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Carta
Antonia Hernandez Gaete
Created on September 3, 2020
resumen del libro "Un día en la vida de Odette" para ejemplificar una carta de una niña en la revolución francesa.
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Transcript
Un día en la vida de Odette, Hija de la Revolución Francesa
París, 17 de Julio de 1789
Querida Abuela:
¿Qué te parece todo lo que ha pasado durante estos meses? Decidí escribirte una carta para contarte lo que vivió tu familia en París. Para no confundirte, te contaré todo desde el 5 de mayo, el día en que se reunieron los Estados Generales. De eso hace ya varios meses.
Escena callejera en St Germain, París 1789 - Thomas Charles Naudet
La noche anterior, papá nos reunió a Pierre y a mí y nos contó que el rey los había convocado para hacer frente a la crisis de hambre, pobreza y descontento que hay en Francia. No sé si tu en el campo has tenido problemas para alimentarte; pero lo que es aquí en París, las dificultades son diarias. Recuerdo cuando la panadería de la calle San Bernard, fue asaltada por
una muchedumbre que gritaba: "¡Ladrones, nuestros hijos se mueren de hambre!" Papá dice que conocía a muchos y que algunos eran personas honestas, trabajadores de talleres y fábricas igual que él. También dijo que actuaron así de pura desesperación. Y agregó, con rabia, que mientras el pueblo sufre privaciones, nuestro rey se dedica a cazar pájaros y la reina se asicala para sus bailes.
Estoy tratando de ir por partes. Te acuerdas cuando el tercer estado se constituyó en la Asamblea Nacional? Sucedió que los representantes del tercer estado juraron solemnemente "no separarse más hasta que la Constitución sea establecida y fundamentada". Mi papá dijo que esa frase cambiaría nuestra vida, porque en adelante el rey debería gobernar con la Asamblea Nacional
Mi papá y sus amigos comentaban que Necker nos defendía y que sin él los pobres tendríamos menos pan y más impuestos.Desde ese momento la gente comenzó a salir a las calles, y los días siguientes. Desde nuestra casa se veían las llamas de los incendios que iluminaban la ciudad. Esa noche mientras dormía desperté sobresaltada: aguien golpeaba mi ventana. Era mi amiga Marie, que me dijo que me vistiera extendiéndome unos pantalones de su hermano. No por ser mujer tenemos que quedarnos en casa, dijo. Dejé una nota, y así, vestidas de muchachos, salimos a la calle.
Luego de la Asamblea Nacional, los soldados empezaron a patrullar las calles de París. Decían que era para asegurar el abastecimiento de los parisinos, pero nadie lo creía: todos sabían que era porque el rey estaba asustado. El 12 de julio, cuando se supo que el rey había echado a Necker, su ministro de economía, todo el mundo se asustó.
Cuando las campanas dieron las seis de la mañana, Marie y yo nos encontrábamos en medio de una enorme muchedumbre. Algunos distribuían fusiles y otros tenían cañones. Nos latía el corazón como un tambor. Pero aún no te cuento lo más importante, se empezaron a oir voces que gritaban: !A la Bastilla, a buscar pólvora para nuestros cañones!
Habían cientos de miles de personas. El sol ya estaba en lo alto cuando la multitud llegó frente a los torreones de la Bastilla. Todos estábamos como enloquecidos. Marie respiraba fuerte y lanzaba frases que yo no alcanzaba a entender, pero en mi exitación la imité y creo que hasta insulté al rey. Se escuchó un terrible estruendo,había caído el primer puente y desde dentro comenzaron a disparar a la muchedumbre. Habían muertos y heridos y tuve miedo por mi papá y el de Marie. Después cayó el segundo puente y la Bastilla fue invadida. Con Marie corrimos y corrimos hasta volver a casa.
Cuando llegué mi mamá estaba feliz y enojada. Mi papá aún no regresaba asique no le conte de los muertos. A las once de la mañana llegó papá contando que cayó la Bastilla. Días más tarde los vecinos comentaban lo sucedido: "Si los parisinos hubieran pensado un segundo lo que significaba tomarse una fortaleza con muros de diez pies de espesor en la punta de las torres
y de treinta y cuarenta en su base, atestada además de municiones, cañones y hombres, ni siquiera habrían intentado tal acción." Al parecer lo que sucedió aquel día fue misterioso. Al igual que nosotras, nadie pensó, sólo actuó. Bueno querida abuela, espero que estés muy bien en el campo y que todo pueda mejorar de ahora en adelante. Te escribiré pronto para contarte como siguen las cosas acá en París. Un gran abrazo, Odette.
¡GRACIAS!