacudido por una crisis económica mundial.
Conciencia de la crisis
En medio de la elevación del clima contestatario de los años sesenta, alimentado por la influencia del triunfo cubano, se fue gestando una ruptura con las formas culturales tradicionales. El debilitamiento de las organizaciones de izquierda, dentro de la escena política nacional, en una coyuntura en la que el marxismo y el socialismo estaban en ascenso, las confinó en su accionar casi exclusivamente a los sindicatos universidad y otras instituciones de cultura. En los años setenta y ochenta, las formas más desarrolladas de la conciencia fueron las ciencias sociales. El pensamiento económico tuvo exponentes como el propio Aguirre y Germánico Salgado, en tanto que la sociología llegó a su madurez con el trabajo de ensayistas y pensadores de izquierda como Agustín Cueva. Las mujeres, al cabo de varias décadas de reclamo por mayor participación, han encontrado ciertos espacios en la producción cultural. Su contribución al sistema educativo es mayoritaria. A inicios del siglo XXI, la cultura ecuatoriana rica, compleja y diversa, ha expresado en muchos sentidos la aguda recesión, que han determinado la reciente historia nacional
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