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Elige tu propia aventura
micaela.unzaga
Created on September 6, 2020
Versión interactiva de "El genio de la botella", de Jim Razzi.
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Transcript
¡ELIGE TU PROPIA AVENTURA!
EL GENIO DE LA BOTELLAJim Razzi
¡VAMOS!
Creado por Micaela Unzaga
¡Atención!
En esta historia el protagonista sos vos. Lee hasta que llegues a la primera opción. Tenés que decidir entonces lo que querés hacer, pasar a la página indicada y ver lo que pasa. Cuando llegues al final de una historia, volvé atrás y probá con una opción distinta. Cada elección que hagas te va a conducir a una nueva aventura. Los genios tienen unos extraodinarios poderes mágicos. Todo es posible cuando un genio se cruza en tu camino. ¡Buena suerte!
Empezar
Estamos en otoño y hace frío. Paseás por una playa desierta cuando de repente ves una botella vieja, de extraño aspecto, que las olas arrastraron hasta la playa. La recogés y observás con detenimiento. Es de color dorado oscuro y está cerrada con un gran tapón de corcho. Parece llena de humo. Te fijás bien y divisás algo entre el humo. ¡No es algo sino alguien! ¡Un hombre diminuto! ¿Será tal vez un genio?
¡No podés dar crédito a tus ojos! ¿Estarás soñando? ¡No! Leíste muchas cosas acerca de los genios. Cuando encontrás uno y lo ponés en libertad, te concede todos los deseos que se te ocurran.
Estás a punto de sacar el botón cuando recordás algo más: existen genios buenos y genios malos. Te preguntás si el genio de tu botella será bueno o malo. Claro que solo hay una manera de averiguarlo: destaponar la botella.
ABRIR LA BOTELLA Y DEJAR AL GENIO EN LIBERTAD
TIRAR LA BOTELLA DE NUEVO AL MAR
Decidís destaponar la botella y liberar al genio. Reunís todas tus fuerzas y tirás del tapón.¡Pop! ¡Fishhhhhhh! De la botella sale una nube de humo amarillo y en un santiamén tenés al genio frente a vos. Mide unos dos metros y tiene los hombros muy anchos. Te mira sonriente. Deducís que debe tratarse de un genio bueno. -Gracias por liberarme de la botella- dice con voz ostentosa-. Tus deseos son órdenes para mí.
-¿Así que todos mis deseos son órdenes para vos?- repetís.-En efecto- responde el genio. -Fenomenal. Pero, ¿qué podría desear? -Pensá en algo que te guste- sigiere el genio. Hummmm. Te encanta la pizza. ¿No sería estupendo que todo lo que comas tenga gusto a pizza? Claro que también te gusta nadar. Podrías desear que aún fuera verano y así podrías lanzarte al agua y nadar todo el día.
QUE TODO TENGA GUSTO A PIZZA
NADAR TODO EL DÍA
Genio- le decís-, deseo que todo lo que coma durante esta semana me sepa a pizza. Casi antes de haber terminado la frase, te encontrás sentado en una silla del bar de Pedro. Amigo, ese genio sí que trabaja rápido. Pedís una hamburguesa con papas fritas. ¡Saben a pizza! A continuación pedís una gaseosa. También sabe a pizza. Al salir de ahí, comprás un cucurucho de helado. ¡Puaj! ¡Helado de pizza! Empezás a pensar que te equivocaste con tu deseo.
-Deseo ir a nadar -decís-.Al momento te encontrás con que hace calor y tenés puesto el traje de baño. Te tirás al agua de cabeza y empezás a nadar. Lo estás pasando tan bien que que no te das cuenta de que te adentraste mucho y cuando mirás atrás comprendés que no vas a poder regresar a la playa. -¡Ayudame, genio!- gritás-. El genio parece preocupado. -Me gustaría ayudarte, pero no sé nadar. ¡Lo siento mucho! -¿Que lo sentís? ¿Y qué hago ahora? El genio se rasca la cabeza pensativo y responde: -Bueno, podría convertirte en pez o tirarte un salvavidas. Tenés que pensar deprisa. ¿Qué decidís?
CONVERTIRTE EN PEZ
QUE EL GENIO TE ARROJE UN SALVAVIDAS
-Rápido, genio. Convertime en pez- exclamás atragantándote con el agua. Apenas pronuncias estas palabras, te encontrás nadando bajo el agua. Notás que el agua está fresquita al pasar por tus branquias. Agitás la cola y vas dejando atrás una estela de burbujitas. Sos un magnífico nadador y te movés con facilidad por el agua. ¡Es muy divertido esto de ser pez!
Decidís no abrir la botella, quién sabe si el genio será malo. La tirás hacia el mar, pero choca contra una piedra y se abre. De repente, y envuelto en una nube de humo negro, ves un genio gigantesco que flota en el agua. Comienza a nadar hacia donde estás. ¡Parece muy indignado!
-¿Así que no querías sacerme de acá, no es verdad?- ruge el genio-.¡Eso me enfurece terriblemente!Oh, oh, pensás para vos, ahora sí que metí la pata. Te tiemblan las rodillas como un flan. ¿Qué hago? ¿Me quedo acá y me enfrento con el genio o salgo corriendo?
QUEDARTE Y HABLAR CON EL GENIO
SALIR CORRIENDO
Rebotás una vez más y te parás. Te tumbás en el suelo para recuperar el aliento. ¡Esto fue muy divertido! Pero el genio parece preocupado mientras salta sobre vos. -¿Estás bien?- pregunta. -Claro- le sonreís-. Esto me parece súper divertido. El genio ríe y te pregunta si deseás volver ya a tu propio ser. No. Todavía no- decís-. Creo que me gustaría seguir siendo de goma un poco más. ¿Quién sabe? Tal vez podría estira-a-a-r mi imaginación. El genio ríe entre dientes mientras los dos juntos siguen rebotando calle abajo en busca de nuevas aventuras. ¡Cuando uno es de goma hay que ver la cantidad de cosas que se es capaz de hacer!
FIN
Te sentís un poquitito mal y te encaminás a tu casa. -¡Adiviná lo que vamos a cenar esta noche! -dice tu mamá-. Tu comida preferida: ¡pizza! Se te revuelve el estómago y comenzás a adquirir un tono verdoso. ¡Y aún faltan seis días más!
FIN
Nadás a una profundidad cada vez mayor aproximándote al fondo del océano. Ves frente a vos una enorme piedra, grande como una casa. Tenés que nadar alrededor de ella.
NADAR HACIA LA IZQUIERDA DE LA ROCA
NADAR HACIA LA DERECHA DE LA ROCA
Casi perdés el aliento. Apenas podés gritarle al genio: -Por favor genio, tirame un salvavidas. Escuchás un silbido y ¡plop! De repente te encontrás tumbado sobre un gran salvavidas de goma. Suspirás con alivio y te disponés a descansar. Medio adormilado, mirás hacia el cielo y ves un aeroplano pequeño dando vueltas sobre vos. ¡Qué maravilloso debe ser volar! Tal vez vos también puedas hacerlo. -Apuesto a que podría ser tan bueno como el Barón Rojo -decís en voz alta-. Me gustaría estar volando en esa avioneta. No terminás de hablar cuando, junto con el genio, te encontrás metido en el triplano del Barón Rojo y lo piloteás.
Volás sobre una pequeña ciudad y decidís hacer una exhibición. Efectuás piruetas, caes en picada y realizás toda clase de acrobacias. Los habitantes miran hacia arriba. En lugar de mostrarse interesados empiezan a gritar: -¡Es un OVNI! Parece que eso mismo piensan las Fuerzas Aéreas, pues envían un gran avión caza re reacción para combatirte. ¿Te va a derribar el caza? Te preguntás si debés seguir volando.
SEGUÍS VOLANDO
DECIDÍS DEJARLO
Empezás a escapar del genio. Mirás hacia atrás pero no lo ves por ningún lado. Ahora te sentís seguro. -¡Ja, ja! ¡Ese gigantón es demasiado torpe para atraparme! Pero cuando te das vuelta para seguir corriendo te encontrás al genio delante tuyo. ¿Cómo pudo llegar? El genio frunce el ceño y agita un dedo en tu dirección. De repetente, caés de bruces al suelo. ¡El genio te convirtió en tortuga marina! -¡Ja, ja! -truena el genio -. ¡Ahora veremos qué tan rápido corrés! Tratás de protestar, pero el genio ha desaparecido. Meneás tristemente tu arrugada cabeza. Solo podés dirigirte hacia el mar. Ese va a ser tu hogar de ahora en adelante.
FIN
Suponés que podría ser peligroso agarrarte al asta de la bandera. Podrías lastimarte el brazo aunque sea de goma. Notás entonces que tus rebotes van siendo cada vez más bajos, como ocurre con las pelotas de goma.
Decidís quedarte y ver qué pasa. Además, no tuviste la culpa de que se rompiera la botella. El genio sale del agua y te mira sonriente. -Admiro tu valor -dice-. Solo intentaba probarte. Ahora, aunque no me hayas puesto vos en libertad, me siento agradecido por estar fuera de la botella y para demostrártelo voy a concederte un deseo. Empezás a pensar deprisa. -Me gustaría comenzar de nuevo todo otra vez. -Concedido -manifiesta el genio.
Tenés en las manos una botella dorada que te parece familiar. En su interior creés divisar un hombrecillo diminuto. ¿Será tal vez un genio? Leíste muchas cosas acerca de ellos. Si se libera a un genio de su encierro puede concederte todo lo que desees.Pero también hay genios malos y a veces ésos hacen que se cumplan los malos deseos. ¿Será bueno o malo este genio?
El caza vuela cada vez más cerca y se lanza en picada hacia vos. ¡Ya basta con esto! Te parece que volaste suficiente por hoy. La segura y arenosa playa donde encontraste la botella te parece ahora un lugar maravillosamente pacífico. ¿Cuánto te gustaría poder volver ahí! Tampoco estaría mal tomar una gaseosa en la cafetería de Pedro. Cualquier cosa mejor que verse perseguido por ese reactor. Te volvés hacia el genio y formulás tu siguiente deseo.
TOMAR UNA GASEOSA
VOLVER A LA PLAYA
Olvidás tus temores y decidís seguir volando. El caza se aproxima aún más. Das un fuerte giro para tratar de escabullirte pero en ese preciso momento se te suelta el cinturón de seguridad y caés de la avioneta. Descendés por el aire cada vez más deprisa. El genio se lanza detrás tuyo. -¡Rápido, genio!- gritás-. Deseo volar como un pájaro. El genio te mira preocupado. -No te puedo conceder ese deseo -dice-. Me olvidé las palabras mágicas para hacerte volar, pero en cambio te puedo conseguir un paracaídas.
Mirás hacia abajo y distinguís edificios altos por todas partes. No querés aterrizar ahí. Si no se te ocurre algo rápido, va a ser demasiado tarde.Te estrujás el cerebro hasta que se te ocurre una idea. Mejor dicho, se trata de dos ideas. La primera es un poco extravagante y tiene que ver con las alturas. La segunda puede causarte una verdadera conmoción. ¿Cuál de las dos elegís?
PRIMERA IDEA
SEGUNDA IDEA
Nadás hacia el lado izquierdo de la roca y te hallás frente al tiburón más grande y más espantoso que jamás hayas visto en tu vida. Se acerca más y más con la boca abierta de par en par. Observás cómo sus afilados dientes brillan en el agua. Está casi encima. Te das cuenta demasiado tarde de que...
FIN
Decidís que la primera idea es la mejor. -Genio -le decís-, ¿podrías hacer que cayéramos hacia arriba? El genio te contempla sorprendido. Luego sonríe. -No es mala idea -comenta. Hace un gesto con las manos y de repente se encuentran ¡cayendo hacia arriba! -Maginífico -gritás encantado. Mirás hacia abajo. La ciudad se hac cada vez más pequeña.
Nadás hacia el lado derecho de la roca y de repente te encontrás con una sirena. Te emocionás tanto que la llamás agitando la cola.-¡Hola!, glup -decís gorgoriteando en el agua-. ¿Cómo, blub, blub, te llamás? -¡Qué monada! -comenta la sirena con una risita-. ¡Un pez que habla! Entonces te cuenta que se llama Mirana. Vos le confesás que, en realidad, sos un ser humano.
-¿Creés que podremos parar a tiempo para aterrizar en la Luna? -preguntás esperanzado al genio.-Es posible -contesta éste sin mucho convencimiento. Volvés a mirar hacia la Tierra, que ya solo es un puntito próximo a desaparecer entre las estrellas. -Bueno, qué le vamos a hacer -suspirás resignado-. Al fin y al cabo siempre deseé ser astronauta.
FIN
Aunque tu segunda idea es un poco peliaguda, cada vez estás más cerca del suelo y no tenés tiempo de pensar en otra solución. -Genio, deseo que los dos seamos de goma. En ese momento das contra el suelo. ¡Boing! Otra vez en el aire. ¡Rebotaste! ¡Sos realmente de goma! ¡Boing! Otra vez diste contra el suelo y rebotaste. ¡Esto puede durar indefinidamente! La tercera vez que rebotás descubrís un asta de una bandera en un edificio cercano. Tal vez deberías agarrarte de ella para detenerte. ¿O será mejor seguir rebotando?
AGARRARTE DEL ASTA DE LA BANDERA
SEGUIR REBOTANDO
Cada vez subís más alto. Dejás atrás la atmósfera de la Tierra. Mirás hacia abajo. La Tierra parece una bolita azul y blanca. La Luna, en cambio, se aproxima más y más.
-Nunca, gulp, había conocido a un ser humano -dice la sirena. -Bueno, yo tampoco había concido a ninguna sirena -respondés. Decidís seguir siendo pez durante algún tiempo. Como Mirana y vos tienen muchas cosas que contarse, empiezan a nadar juntos al tiempo que charlan animadamente. -¡Vas a ver cuando le cuente a mis amigos que hablé con un ser humano! -burbujea Mirana. Eso no es nada, pensás. ¡Esperá a que le cuente a mis compañeros que hablé con una sirena!
FIN
-Genio, deseo ir al bar de Pedro, en la calle Mayor. No terminás de decirlo cuando el genio y vos se encuentran en la calle Mayor. El bar está al otro lado de la calle. En esto, Grandote, el bully de la clase, sale por la puerta. Grandote prometió pegarte la próxima vez que te cruzara. Quizá ya lo haya olvidado. Aunque tal vez no. Acaba de darse cuenta de tu presencia. La mirada que te lanza no es para hacerse ilusiones. Te volvés para pedir ayuda al genio, pero éste ya cruzó la calle.
-Daría cualquier cosa por estar de vuelta en la playa -decís en voz alta. -Si te concedo ese deseo, ¿me vas a devolver la libertad? -pregunta el genio. Mirás de nuevo al reactor. Parece evidente que está dispuesto a sacarte de en medio. -¡Claro que sí! -prometés enseguida. Y sin más te encontrás de vuelta en la playa. El avión y el genio desaparecieron. No escuchás más que el tranquilo murmullo de las olas. Te quedás un rato mirando el mar.Ves entonces al genio, que rema en un bote y te saluda con la mano. Saludás sonriente. Tener un genio para vos solo fue algo insólito.
FIN
No tenés escapatoria posible. Tragás saliva y cruzás la calle. Grandote te enseña los puñosy gruñe: -Así que sos vos, gusano asqueroso. ¿No te dije que si volvía a verte te iba a pegar? Se te escapa un gemido. ¡Cuánto te gustaría que este bully lo hubiera olvidado! De repente, Grandote te sonríe: -¡Hola! ¡Me alegra verte! Te quedás sorprendido de la amabilidad de Grandote. Entonces comprendés lo que pasó. ¡El genio le hizo olvidar! Sigue sonriendo mientras te lleva al bar. -Dejme invitarte un helado -dice, y saca su billetera. Ves que el genio te guiña un ojo. Al final, este puede ser un gran día.
FIN
El asta de la bandera está un poco lejos de tu alcance pero de todas fomras alargás el brazo y advertís como se estira-a-a. Te agarrás con toda facilidad del asta. De ahí trepás hasta la ventana de una oficina. Un hombre alto se acerca y te da la mano. -¡Esto es lo mejor que vi! -exclama. Resulta que el hombre es el entrenador de tu equipo preferido. -¿Te gustaría ser la estrella de mi equipo? -te pregunta.
Estás entusiasmado. Siempre deseaste ser una estrella deportiva. Pero, ¿qué va a pasar con el genio? -Me encantaría jugar en su equipo -le contestás al entrenador- pero con la condición de que también contrate a un amigo mío, un tipo grande y pelado. -¿Por qué no? -accede el entrenador. Te asomás por la ventana para darle la buena noticia al genio. ¡La de este año va a ser una temporada increíble!
FIN