Aventura de los galeotes

Aventura de los galeotes

Cuadro atribuido a Diego Velázquez, ilustraciones de Juan Aleu y Fugarull, Jules David y Stefan Mart

Pues, desa manera, aquí encaja la ejecución de mi oficio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables.

Advierta vuestra merced, que la justicia, que es el mesmo rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, sino que los castiga en pena de sus delitos.

¡Donosa majadería! ¡Bueno está el donaire con que ha salido a cabo de rato! (...) Váyase vuestra merced, señor, norabuena su camino adelante y enderécese ese bacín que trae en la cabeza y no ande buscando tres pies al gato

-Don Quijote de la Mancha- Primera parte, capítulo XXII

Cuanto más, señores guardas, que estos pobres no han cometido nada contra vosotros. (...) Pido esto con esta mansedumbre y sosiego, porque tenga, si lo cumplís, algo que agradeceros; y cuando de grado no lo hagáis, esta lanza y esta espada, con el valor de mi brazo, harán que lo hagáis por fuerza.

(...) don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaba venían hasta doce hombres a pie, ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas a las manos.

Quise tanto a una canasta de colar atestada de ropa blanca, que la abracé conmigo tan fuertemente, que a no quitármela la justicia por fuerza, aún hasta agora no la hubiera dejado de mi voluntad.

(...) estando ya enterado que don Quijote no era muy cuerdo, pues tal disparate había acometido como el de querer darles libertad, (...), comenzaron a llover tantas piedras sobre don Quijote, que no se daba manos a cubrirse con la rodela..