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Gabriela Mistral

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Gabriela Mistral

"El instinto de lo divino"

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Índice

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BIOGRAFÍA

EDUCACIÓN

MATERNIDAD

AMOR

01 Biografía

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Gabriela Mistral

Lucila Godoy Alcayaga, 1889-1957

Su vida

1901: Se traslada a vivir a La Serena donde frecuenta la casa de su abuela paterna.Con ella conoce los versos de David.

1889: Nace el 7 de abril en la casa de su abuela materna, en Vicuña. Hija de Juan Godoy (maestro de escuela) y Petronila Alcayaga (modista y bordadora).1892: Luego del abandono de su padre, Gabriela y su familia se trasladan a Montegrande, donde su hermana Emelina fue nombrada maestra en la escuela rural.

“Mi abuela se pasó por mi vida parece que sólo para cumplir este menester de proveerme la Biblia. Ella sería la criatura más penetrante que cruzó por mi vida chilena. Pasó de veras como un dardo de fuego, por la niñez mía”.

1904: Ingresa al campo de la enseñanza.

“Un valle cordillerano de Chile cubrió mi infancia: el Valle del Elqui es la cuchillada más estrecha con la que un viajero pueda encontrarse en cualquier país. Se camina por él como tocando con un costado un cerro y con el otro el de enfrente. Estoy segura de que las niñas de la escuela de mi hermana cogidas de la mano daban la anchura máxima del valle”.

“Empecé a trabajar en una escuela de la aldea llamada Compañía Baja a los catorce años, como hija de gente pobre y con padre ausente y un poco desasido. Enseñaba yo a leer a alumnos que tenían desde cinco a diez años y a muchachones analfabetos que me sobrepasaban de edad”

1905: Para seguir cursos regulares de profesora, intentó ingresar a la Escuela Normal de La Serena. Su solicitud fue rechazada por "las ideas socialistas y algo paganas" que publicaba en los periódicos de la región.

Valle del Elqui

1900: Lucila ingresó a la Escuela Superior de Niñas de Vicuña, donde permaneció sólo 4 meses hasta que fue expulsada.

“Nací en Vicuña, Chile, en 1889. Me crié en el campo hasta los 12 años. Ha persistido en mí la “ruralidad”, y sigo interesada en la escuela del campo, y hasta en la cuestión agraria. Empecé a enseñar como maestra rural, a la edad de 15 años, y tres años más tarde, pasé a la enseñanza Secundaria de Humanidades,

“La directora sabía que mi hermana era profesora y me daba todo el papel que yo quería ¿Para qué iba yo, entonces, a robarme el papel? Sin embargo fui acusada de ladrona. Yo, que era una niña puro oídos y sin conversación, no dije nada”.

Gabriela Mistral

Lucila Godoy Alcayaga, 1889-1957

1913: Le escribió a Rubén Darío, director de la revista "Elegancias" de París, solicitándole la publicación de dos de sus trabajos, un poema y un cuento. Se imprime en París El ángel guardián y La defensa de la belleza. Son sus primeras publicaciones en el extranjero.

donde como profesora primaria y directora he trabajado otros 15 años. No hice nunca estudios regulares, pero recibí el Título de la Universidad de Chile de manera extraordinaria, sin haber dado ninguna prueba. Mi padre y única hermana eran maestros”

1909: muere Romelio Ureta Carvajal, primer amor de Gabriela y quien la inspira a escribir sus Sonetos de la muerte.

El ángel guardiánEs verdad, no es un cuento: hay un Ángel Guardián que te toma y te lleva como el viento y con los niños va por donde van.

“Nos pusimos de novios; pero él no tenía dinero para tomar mujer. Un día me dijo que se iba al Norte a buscar trabajo en las minas para hacer dinero y regresar a buscarme para que nos casaramos. Aquella promesa constituye el recuerdo más dulce que tengo de él. Pero volvió al poco tiempo sin nada. Luego se enredó con una muchacha perteneciente a una familia que tenía humos de grandeza, y lo hizo llevar una vida cuyo tren él no podía seguir. Dejamos de vernos y de escribirnos”.

1914: Con Los Sonetos de la muerte obtiene la más alta distinción en el concurso Los Juegos Florales, celebrados el 12 de diciembre en Santiago, y donde Manuel Magallanes Moure fue Jurado. Con él mantuvo un amor epistolar por nueve años en que ella dedicó para él tiernos versos de amor puro e ideal.

1911: Fue designada profesora interina de Labores, Dibujo, Higiene y Economía Doméstica en el Liceo de Traiguén. Ese mismo año fue trasladada al Liceo Femenino de Antofagasta, como Profesora de Historia e Inspectora General. 1912: Fue nombrada Inspectora General y Profesora de Historia, Geografía y Castellano del Liceo de Niñas de Los Andes. Vivió en Coquimbito, sector aledaño a Los Andes.

“Es la hora en que yo miro caer la tarde,pero te miraré a ti,como se mira un cielo profundo y dulcísimo”

1918: Su amigo Pedro Aguirre Cerda la nombró profesora de Castellano y Directora del Liceo de Punta Arenas. Aquí comienza a escribir Desolación, libro que sería publicado años en 1922.

Gabriela Mistral

Lucila Godoy Alcayaga, 1889-1957

DesolaciónLa bruma espesa, eterna, para que olvide dónde me ha arrojado la mar en su ola de salmuera. La tierra a la que vine no tiene primavera: tiene su noche larga que cual madre me esconde.

“¡Mi México! El único que está en el corazón; mis indios de palabra sobria y donosa; mis niños de largo ojo oscuro, que me corrigen la pronunciación de una palabra azteca, mis mujeres de piel dorada y dulcísima” A modo de agradecimiento, el gobierno de México inauguró la escuela hogar "Gabriela Mistral", una de las más importantes de la capital azteca. Con respecto a su estancia en México, Gabriela dice: “Será en mí siempre un sereno orgullo haber recibido de la mano del Licenciado señor Vasconcelos el don de una escuela en México y la ocasión de escribir para las mujeres de mi sangre en el único período de descanso que ha tenido mi vida”

1920: Fue nombrada directora del Liceo de Temuco, ciudad donde conoce a Pablo Neruda, a la sazón un joven poeta de 16 años.

“Ella era muy imponente, uno no se atrevía a hablarle, pero yo la seguía por las calles de Temuco... Ella, desde la oscuridad de la dureza del paisaje de donde vino, llegó al más grande esplendor de la poesía universal” Pablo Neruda

1923: El Consejo de Instrucción Primaria, a propuesta del Rector de la Universidad de Chile, Gregorio Amunátegui, le concedió el título de Profesora de Castellano. 1924: Publicó Ternura, su segundo libro de poesía y que está dedicado íntegramente a los niños.

1921: Asume como directora del Liceo de Niñas No 6 recientemente fundado en Santiago. 1922: Viajó a México invitada por su ministro de Educación para colaborar la Reforma Educacional de ese país.

“He querido hacer una poesía escolar nueva, porque la que hay en boga no me satisface; una poesía escolar queno por ser escolar deje de ser poesía, que lo sea, y más delicada que cualquier otra cosa, más honda, más impregnada de cosas del corazón: más estremecida que el soplo del alma”

Gabriela Mistral a los 33 años de edad, época que pública "Desolación".

Gabriela Mistral

Lucila Godoy Alcayaga, 1889-1957

1938: Publica Tala, editada por Sur, que dirigía Victoria Ocampo, escritora y su amiga personal, destinando todas las ganancias a los niños vascos, víctimas de la Guerra Civil. 1939: Intelectuales latinoamericanos iniciaron la campaña para postularla al Premio Nóbel de Literatura.

1926: Se hizo cargo de su sobrino Juan Miguel, de sólo 9 meses de vida, hijo de su hermano Carlos Godoy, cuya esposa había fallecido. Gabriela fue legalmente la tutora del menor a quien llamaba cariñosamente Yin Yin. 1928: Fue delegada de Chile y Ecuador en el Congreso de Mujeres Universitarias en Madrid. 1929: El 7 de julio fallece su madre, Petronila Alcayaga de Godoy. 1931: La Universidad de Guatemala le concedió el grado de Doctor Honoris Causa. 1932: Es nombrada la primera mujer cónsul de Chile. Comienza sus labores en Nápoles, Italia; sin embargo, no ejerció su función por declararse antifascista. 1933: Es declarada Hija Adoptiva de la Isla de Puerto Rico. En julio es nombrada cónsul de Chile en Madrid, donde es rechazada por los conservadores de la época por sus críticas sociales. 1935: Es trasladada de Madrid a Lisboa. Durante ese periodo es nombrada Cónsul de Elección con carácter vitalicio.

«Voy a contar cómo surgió mi candidatura para el Premio Nobel. La idea nació de una amiga mía, Adela Velasco, de Guayaquil, quien escribió al extinto presidente de Chile, señor Aguirre Cerda, que fue compañero mío, y sin consultarme presentó mi candidatura. En este momento tengo también que recordar a Juana Aguirre, esposadel Presidente».

1943: Estando en París, se entera del suicidio de su hijo Yin-Yin, tristeza de la que nunca se recupera

“Querida mamá: Creo que mejor hago en abandonar las cosas como están. No he sabido vencer, espero que en otro mundo exista más felicidad.Cariñosamente, tu Yin Yin”

1945: El Embajador de Suecia en Brasil, le comunica oficialmente que se le había concedido el Premio Nóbel de Literatura, siendo el primer escritor de América Latina en recibir esta distinción.

Gabriela Mistral

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Lucila Godoy Alcayaga, 1889-1957

El 10 de septiembre recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Chile, siendo la primera persona en recibir esa distinción. A su regreso a Nueva York, en octubre, la Universidad de Columbia le concedió el doctorado Honoris Causa. La Editorial del Pacífico publicó en Santiago su libro Lagar. 1957: Muere en el Hospital de Hempstead en Nueva York a causa de un cáncer de páncreas, el 10 de enero de 1957, a los 67 años. En su testamento, estipuló que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur debía destinarse a los niños pobres de Montegrande, donde pasó sus mejores años de infancia.

1946: Recibió en París la condecoración con grado de Chevallier de la Legión de Honor. En Italia, la Universidad de Florencia le otorgó el grado académico Doctor Honoris Causa. Conoció a Doris Dana, amiga y secretaria que la acompañó hasta sus últimas horas de vida. 1947: Emelina Molina, su hermana materna, falleció en Chile el 27 de marzo en La Serena. 1951: En Chile obtuvo el Premio Nacional de Literatura. 1952: Estudió geografía, flora y fauna de Chile, preparando su última obra: El Poema de Chile. 1953: Participó en la Asamblea de las Naciones Unidas, en representación de Chile, intervino en la comisión Condición Jurídica y Social de la Mujer. 1954: En septiembre viajó a Chile, invitada por el Presidente de la República, Carlos Ibáñez del Campo. Se le rindió un homenaje oficial y le habló al pueblo chileno desde los balcones del Palacio de La Moneda. Visitó por última vez su ciudad natal y el Valle de Elqui. El alcalde de la comuna de Vicuña, don Guillermo Reyes Ugarte, la nombró hija Predilecta de la ciudad.

“Ya me voy porque me llama un silbo que es de mi Dueño Yo bajé para salvar a mi niño atacameño Sentí el aire, palpé el agua y la Tierra Y ya regreso Ya me llama Aquel que es mi Dueño”

Gabriela Mistral junto al Ministro Enrique Gajardo Villarroel durante la Ceremonia de entrega de los Premios Nobel 1945.

02 EDUCACIÓN

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No vine de la academia: vine de mi corazón

La inspiración de su vocación fue su hermana Emelina, quien la llevaba como ayudante o acompañante a todas sus clases. Sin ningún título, Lucila comienza a ejercer desde los 15 años como maestra rural, en pequeñas escuelas que carecían de profesores. Buscó materiales adecuados para que sus alumnas pudieran amar las palabras como ella aprendió. Pero las poesías escolares le parecían básicas, y sobre todo, que subestimaban la inteligencia de los niños. Lucila se declara enemiga de la “pedagogía pura” y las teorías educativas, pues ella se hizo maestra siguiendo a una maestra, y no sus teorías.

Pero no tener título le pesó muchas veces públicamente, siendo cuestionada por no ejercer con un título universitario.Estando en México, y terminando su carrera como maestra, recibe la noticia por telegrama, de haber recibido el título de Profesora de Estado por la Universidad de Chile de manera honorífica. Gabriela comenta que este título llega justo cuando ella no lo necesita, y que será motivo peor para los comentarios de quienes la cuestionaban. Para enseñar, no se necesita de la academia sino del amor al conocimiento y a las personas, este amor que nace de corazón

“Mi hermana fue toda su vida una maestra de índole espiritual con una abnegación que en su madurez tocó los lindes de la santidad. Yo la tengo pintada en «La maestra rural» pero como es natural no podía alabar así a una hermana y la disfracé al final del poema. La maestra que he pintado allí me la dio ella a lo largo de mi infancia con sólo haberla visto vivir”

“Preferiría que me dejen libre de las instituciones que no me apreciaron y por las cuales no tuve aprecio”.

“Me lapidan por la culpa de entrar a una escuela a enseñar sin haber pasado por una escuela grande donde deben fabricarse los profesores. Pero yo no vine de ahí. Vine de otra parte. Vine de mi corazón. En primer término de mi corazón lleno de ansia de darse (...) Me quitarán esta casa, diez salas, 300 butacas. La escuela no me la pueden quitar. Porque enseñaré en cualquier parte. Donde quiera tendré discípulas, hasta que Dios lo quiera: me importa solo Él”

“Muchas de las cosas que hemos menester tienen espera: el Niño no, no. Él está haciendo ahora mismo sus huesos, criando su sangre y ensayando sus sentidos. A él no se le puede responder: “Mañana”. Él se llama “Ahora” .

Ser maestro: oficio divino

"Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con actitud, el gesto y la palabra" ... “El maestro verdadero tendrá siempre algo de artista; no podemos aceptar esa especie de “jefes de faena” o de “capataz de hacienda” en que algunos quieren convertir al conductor de los espíritus”

El lenguaje del maestro muestra la belleza y la verdad de las cosas: Gabriela descubre que su vocación es ser maestra, y que esta vocación es oficio divino. Su religiosidad está unida a su trabajo, y es una convencida de que la presencia de Cristo está impregnada en todas las cosas, y por esto, hay que enseñar la Belleza que es una forma de percibir más inmediatamente a Dios.

“Maestro, enseña con gracia. Sin hacerte un retórico, procura dar un poco de belleza en tu lección de todos los días (mira que Cristo no divorció la hermosa intención de verdad del deseo de hermosura y gracia verbal). Cuando descuidas tulenguaje, robas algo a la verdad que enseñas: le robas atractivo sobre los niños, le robas dignidad”

Gabriela Mistral junto a sus compañeras de curso y su hermana Emelina Molina Alcayaga.

“La enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta de buscar a Dios; pero es también la más terrible en el sentido de tremenda responsabilidad”

La oración de la maestra

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra. Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes. Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé. Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más. Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él. Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu coro de niños descalzos. Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida. ¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones. Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana. Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora. Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando! Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas. Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.

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Decálogo de la maestra

1. Ama. Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños. 2. Simplifica. Saber es simplificar sin quitar esencia. 3. Insiste. Repite como la naturaleza repite las especies hasta alcanzar la perfección. 4. Enseña con intención de hermosura, porque la hermosura es madre. 5. Maestro, sé fervoroso. Para encender lámparas basta llevar fuego en el corazón. 6. Vivifica tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser. 7. Acuérdate de que tu oficio no es mercancía sino oficio divino. 8. Acuérdate. Para dar hay que tener mucho. 9. Antes de dictar tu lección cotidiana mira a tu corazón y ve si está puro. 10. Piensa en que Dios te ha puesto a crear el mundo de mañana.

Gabriela Mistral en el Liceo de Niñas N° 6, Homenaje ofrecido por el Profesorado y alumnado, en Santiago 24 de mayo de 1938. -Editor:Foto Steiner, 1938

03 MATERNIDAD

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“Yo debo a las madres sus cantos”

MeciendoEl mar sus millares de olas mece, divino. Oyendo a los mares amantes, mezo a mi niño. El viento errabundo en la noche mece los trigos. Oyendo a los vientos amantes, mezo a mi niño. Dios Padre sus miles de mundos mece sin ruido. Sintiendo su mano en la sombra mezo a mi niño.

Gabriela ve en la maternidad la metáfora de Dios que contiene al mundoen sí y lo hace nacer. Siempre admiró a la madre humilde, trabajadora y, a través de ella percibe la mano Divina. Sin ser nunca madre biológica, se considera madre espiritual, encargada de mecer y “apacentar a los niños del mundo” Mientras era Directora del Liceo de Temuco,vio en la calle una escena que la conmovió. Una mujer embarazada fue acosada por un hombre. Ella se indigna y entristece. Siendo testigo de esta escena, decide escribir a las madres, y a quienes no lo son, para que perciban qué significa para el mundo la maternidad:

“Es una de nosotras quien debe decir (ya que los hombres no lo han dicho) la santidad de este estado doloroso y divino. Si la misión del arte es embellecerlo todo, en una inmensa misericordia, ¿por qué no hemos purificado, a los ojos de los impuros, esto?Y escribí los poemas que preceden, con intención casi religiosa... Aquí quedan, dedicados estos versos a las mujeres capaces de ver que la santidad de la vida comienza en la maternidad, la cual es, por lo tanto, sagrada. Sientan ellas la honda ternura con que una mujer que apacienta por la tierra los hijos ajenos, mira a las madres de todos los niños de mundo”

“Nunca tendré a un hijo sobre mis rodillas. No me heriré la carne para mostrar un hijo a la luz, como la fruta muestra supulpa sonrosada. Sin embargo, soy la que ha cantado canciones para mover las cunas mansamente y, una vez pasando por un camino del campo, un niño de pecho lloraba en un cuarto cerrado. Empujé la puerta, llegué hasta el niño y apegado a mí, lo hice dormir con un estribillo”

“Yo debo a las madres sus cantos”

La noche

Velloncito de mi carne, que en mi entraña yo tejí, velloncito friolento, ¡duérmete apegado a mí! La perdiz duerme en el trébol escuchándole latir: no te turben mis alientos, ¡duérmete apegado a mí!

Apegado a mí

Porque duermas, hijo mío, el ocaso no arde más: no hay más brillo que el rocío, más blancura que mi faz. Porque duermas, hijo mío, el camino enmudeció: nadie gime sino el río; nada existe sino yo.

Se anegó de niebla el llano. Se encogió el suspiro azul. Se ha posado como mano sobre el mundo la quietud. Yo no sólo fui meciendo a mi niño en mi cantar: a la Tierra iba durmiendo el vaivén del acunar...

Hierbecita temblorosa asombrada de vivir, no te sueltes de mi pecho: ¡duérmete apegado a mí! Yo que todo lo he perdido ahora tiemblo de dormir. No resbales de mi brazo: ¡duérmete apegado a mí!

“Pienso que yo debo a las madres sus cantos, otras cuatro estrofas con que yo devuelva aquellas que caían dulces y mansas como la claridad de la luna sobremi cuna. Todos los niños de otras tierras las tienen, ingenuas y otras bellísimas, pero las tienen. La canción de cuna debe ser como la gota de agua, divina en su simplicidad. Ligera como el rocío que no alcanza a doblar la hierba”

Gabriela Mistral recibe el cariño de los niños.

La misión de la madre: entender la Eternidad

“Los versos del libro “Desolación”, muestran la misión de la madre, que no necesita lecciones sobre lo Eterno, pues lo reconoce desde el vientre. El hijo se vuelve parte de sus entrañas y le enseña el “para siempre” de la maternidad. Ella lo percibe especialmente en la madre pobre, que ofrece al hijo el mundo sin poseerlo.

“Una pobre mujer se incorpora por la maternidad a la vida sobrenatural y no le cuesta -¡qué va a costarle!- entender la eternidad: el hombre puede ahorrarle la lección sobre Lo Eterno, que ella lo vive en su loca pasión. En donde esté, viva o muerta allá seguirá haciendo su oficio, que comenzó en un día para no parar nunca”

Canción Amarga ¡Ay! juguemos, hijo mío, a la reina con el rey! Este verde campo es tuyo ¿De quién más podría ser? Las oleadas de la alfalfa para ti se han de mecer. Este valle es todo tuyo ¿De quién más podría ser? Para que los disfrutemos los pomares se hacen miel. ¡Ay! ¡No es cierto que tiritas como el Niño de Belén y que el seno de tu madre se secó de padecer! El cordero está espesando el vellón que he de tejer, y son tuyas las majadas. ¿De quién más podrían ser? Y la leche del establo que en la ubre ha de correr, y el manojo de las mieses ¿de quién más podrían ser? -¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey!

El Dolor Eterno “Palidezco si él sufre dentro mí; dolorida voy de su presión recóndita, y podría morir a un solo movimiento de éste que está en mí y a quién no veo. Pero no creáis que únicamente me traspasará y estará trenzando con mis entrañas mientras lo guarde. Cuando vaya libre por los caminos, aunque esté lejos, el viento que lo azote me rasgará las carnes y su grito pasará también por mi garganta. ¡Mi llanto y mi sonrisa comenzarán en tu rostro, hijo mío!”

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Yin Yin: “La llama dulce de mi vida”

“Espíritu Santo, rasgad las tinieblas en torno de Juan Miguel si lo rodean aún Esclarecedlo de una vez y dejad su alma a salvo de todo error y de toda caída ... Virgen María, Madre de los niños que corren los valles y de los otros que murieron en su flor: Busca a Juan Miguel, búscalo y dale la mano Dios Padre, sustentador del mundo, salvad a Yin Yin ... María, Madre de Jesucristo Nuestro señor: Juan Miguel necesita de ti. Ve a su encuentro, ayuda su timidez y su temor. Consiente que él te busque y déjalo contigo cuanto te sea dable. Dale tu rostro, tu acento, tu respuesta. Tenle amor, cóbrale amor, aplaca su deseo de compañía y de amor”.

“Nuestro amor alcanza a todos los mundos, niñito mío. El amor nuestro quiere abrazar todo lo creado”

En 1925, mientras Gabriela Mistral vivía en Francia, nace Juan Miguel Pablo Godoy Mendoza, hijo de Carlos Godoy, medio hermano de la poetisa. La madre de Juan muere tras el parto, y el hermano de Gabriela le pide cuidar a su hijo por un tiempo indeterminado. Ella acepta con la condición de ser su madre para siempre, y comienza a llamarlo “Yin Yin”, que en lengua hindú significa “fiel”.Junto a Palma Guillén, asumen el cuidado de este niño, quien se vuelve un buen lector y compañero de los innumerables viajes de Gabriela. En 1940, en pleno tiempo de Guerra, Yin Yin comienza a hacerse cercano al fascismo, cosa que Gabriela no soportó, y decide trasladarse a Brasil. Juan Miguel nunca se acostumbró a dejar Europa, y comienza a vivir una fuerte depresión, de la que Gabriela se culpa por haberlo hecho vivir una “vida errante”. A los 18 años, Yin Yin se suicida, causando la tristeza más grande de la vida de su madre, de la que nunca se recupera.

Gabriela Mistral y Juan Miguel Godoy (Yin Yin) en Europa.

04 AMOR

Empezar

¡Se parecen tanto el rezar y el querer intenso!

No me toques, por tanto. Mentiría al decir que te entrego mi amor en estos brazos extendidos, en mi boca, en mi cuello, y tú, al creer que lo bebiste todo, te engañarías como un niño ciego. Porque mi amor no es sólo esta gavilla reacia y fatigada de mi cuerpo, que tiembla entera al roce del cilicio y que se me rezaga en todo vuelo. Es lo que está en el beso, y no es el labio; lo que rompe la voz, y no es el pecho: ¡es un viento de Dios, que pasa hendiéndome el gajo de las carnes, volandero!

Los amores de Lucila fueron siempre incomprendidos. Ella tenía ansia de un amor puro y totalizante, que no pudo encontrar en ningún hombre de los que ella amó. Sentía que el acercamiento del cuerpo era la primera forma de quitar al amor su dimensión de perfección ideal.

Íntima Tú no oprimas mis manos. Llegará el duradero tiempo de reposar con mucho polvo y sombra en los entretejidos dedos. Y dirías: -"No puedo amarla, porque ya se desgranaron como mieses sus dedos". ... Y dirías: -"La amé, pero no puedo amarla más, ahora que no aspira el olor de retamas de mi beso". ...

¡Se parecen tanto el rezar y el querer intenso!

Los amores de Lucila fueron siempre incomprendidos. Ella tenía ansia de un amor puro y totalizante, que no pudo encontrar en ningún hombre de los que ella amó. Sentía que el acercamiento del cuerpo era la primera forma de quitar al amor su dimensión de perfección ideal.

Balada

Él besó a la otra a orillas del mar; resbaló en las olas la luna de azahar. ¡Y no untó mi sangre la extensión del mar! Él irá con otra por la eternidad. Habrá cielos dulces. (Dios quiere callar) ¡Y él irá con otra por la eternidad!

Él pasó con otra; yo le vi pasar. Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros le vieron pasar! Él va amando a otra por la tierra en flor. Ha abierto el espino; pasa una canción. ¡Y él va amando a otra por la tierra en flor!

Retrato de Romelio Ureta Carvajal, amigo de juventud de Gabriela Mistral, quien inspiró los "Sonetos de la Muerte".

“Una noche estaba sentada en un sofá y de pronto tuve la extraña sensación de un peso que caía a mi lado y de ese ronquido típico de la agonía. Yo pensé que algo le había ocurrido a mi madre. Al día siguiente me comuniqué por teléfono con mi hermana, pero ella me aseguró que todo estaba bien. Solo al otro día cuando llegó el periódico, me enteré de la noticia de que Romelio se había suicidado”

“...pero volvió al poco tiempo sin nada. Parece que le fue mal. Luego se enredó con una muchacha perteneciente a una familia que tenía humos de grandeza, y lo hizo llevar una vida cuyo tren él no podía seguir. Dejamos de vernos y de escribirnos...”

¡Se parecen tanto el rezar y el querer intenso!

“Los sonetos de la muerte narran una historia real. mi producción de ese periodo no se nutre de fantasía sino de realidad”

Los sonetos de la muerte (I)

Del nicho helado en que los hombres te pusieron, te bajaré a la tierra humilde y soleada. Que he de dormirme en ella los hombres no supieron, y que hemos de soñar sobre la misma almohada. Te acostaré en la tierra soleada con una dulcedumbre de madre para el hijo dormido, y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna al recibir tu cuerpo de niño dolorido. Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas, y en la azulada y leve polvareda de luna, los despojos livianos irán quedando presos. Me alejaré cantando mis venganzas hermosas, ¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna bajará a disputarme tu puñado de huesos!

Gabriela Mistral escribiendo

“Con “Los Sonetos de la Muerte”, Gabriela gana los “Juegos Florales, una celebración tradicional de primavera que mantuvo por muchos años la Universidad de Chile, y cuya principal atracción era el certamen literario, que en esta ocasión, tuvo como uno de sus jurados al poeta Manuel Magallanes Moure, de quien ella se enamora, y con quien mantendrá correspondencia amorosa.

El que ama, se parece mucho al que cree...

“Alguna vez he pensado en mandarte un retrato mío en que esté parecida (porque el que tú conoces es muy otro) ¡pero eso es ineficaz ! Tu imaginación siempre pondría luz en los ojos, gracia en la boca. Y algo más : lo que más ha de disgustarte en mí, eso que la gente llama el modo de una persona, no se ve en un retrato. Soy seca, soy dura y soy cortante. El amor me hará otra contigo, pero no podrá rehacerme del todo”

La correspondencia con Manuel Magallanes duró nueve años, en que ella le ruega que el amor que mantienen no sea físico sino ideal, pues percibe con dramatismo que el amor “es otra cosa”. Cuando él le pide encontrarse con ella a solas para engañar a su esposa, Gabriela siente una de las mayores decepciones de su vida, e intuye que nunca podrá ser amada de manera pura. Ella compara a la fe con el amor, e insiste en que su única belleza, consistirá en ser verdaderamente amada.

Vergüenza

“Manuel, Ud. que sabe del amor en todo lo que vive, habrá sentido que el estado de simpatía es una felicidad. (Puede llegar al éxtasis). Bueno; este estado de fe al que le he aludido se parece mucho a ese estado de arrobo que da ese amor. De ahí que el que ama se parezca mucho al que cree y de ahí que la fe pueda llenar el sitio que el amor debió llenar en un alma (...). ¡Se parecen tanto el rezar y el querer intenso!”

Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa como la hierba a que bajó el rocío, y desconocerán mi faz gloriosa las altas cañas cuando baje al río. Tengo vergüenza de mi boca triste, de mi voz rota y mis rodillas rudas. Ahora que me miraste y que viniste, me encontré pobre y me palpé desnuda. Ninguna piedra en el camino hallaste más desnuda de luz en la alborada

que esta mujer a la que levantaste, porque oíste en su canto, la mirada. Yo callaré para que no conozcan mi dicha los que pasan por el llano, en el fulgor que da a mi frente tosca y en la tremolación que hay en mi mano... Es noche y baja a la hierba el rocío; mírame largo y habla con ternura, ¡que ya mañana al descender al río la que besaste llevará hermosura!

Manuel Magallanes

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...todo daña al amor, excepto Él mismo

Su deseo de total amor, fue expresado en cada rincón de la poesía, en cada carta escrita con el más intenso ruego por un amor definitivo, ansioso de lo divino, incomprendido hasta por sus más fieles y cercanos.

“A mi edad, se sabe una cosa que los jóvenes parecen ignorar: que es preciso vivir la dicha hasta que ella se va o se agota; que es estúpido abandonarla por lo que sea: negocios, cortesías familiares,turismo, etc. Que lo divino no se ha de romper, quebrar,postergar. Porque todo daña al amor, excepto Él mismo.Todo es duro, agrio e insípido, tonto y robado menos Él mismo. Todo es basura, desperdicio, chatez, vulgaridad, plebe, menos Él mismo. Ojalá, si eso divino dura en ti, tú te aprendas esto. Es lo único que te falta entender a ti, que entiendes de este mundo casi todo, querida Doris, espíritu de sutileza” Carta de Gabriela a Doris Dana

Gabriela Mistral junto a Doris Gana

05 FE

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“Mis grandes amores son mi fe, la tierra y la poesía”

“Soy cristiana de democracia total. Creo que el cristianismo, con profundo sentido social, puede salvar a los pueblos. He escrito como quien habla en la soledad, porque he vivido muy sola en todas partes. Mis maestros en el arte y para regir la vida son la Biblia, Dante, Tagore y los rusos. Mi patria es esta grande que habla la lengua de Santa Teresa, de Góngora y de Azorín”

Su abuela paterna será quien la educa en la fe, y que la introduce al mundo de los salmos, considerados por Gabriela las palabras más preciosas jamás dichas por el ser humano. Después de la Biblia, sólo Dante se acerca a la pureza del lenguaje, según sus propias palabras. Gabriela reconoce que el centro de su fe, y de su palabra, nacen de esta herencia que su abuela le deja:

“Yo rezo con la Biblia. Les voy a explicar a qué se debe esto. Mi abuela estaba sentada en un sillón rígido, y yo me sentaba en una banqueta de mimbre. Ella me alargaba su Biblia, muy vieja y ajada, y me pedía que le leyera. Siempre me la entregaba abierta en el mismo sitio, en los Salmos de David. Durante años leí y releí aquellos versos maravillosos. Al comienzo, sin entender lo que decían repitiendo como loro, pero después sentí que se infiltró en mi espíritu... a esto se debe, quizás, que mis versos tengan cierto sabor bíblico”

Retrato de Isabel Villanueva, abuela paterna de Gabriela Mistral.

“Mis grandes amores son mi fe, la tierra y la poesía”

“Soy cristiana de democracia total. Creo que el cristianismo, con profundo sentido social, puede salvar a los pueblos. He escrito como quien habla en la soledad, porque he vivido muy sola en todas partes. Mis maestros en el arte y para regir la vida son la Biblia, Dante, Tagore y los rusos. Mi patria es esta grande que habla la lengua de Santa Teresa, de Góngora y de Azorín”

Su abuela paterna será quien la educa en la fe, y que la introduce al mundo de los salmos, considerados por Gabriela las palabras más preciosas jamás dichas por el ser humano. Después de la Biblia, sólo Dante se acerca a la pureza del lenguaje, según sus propias palabras. Gabriela reconoce que el centro de su fe, y de su palabra, nacen de esta herencia que su abuela le deja:

“Yo rezo con la Biblia. Les voy a explicar a qué se debe esto. Mi abuela estaba sentada en un sillón rígido, y yo me sentaba en una banqueta de mimbre. Ella me alargaba su Biblia, muy vieja y ajada, y me pedía que le leyera. Siempre me la entregaba abierta en el mismo sitio, en los Salmos de David. Durante años leí y releí aquellos versos maravillosos. Al comienzo, sin entender lo que decían repitiendo como loro, pero después sentí que se infiltró en mi espíritu... a esto se debe, quizás, que mis versos tengan cierto sabor bíblico”

Retrato de Isabel Villanueva, abuela paterna de Gabriela Mistral.

“Mis grandes amores son mi fe, la tierra y la poesía”

Cristo del Calvario

La religiosidad de Gabriela es cambiante, flexible y ecuménica. Estudia el budismo, el taoísmo y reconoce el valor en las religiones del mundo. Sin embargo, reconoce a Cristo como el centro de todas las cosas, y de su religiosidad. En 1925 se reconoce públicamente católica, esto le cuesta perder algunos amigos que, según ella, “no deben haber sido mis amigos, para que me dejen con tanta facilidad”. Aclara que no se unirá a los conservadores, que la única medida de las cosas es Cristo, y que el dolor de la vida no tiene otro sentido más que entrar en Su casa.

En esta tarde, Cristo del Calvario, vine a rogarte por mi carne enferma; pero, al verte, mis ojos van y vienen de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza. ¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados? ¿Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas? ¿Cómo explicarte a ti mi soledad, cuando en la cruz alzado y solo estás? ¿Cómo explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón? Ahora ya no me acuerdo de nada, huyeron de mí todas mis dolencias. El ímpetu del ruego que traía se me ahoga en la boca pedigüeña. Y sólo pido no pedirte nada, estar aquí, junto a tu imagen muerta, ir aprendiendo que el dolor es sólo la llave santa de tu santa puerta. Amén

Cristo del Calvario Diego Velázquez, 1632. Óleo sobre lienzo

“...Que no nos canse la Belleza”

La vida de San Francisco fue una ayuda para Gabriela, que la hizo comprender el sentido del dolor. Esto se muestra en los diversos poemas publicados entre el 1923, y 1926 en el diario El Mercurio, los cuales fueron recopilados años después de su muerte en el libro Motivos de San Francisco.

- “Aprende a perder”, dice Francisco. -Enséñame la fácil alegría que baja sólo con mirar el cielo abierto, la alegría que nada cuesta porque va pasando en el viento; alegría de ver amanecer, mirando cómo crece la rosa de la mañana en unos instantes de silencio sobre la colina, mirando cómo la crudeza del mediodía va suavizándose hasta tener las violetas tan tiernas de la tarde y cómo la noche se va espesando en una felpa profunda hasta ser densa, densa” . “-Enséñame ... aquella durable alegría que viene de que no nos canse la belleza, grande, y que nos conmueva la pequeña. Yo quiero que el rostro que amo no me fatigue, que el libro que leo no se me haga costumbre. Y hazme hallar hermosura en los menudos objetos que me rodean; la taza clara como un lirio donde bebo mi leche, esta maceta de hojitas tiernas que crece junto con mi día, esta lámpara tan viva que me alumbra.”

“Cuando el mundo repentinamente se endurece y se torna en una especie de fiera mitológica en vez de la consumada humanidad que Dios deseara, el genio franciscano, que es sobre todo un genio espiritual, se expande, se hace más sólido yse intensifica, como lo hacen las fuerzas cósmicas”.

Aprender a perder“Tú, que alcanzaste la alegría durable, Francisco, enséñamela. Mi alma se parece al olivo, que entero está alegre y brillante y cuando un vientecillo le vuelca las hojas, se queda con color de ceniza.

“...Que no nos canse la Belleza”

La Belleza es, en lo pequeño y en lo grande, aquello que Gabriela reconoce como el camino para encontrar a Dios. Por esto, desea la belleza para todos.

Gabriela Mistral sentada con los brazos cruzados mirando fijamente, sentada en el exterior de la casa en Roslyn Harbor, Long Island en Nueva York.

“Yo no cambio mi alma cuando paso de la sala de clases a la mesa de trabajo. En ambas soy pequeña y torpe, pero en ambas procuro decir mi verdad y hacer mar esa manifestación de Dios que es la Belleza, manifestación transparente que muchos no quieren ver, y en donde yo siento a Cristo. Mi democracia es una aspiración de Belleza para todos los seres y la enseñanza es otro camino Suyo”

Vista de la Iglesia de Montegrande.

“Nuestro amor alcanza a todos los mundos, niñito mío. El amor nuestro quiere abrazar todo lo creado”

Gabriela Mistral