CUENTO EL PANDERO ROTO

Cuento

El pandero roto

Maestra Marisa

Cuento musical.

el pandero roto

en un cole no muy lejano...

Era la hora del recreo y todos, profesores y niños, salieron al patio, pero Anita, Martín y Lucas se quedaron escondidos en el baño y nadie les vio. Por fin solos, dejaron su escondite y cruzaron el pasillo hacia el aula de música.

Una vez dentro, cogieron los instrumentos y empezaron a tocarlos con todas sus fuerzas. ¡Qué alboroto! En medio de todo este jaleo se escuchó una voz que venía de un rincón de la clase:

Los tres niños dejaron de tocar y se quedaron inmóviles. ¿Quién había hablado? No había nadie más que ellos en el aula.

Los niños, temerosos, se acercaron sigilosamente al rincón de donde venía la voz y allí no había más que un viejo pandero roto que les dijo:

"No tengáis miedo,yo no me como a nadie"

"¡Si seguís tocando así, vais a romper todos los instrumentos!"

¡UN PANDERO QUE HABLA! -dijo Lucas muy sorprendido.

Y el pandero contestó: "Sí, ese soy yo... ¿veis que estoy todo roto y abandonado? Pues la culpa la tienen unos niños como vosotros que me tocaron tan, tan, tan fuerte que me rompieron. Ya nadie me hace caso, todos se han olvidado de mí porque no sueno"

los tres niños se miraron entristecidos... ¡Qué mal se habían portado! ¡pobre pandero!

deberíais tocar los instrumentos como os dice vuestra maestra, ¿probamos?

Toca el pandero fuerte, tócalo otra vez, y ahora tócalo suave que lo vamos a romper. Toca el bombo fuerte, tócalo otra vez, y ahora tócalo suave que lo vamos a romper. Toca las claves fuertes, tócalas otra vez, y ahora tócalas suave que las vamos a romper. Toca el plato fuerte, tócalo otra vez, y ahora tócalo suave que lo vamos a romper.

Pincha abajo para escuchar la canción:

Escuchar

Después de tocar los instrumentos como el pandero les había indicado, los tres amigos los ordenaron y guardaron. ¡Qué bonito suenan los instrumentos cuando los tocamos bien ¿verdad?

-dijo Martín.

¡vamos a contárselo a nuestros compañeros!

Pero a Anita se le ocurrió una idea:

¿Y si se lo llevamos al conserje para que lo arregle?

Y así fue como nuestro pandero roto dio una buena lección a esos niños tan curiosos y traviesos:

"Debemos tocar los instrumentos con mucho cuidado o se romperán y se quedarán en un rincón tristes y olvidados".

Por fin el pandero roto volvió a sonreir... Y colorado colorín, este cuento de Marisa llegó a su fin.

¡GRACIAS!

Para mis musiquitos-Maestra Marisa-