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TIPOS DE APEGO
Contenidos procedentes del Diplomado en Traumaterapia Infantil Sistémica. IFIV (Barcelona) Jorge Barudy , Maryorie Dantagnan y Jose Luís Gonzalo Marrodán
Índice
EL ESTILO DE APEGO SEGURO
EL ESTILO DE APEGO EVITATIVO
EL ESTILO DE APEGO ANSIOSO AMBIVALENTE
EL ESTILO DE APEGO DESORGANIZADO
EL ESTILO DE APEGO SEGURO
Se genera en contextos nutritivos y de buenos tratos. La interacción con el adulto se caracteriza por la sensibilidad, constancia y eficacia de su respuesta frente a las necesidades del niño/a, lo que hace que él o ella desarrolle confianza, tanto en la disponibilidad de la figura de apego como en su propia habilidad para influir en la interacción. En población normativa, el 62% de niños y niñas presenta apegos seguros. En población de niños maltratados, no llega al 10%.
EL ESTILO DE APEGO EVITATIVO
Es frecuente en contextos de violencia física y psicológica. En muestras normativas se ha encontrado un 15% de niños/as con un estilo de apego evitativo (Van Ijzendoorn, Schuelgen y Bakermans-Kranenburg, 1999). Esta prevalencia aumenta hasta un 23% en la población de niños víctimas de malos tratos. El cuidador/a muestra un comportamiento caracterizado por una falta de sensibilidad –receptividad emocional- que se expresa en una ausencia de respuesta, o una respuesta de rechazo u hostilidad. Cuando un bebé busca a su madre para satisfacer sus necesidades y aliviar sus temores y sus afectos negativos, y obtiene con regularidad una respuesta de rechazo, la estrategia que el bebé utilizará para conseguir la cercanía afectiva de su cuidadora será una estrategia evitativa: inhibir poco a poco su conducta de apego, de búsqueda de la proximidad, y la expresión de sus afectos.
EL ESTILO DE APEGO EVITATIVO
Hijo/a: El mundo tiene sólo un aspecto: lo físico, lo material, lo que se puede ver y medir. Mundo emocionalmente vacío Pobre mundo interno subjetivo (sueños, sentimientos, esperanzas)
Madre / Cuidador: • Dificultad para verse por dentro; sin introspección. • No hay intención de conocer el mundo interno del bebé.
• No percibe el displacer, no se muestra responsiva. • Fuerza a modificar o distorsiona el estado mental del bebé. • Hostilidad o rechazo.
Obvia, niega, disfraza o falsifica sus propias emociones.
Apego evitativo en bebés: 0-2 años
Alrededor de los dos años (fase del desarrollo que no ha podido ser precedida por el logro de la confianza durante su primer año de vida) puede darse una acentuación o inhibición de la autonomía. En ambos casos se trata de una autonomía basada en la evitación social y no en el apego seguro. Estos niños desarrollan, por tanto, una “seudoseguridad” como estrategia para protegerse del rechazo y del temor al abandono. Estudios consistentes en la medición de los niveles de cortisol libre en sangre en niños de 0-3 años expuestos a situaciones de estrés, se ha encontrado que los niños con estilo evitativo presentaban mayores niveles de cortisol libre que niños con estilo ansioso-ambivalente.
Apego evitativo en edad pre-escolar: 3-5 años
Acentuación o inhibición de la autonomía basada en la evitación social y no en el apego seguro. Inhibición de la expresión de los afectos. Paulatinamente, el niño/a desconectará de sus sentimientos de preocupación, de sus necesidades e incluso de su propia excitación. Así podremos observar manifestaciones de desconexión o disociación: el niño/a se muestra como ausente; aparta la mirada para evitar el contacto social. Las conductas de evitación son reemplazadas por una inhibición psicológica (Brandon, 1999) Esto se expresa a través del interés que van teniendo para ellos las actividades, las cosas, los objetos,… sobre las emociones o las relaciones. [Todo aquello que no entra en el ámbito emocional puede ir bien] “Buenos chicos”, colaboradores, perfeccionistas.
EL ESTILO DE APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE
Se produce con gran frecuencia en contextos de negligencia física y afectiva. En contextos desfavorecidos, de pobreza, de escasez de recursos. En muestras normativas, el 9% presenta un estilo ansioso-ambivalente (Van Ijzendoorn, Schuelgen y Bakermans-Kranenburg, 1999). La prevalencia sube hasta un 20% en niños víctimas de malos tratos. Los cuidadores de estos niños responden en ocasiones de forma adecuada a las necesidades y señales del niño/a, mientras que en otras lo hacen de forma inadecuada. Esta es la principal característica de la interacción del cuidador con el bebé: la falta de disponibilidad -receptividad emocional- que hace que los cuidados cotidianos del bebé sean incoherentes e inconsistentes, y por lo tanto impredecibles.
EL ESTILO DE APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE
La característica principal de este estilo de cuidado parental es la negligencia, tanto física como emocional. Como consecuencia, tanto las necesidades físicas como los estados emocionales del bebé pueden pasar desapercibidos al cuidador/a durante períodos considerables. Los cuidadores, al actuar de forma inconstante, se vuelven impredecibles en sus interacciones, que no son sincronizadas con las necesidades del bebé. Esta falta de sincronía les lleva a actuar, cuando se comunican con el bebé, de manera invasiva. Así, tienen momentos de intrusión que parecen invasiones emocionales del bebé cuando éste no está predispuesto. Esto se puede alternar con periodos en los que no se comunican con el bebé y lo ignoran.
EL ESTILO DE APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE
La estrategia adaptativa del niño/a para evitar la angustia que la impredecibilidad de su cuidador/a le genera será aumentar sus conductas de apego. El niño/a exagerará sus conductas de apego para aumentar la probabilidad de respuesta del cuidador/a. Así, insistirá en sus demandas, y en sus llamadas de atención y cuidado tales como llorar, gritar o jalear, hacer demandas constantes y pegarse a su madre.
EL ESTILO DE APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE
Estos niños/as tienen un agujero en el corazón que tratan de llenar desesperadamente haciendo cosas, actuando (“exageración de las conductas de apego”), que no resultan ni atractivas ni agradables para los adultos. Como consecuencia, en lugar de incrementar la probabilidad de respuestas adecuadas –de proximidad- de su figura de apego, la disminuyen.
EL ESTILO DE APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE
Este modelo de apego crea una sensación grande de inseguridad en el niño, y la vivencia de (1) una ansiedad profunda por ser amado y por ser lo suficientemente valioso/a (es decir, digno de ser amado, de ser “querible”), así como por (2) una gran preocupación por el interés y disponibilidad emocional de los otros hacia él o ella.
EL ESTILO DE APEGO ANSIOSO-AMBIVALENTE
Madre / Cuidador: • Historia de ambivalencia. • Ansiedad asociada a dar cuidados (las necesidades del otro están conectadas a la ansiedad)
Hijo/a: El bebé recibe el alimento o lo que necesita pero, junto a esto, absorbe todo el estado interno de ansiedad.
Esta ansiedad lo lleva a aumentar las conductas de apego hasta recibir una respuesta.
• Respuesta: no hay respuesta o es tardía (negligencia) • Escasa disponibilidad emocional.
• Implicación inconsistente, incoherente e impredecible. Sin sintonía emocional.
“Ilusión de alivio”
Apego ansioso-ambivalente en bebés: 0-2 años
No pueden internalizar la figura de apego como cuidadora, protectora. (La ausencia del cuidador/a es la inexistencia de esta figura, y su presencia no es suficiente) No hay conexión secuencial entre lo que el niño hace y la respuesta de la cuidadora. Dificultad para percibir cómo su conducta impacta en los demás. El niño no puede hacer predicciones. Por lo tanto, no puede organizarse. Dificultad en explorar y curiosear el entorno. Se prefiere la fusión relacional que la autonomía. Vivencia intensa de vacío afectivo, necesidad, rabia, frustración, resentimiento, miedo de abandono. Todo se mezcla y no se discrimina. Confusión. El dolor del abandono no da espacio a los procesos cognitivos.
Apego ansioso-ambivalente en edad pre-escolar: 3-5 años
A partir de los 4 años, uso de “estrategias coercitivas”: agresivas o de indefensión. Ambas cronifican la dependencia. Contexto escolar: dificultad en la atención y concentración, demandas constantes de ayuda. Socialmente difíciles: buscan la aprobación constante, rivalidad, celos, exclusividad, conductas impulsivas, posesividad.
EL ESTILO DE APEGO DESORGANIZADO
Los niños/as con apego desorganizado han vivido, en los primeros años de su vida, violencia física y verbal, ausencia prolongada de cuidados físicos y emocionales –negligencia extrema-, en ambientes caóticos y desestructurados. Normalmente, son padres con experiencias severamente traumáticas y/o pérdidas no elaboradas , que padecen toxicomanía y alcoholismo, o tienen trastornos mentales. Frecuentemente, los padres o cuidadores se sienten atemorizados por su hijo/a o presentan conductas atemorizantes hacia él. Con amenazas constantes de abandono.
EL ESTILO DE APEGO DESORGANIZADO
Madre / Cuidador: • Traumas no resueltos. • Aterrorizada frente a la incomodidad del bebé. • Aumenta la sensación de ser provocado, lo que termina en conductas violentas.
Hijo/a: Las neuronas espejo captan el terror y la rabia de la madre. Ve intención de ser dañado. Cesa la demanda Control Paradoja irresoluble: Quien se supone que me debe cuidar me aterroriza.
RABIA o TERROR
El yo se fragmenta: experiencias de disociación.
Apego desorganizado: puntos clave.
Los niños con apego desorganizado contienen en su manifestación externa elementos de los otros apegos inseguros (ambivalente y evitativo), sólo que no son capaces de organizar sus relaciones en una estrategia coherente y organizada. Es el estilo de apego en el que las estrategias defensivas del niño/a para hacer frente a las experiencias relacionales tempranas colapsan, por ser éstas tan caóticas y dolorosas. La vivencia de estos niños, lo que caracteriza su vida psíquica con padres cuyo estilo parental es violento, desconcertante, temible e impredecible, es una vivencia de terror, impotencia y falta absoluta de control sobre lo que ocurre. La necesidad de controlar la relación es el rasgo que define el estilo de apego desorganizado.
Apego desorganizado: puntos clave.
Representación de sí mismo: segregada, caótica, polifacética, inestable, sin permanencia. Representación de los otros: objetos para ser usados, inaccesibles, peligrosos, abusadores, impredecibles, cambiantes. Memoria traumática: trastorno de estrés postraumático, trastornos disociativos, trastornos de la memoria y la atención. La memoria traumática se gatilla en el presente, inundando las relaciones positivas, y mella su cuerpo, su percepción, sensación, conducta y emociones.
Apego desorganizado en bebés: 0-2 años
Se invisibilizará”, irrumpirá en estallidos de cólera y comportamientos demandantes. Puede irrumpir en el ambiente o paralizarse. No prevé el peligro. Conductas de auto-estimulación. Una conducta clásica de autoestimulación es el balanceo. Son niños/as con apego no selectivo. Conductas de exploración desorganizadas. No sabe cómo utilizar la figura de apego como fuente de seguridad y alivio de su conducta.
Apego desorganizado en pre-escolares: 3-5 años
De los 4 años en adelante desarrolla estrategias conductuales más organizadas, semejantes a otros estilos de apego o mezcla de varios.
Características en escolares: 6-12 años
Comportamiento superficial con desconocidos. Propensión a actuar con grandiosidad y hacer reclamaciones extravagantes. Agitación. Rechazo de contacto físico o contacto inadecuado o invasivo. Estallidos de cólera, rabia y violencia. Comportamientos oposicionistas o agresivos con pares o más pequeños. Culpabilizan a los que quieren ayudarles. Escaso contacto visual.