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RECTORES DE LA UNCUYO EN DEMOCRACIA
Agradecimientos: Centro de Documentación Histórica UNCUYO
BU S Q U E T S
Con la recuperación de la democracia, en 1983, un decreto del Poder Ejecutivo Nacional designó a Isidoro Busquets como rector normalizador de la UNCUYO.
Pasado un año del retorno democrático, en diciembre de 1984, se creó la Facultad de Derecho.
En 1986, luego de que el rector normalizador Isidoro Busquets convocara a elecciones, triunfa Luis Triviño como rector.
Luego de una etapa de gobierno «normalizador», la Universidad ingresó en un nuevo período, caracterizado por la continuidad de gobiernos autónomos y democráticos.
Lic. Luis Triviño - Ex Rector UNCUYO
Legado de gestión
Triviño, el intelectual que protagonizó la recuperación democrática
Por Luis Abrego (*)
Luis Triviño
Luis Triviño fue el hombre ideal en el momento indicado. Con la recuperación democrática en 1983, la normalización de las universidades nacionales era un paso necesario en la institucionalización del país tras la dictadura. En ese contexto en el que los claustros venían de sufrir intervenciones, proscripciones, expulsiones, persecuciones, exilios, torturas y muertes, el pleno ejercicio de la democracia hacía imprescindible recuperar la autonomía, el cogobierno y la libertad de cátedra que aquellos años horrorosos habían borrado de la vida universitaria. Triviño nació en Buenos Aires el 18 de marzo de 1932, pero estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de nuestra Universidad Nacional de Cuyo, donde se especializó en los asuntos de la Antropología Social y Cultural. Incluso, como docente, estructuró una cátedra en la que formó discípulos y estudiantes.
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TR I V I Ñ O
Luis Triviño es electo como rector y Alberto Binia como vicerrector, electos por Asamblea Universitaria el 29 de abril de 1986.
El aula magna del Bloque de Aulas Comunes Tecnológicas (BACT) de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales lleva el nombre del profesor Luis Triviño.
Triviño fue profesor titular de Antropología Social y Cultural en la Universidad Nacional de Cuyo en 1969.
Tambien estuvo al frente de la Universidad de Congreso y en la organización de la Universidad Cooperativa General Alvear.
En ese metier lo encontró la normalización y, con el aval de sus pares, fue elegido decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Ejerciendo esa tarea lo conocí en 1985, en ocasión de los preparativos para la apertura de la carrera de Comunicación Social como una manera de reparar el cierre que la dictadura había impuesto a la vieja Escuela Superior de la Periodismo. Luis encarnaba una actitud diferente de lo que hasta ese momento se conocía como una autoridad universitaria. Accesible, jovial, “muchachero”, Triviño entendía que la universidad pública tenía razón de ser solo y exclusivamente si cada día se bregaba por otorgar a los estudiantes mejores condiciones para su vida académica y su preparación profesional. Así, ese modelo de funcionario eficiente pero dispuesto al diálogo, gestor de raíz e instinto académicos, intelectual de biblioteca, pero también de polvo e intemperie, inspirado en el modelo de la Reforma del 18, a la que adhería y defendía, se destacó rápidamente entre sus pares. Incluso fue nominado por la Asamblea Universitaria en 1986 como primer rector de la democracia tras la normalización que había iniciado Isidoro Busquets. Sin embargo, más que la tarea de gestor universitario, en la que se destacó especialmente, es necesario abordar el modelo de intelectual comprometido con su tiempo y los problemas de la época. Su militancia en la Unión Cívica Radical no alcanza para describir ese involucramiento que Luis dejaba plasmado en cada una de sus iniciativas, públicas o privadas.
Luis Triviño
Sin embargo, más que la tarea de gestor universitario, en la que se destacó especialmente, es necesario abordar el modelo de intelectual comprometido con su tiempo y los problemas de la época. Su militancia en la Unión Cívica Radical no alcanza para describir ese involucramiento que Luis dejaba plasmado en cada una de sus iniciativas, públicas o privadas. Así, creó el Laboratorio de Derechos Humanos, un hito en la vinculación de la temática con la Universidad; propuso la realización de ceremonias ecuménicas en los actos oficiales y fue impulsor de las escuelas de verano en las se encontraban los profesores y los chilenos exiliados con sus colegas, tanto compatriotas como argentinos. El acompañamiento a los refugiados de la dictadura de Augusto Pinochet fue otra de sus obsesiones en aquellos años. Su impronta progresista se manifestaba, además, en su participación en movimientos más globales, como el Llamamiento de los 100 para seguir viviendo, donde expresaba sus ideas antiarmamentistas y en pos de la paz, la no violencia y la vigencia de los DD.HH. en el mundo. En paralelo, estudiaba la antropología del desierto, como se titula uno de sus libros, en el departamento de Lavalle, donde interactuaba con sus pobladores, descendientes de Huarpes, y analizaba su cultura, sus medios y modos de vida para sistematizarlos desde la óptica del inmenso cientista social que fue.
Luis Triviño
En su época no se hablaba del encuentro de saberes ni de la cocreación de conocimientos. Por el contrario, la Universidad aún estaba impregnada de su concepción iluminista. Aun así, “se iba al campo”, para aprender más que para enseñar. Su faceta académica, de neto corte extensionista, también lo confirma como pionero. Cultor del agnosticismo, fue un adelantado también en predicar que la universidad pública y gratuita debía ser especialmente laica si quería erigirse como una institución inclusiva no solo desde las condiciones sociales o económicas, sino también desde su aceptación de todos los credos y convicciones religiosas, sin restricción alguna. Desde su jubilación en 1995, se mantuvo más activo que nunca, participando de la discusión pública y advirtiendo sobre la situación carcelaria en la Provincia, pero también vinculado a otras instituciones universitarias, como la Universidad de Congreso y la Universidad Cooperativa de General Alvear, en ambas, también, como rector.
Luis Triviño
En Luis Triviño se reúnen todas las virtudes de un gran humanista. Hombre de diálogo, demócrata, comprometido e incansable analista de la política, la cultura y la sociedad en la que le tocó vivir. Fui su alumno, su admirador y luego hasta trabajé con él en ocasión de la confección del Plan Estratégico de Cultura, que la UNCUYO elaboró en 2005 para el Gobierno de Mendoza con el asocio de la Universidad de Valparaíso (Chile). Falleció el 4 de marzo de 2009. Su despedida tuvo la unanimidad del reconocimiento público de sus méritos académicos, su aporte reflexivo y la bondad que rebosaba de ese cuerpo enorme y que albergaba una cabeza extraordinaria, con sus lentes siempre gruesos y algún rulo largo que, rebelde, le cruzaba en caída la frente. En la búsqueda de inmortalizar su legado intelectual, pero también su innegable aporte institucional, tuve entonces el placer (y ahora el íntimo orgullo) de proponerle al Consejo Directivo de la FCPyS que le impusiera su nombre al que corona el Bloque de Aulas Comunes Tecnológicas (BACT). Una iniciativa que se materializó en 2013 y por la cual su apellido sigue asociado todos los días al debate, el intercambio, la celebración de las diferencias, el estudio de las demandas sociales y las matrices culturales, tal como a él le hubiera gustado.
Luis Triviño
auditorio
Fue un acto de estricta justicia, pero también de precisa memoria institucional. Lejos del olvido, Luis Triviño sigue interactuando sin descanso con colegas y estudiantes tan apasionados como él por la diversidad y complejidad de las Ciencias Sociales. Más que homenajearlo, quisimos no perder su imprescindible punto de vista, su estilo de gestión y su compromiso político como base capaz de redefinir el sentido de la práctica universitaria. Reflexión teórica y acción concreta para estudiar, comprender, advertir, denunciar o corregir todo lo que duele en nuestras sociedades. Un universitario que hizo de las aulas su templo, y de las calles, una tribuna; que estudió para comprender y aportar, pero nunca para presumir ni discriminar; que se involucró en la administración para transformar, pero no para figurar. Que honró sus cargos para que les sirvieran a los que más demandan y precisan de la universidad. Un intelectual cuyo legado como gestor y humanista enriquece la historia de la Universidad Nacional de Cuyo. (*) El autor es comunicador social y docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, donde además tiene a su cargo la Secretaría de Extensión y Relaciones Institucionales.
Luis Triviño
Dr. Armando Bertranou - Ex Rector UNCUYO
Dr. Armando Bertranou - Ex Rector UNCUYO
Legado de gestión
Entrevista a Armando Bertranou
Por Jorge Fernández Rojas
Armando Bertranou
Armando Bertranou fue rector de la UNCUYO entre 1988 y 1996. Su acción política al frente del Rectorado estuvo marcada por la necesidad de más apertura de la casa de estudios, los avances institucionales y políticos dentro de la institución y ganar el espacio físico hacia el oeste en el conocido campus. En una entrevista con Unidiversidad, el ingeniero revalorizó una reforma política que les permitió a él y a las siguientes gestiones trabajar más concentrados en el hacer universitario, al lograr prolongar el período de gobierno de dos a cuatro años.
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BE R T R A NOU
El 29 de abril de 1988, en tercera vuelta, se impusieron Armando Bertranou y Ricardo Sardi.
El 27 de abril de 1990 Bertranou es reelecto en tercera vuelta, pero en esta oportunidad lo acompaña Ramón Piezzi en el vicerrectorado.
Ambos son reelectos en tercera vuelta el 27 de abril de 1992.
El 27 de abril de 1994 Armando Bertranou consiguió el rectorado por cuarta vez. En este caso, lo acompañó José Francisco Martín como vicerrector.
Estas son las consideraciones de Bertranou como observador de su propia acción como rector. “Hicimos dos elecciones de períodos de dos años de gestión, pero dejé a quien me seguía hacer una elección normal por cuatro años de administración. Ese detalle se lo olvidan muchos de los que analizan la universidad y no se dan cuenta de lo que costó trabajar en un ambiente de análisis continuo electoral. “Nos hicimos cargo de mejorar la visual del campus. Entonces, es muy importante decirlo, los arboles no crecen de un día para el otro. Las tipas, que tienen cerca de 40 cm de tronco, eran jovencitas; ahora están crecidas, cruzan el puente del Damsu y acaban de florecer porque son amarillas. ¿Qué es lo primero que hay que hacer para plantar un árbol? Hacer una acequia y un pozo, para sacar piedras y poner tierra. Es decir, el trabajo de acomodamiento de las plantas, de cómo queríamos que estuvieran colocadas y de poner nuevas variedades, fue muy duro también. “Hubo además una planificación relacionada con el riego, que fue analizado por expertos locales; lo que nos permitieron fue hacer distribución de agua por cañería. En aquel entonces tuvimos la mala suerte, para todos los argentinos, del desguace de YPF, pero algo negativo (por el desarme de la petrolera estatal) nos permitió conseguir y traer caños que estaban en desuso de YPF.
Armando Bertranou
“Nosotros recibimos la universidad cinco años después de que volvió la democracia. No es poca cosa comenzar la democracia después de una época tan desafortunada (como la dictadura cívico-militar). En ese contexto, ¿cómo se me ocurrió ser rector? En realidad, no se me ocurrió a mí, se le ocurrió a un grupo de muchachos que estaban alrededor de mí y que siempre tuvieron ganas de hacer más y más. Pasaron a ser mi equipo de trabajo de gobierno. También muchos amigos me empujaron para que hiciera las cosas mejor que algún otro, eso fue. “Fuimos a elecciones en el segundo período después del regreso de la democracia, o sea, en el año 88, y empezamos a gobernar la universidad en una época de inestabilidad, como dije anteriormente, pero pronto pudimos recabar otro tipo de experiencia de la universidad, tanto nuestra como la de otros. La universidad no es un lugar donde se pueda gobernar con una persona y los demás haciendo lo que esa persona dice, ni hablar de eso. Acá, con el ámbito y el hambre de tener democracia, había que respetar las opiniones de todos. Eso fue una cosa muy importante para nosotros.
Armando Bertranou
“Es importante hacer notar que esa ‘cerrazón’ que vivía la universidad fue lo que tratamos de cambiar, hasta con el logo mismo que nosotros impusimos, una universidad abierta al futuro. ¿Por qué abierta al futuro? Porque pensamos que teníamos la oportunidad de destrabarla, de que todos pudieran aportar para generar un cambio sustancial en su forma de ser. Ahora, hay que tener en cuenta que esto no es fácil, entonces hay que prepararse para esto. Lo primero que hicimos fue una serie de seminarios con la participación de universitarios que trajimos de Buenos Aires y que aportaron desde Mendoza, todo apuntando a insertar la universidad en la sociedad, no tratar de forzar a la universidad a ser conductora de la sociedad porque eso algunas veces trae problemas serios. Más vale preocuparse por ver cómo se puede avanzar sobre temas importantes en conjunto entre la sociedad y la universidad”.
Armando Bertranou
Lic. Emilio Tenti - Politólogo
Lic. Juan Carlos Carillo - Sociólogo
Legado de gestión
Perfil de Francisco Martín
Por Jorge Fernández Rojas
Gobernó la Universidad Nacional de Cuyo entre 1996 y 2002. Quienes lo conocieron desde lo cotidiano y la función universitaria puntualizaron estas características: “eficiencia, equidad y la modernización de la Universidad en los aspectos administrativos y tecnológicos”. Remarcan que Martín “priorizó lo universitario antes que lo político-partidario”. Eso lo llevó a hacer una gestión horizontal, que incorporó a funcionarios de raíz radical o de sectores más conservadores, como el Partido Demócrata. La otra arista de Martín como decano primero y como rector después fue la pluralidad política aplicada en sus administraciones. Emilio Tenti y Juan Carlos Carrillo, amigos y compañeros de militancia estudiantil de Martín, lo recordaron en sendas entrevistas. En el caso de Carrillo, puntualiza sobre la gestión en la que él mismo acompañó al recordado rector.
José Martín
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MA R T Í N
El 29 de abril de 1996 José Francisco Martín ganó como Rector en la primera votación con los dos tercios de los asambleístas.
El 30 de abril de 1999 José Francisco Martín y Juan Manuel Gómez fueron reelectos como rector y vice en tercera vuelta.
Ocupó también otros puestos de gestión como vicerrector, secretario académico o decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
También, fue Director Nacional de Gestión Universitaria y miembro de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).
La “simbiosis” marcada por Emilio Tenti “Él fue hecho, e hizo, a la institución de la Universidad Nacional de Cuyo; es como una especie de simbiosis, una relación de interdependencia, es muy interesante. Él fue un hombre de trabajo en equipo, muy respetuoso y con un gran sentido de pertenencia de la Universidad. Siempre la llevó en la solapa de su saco (señalando el escudo de la UNCUYO). Pequeños detalles que revelan las cosas importantes”. “Tenía conciencia de la importancia de ser profesor, de ser rector de una universidad pública. Un hombre celoso de la eficiencia de los recursos financieros y humanos de la universidad, de las instituciones, del tiempo. No era un tecnócrata, no era un modernizador ilusionado por las tecnologías, por la búsqueda de la racionalidad, por los mejores medios para lograr los objetivos, sino con una profunda conciencia de lo público”.
José Martín
El “cuarto nivel” de Paco, rescatado por Carrillo “Había algo en él, una proyección que tenía que ver con el concepto de la excelencia de la educación universitaria. Debido a su origen social popular, que yo también tenía, creó las Becas de Ingreso y Permanencia Universitaria (BIPU). Es decir, la idea era buscar la excelencia, y la equidad era uno de los caminos. Él promocionó el ‘cuarto nivel’, la idea de la excelencia, y esta idea de la cuarta función latente”. “Hay que tener estándares o protocolos para hacer evaluaciones. En ese momento, con este concepto de universidad, que después se plasmó en las negociaciones en la Ley de Educación Superior, el cuarto nivel siempre estuvo latente. Es el nivel de concentración, de estacionamiento del conocimiento, de ‘almacenamiento’, si querés llamarlo así. Él era un activo conocedor del estacionamiento, la biblioteca. El Cicunc tenía ese sentido, combinado con el cariz que le dio la biblioteca, porque él fue el que la profesionalizó, apoyó el posgrado de bibliotecario y nombró personal técnico”.
José Martín
RECTORES DE LA UNCUYO EN DEMOCRACIA
Agradecimientos: Centro de Documentación Histórica UNCUYO
Dra. Ximena Erice - Vicedecana Fac. Educación - UNCUYO
Dra. Ximena Erice - Vicedecana Fac. Educación - UNCUYO
Legado de gestión
Gómez de Erice, un tributo a la educación y al compromiso social
Por Martina Fúnes
María Victoria Gómez de Erice fue la primera y única mujer que ocupó el cargo de rectora en la Universidad. Signó su vida académica y profesional con un fuerte compromiso social. La comunidad de la UNCUYO la reconoció como profesora emérita, distinción reservada para personalidades extraordinarias. Su gestión al frente de la Universidad Nacional de Cuyo se extendió entre mayo de 2002 y abril de 2008, y se caracterizó por actividades y proyectos que estrecharan lazos entre la academia y la sociedad mendocina. Su preocupación constante fue identificar problemas sociales que la Universidad pudiese ayudar a resolver y no dudó en poner el cuerpo para apoyar causas que le parecían justas. Así fue como organizó y encabezó marchas en defensa del patrimonio de la UNCUYO, los derechos humanos o el presupuesto para el funcionamiento de las universidades públicas en tiempos de crisis.
María Victoria Gómez de Erice
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GÓM E Z D E E R I C E
El 30 de abril del 2002 ganó el rectorado de la UNCUYO, por primera vez en 66 años de historia, una mujer.
María Victoria Gómez de Erice y Arturo Somoza resultaron ganadores con mayoría absoluta en tercera vuelta en la Asamblea Universitaria.
El 29 de abril de 2005 la rectora María Victoria Gómez de Erice y el vicerrector Arturo Somoza fueron reelectos en la Asamblea Universitaria
El 26 de mayo de 2020 se inauguró la Sala de Internación del Hospital Universitario que lleva el nombre de "María Victoria Gómez de Erice".
“Investiguemos lo que sirve y no lo que nos gusta”, dijo en más de una oportunidad en inauguraciones de jornadas o reuniones científicas en las que, por supuesto, destacaba la investigación docente como generadora de conocimientos, pero también como un aporte a las problemáticas sociales. “Como universidad pública, nos debemos a la sociedad que nos sostiene”, señalaba una y otra vez en actos académicos –casi como un mantra– la primera mujer que ha sido elegida rectora en la UNCUYO. Para demostrar que hablaba en serio, en 2006 solicitó al vicegobernador Juan Carlos Jaliff aplazar la discusión de la problemática de Ordenamiento Territorial y Uso del Suelo en la Legislatura con el compromiso de presentar un anteproyecto consensuado entre todo el sector científico y tecnológico de Mendoza. Y lo logró. Así surgió el documento que se discutió y se aprobó con modificaciones tiempo después. Se elaboró con la coordinación de la UNCUYO y la participación de otras 16 instituciones del sector científico, organismos del Estado provincial y de la sociedad civil. "Esto es una prueba de que podemos dejar de lado nuestros intereses, nuestras apetencias, para poder trabajar juntos", aseguró María Victoria Gómez de Erice en aquel momento.
María Victoria Gómez de Erice
La educación pública y gratuita como garantía de movilidad social fue una de sus mayores preocupaciones desde la época en que fue maestra de primaria. En sus años como rectora, sostuvo siempre que los universitarios debían analizar las debilidades y problemas reales del sistema educativo para colaborar con el gobierno escolar, implicarse en los conflictos sociales y pensar la manera de ayudar a resolverlos. De este modo, en 2003, en articulación con el Gobierno de Mendoza, la UNCUYO ideó y desarrolló un programa de terminalidad de estudios de nivel medio especialmente diseñado para policías. El Servicio de Educación a Distancia de la Universidad llevó adelante una experiencia de educación semipresencial para la cual se elaboraron 24 mil libros, que se entregaron en forma gratuita. A lo largo del programa, que duró tres años, participaron 60 profesores, 25 tutores y 456 estudiantes. La calidad académica y el fuerte compromiso con la inclusión fueron la génesis de proyectos que se gestaron en su administración. Su experiencia como secretaria académica del Rectorado en la gestión de Triviño y como decana de la Facultad que formaba profesionales en Educación la llevaron a desarrollar programas para favorecer la igualdad de oportunidades en el ingreso a la universidad, pero también el desempeño de los estudiantes universitarios y su egreso. Con su colega Estela Zalba al frente de la Secretaría Académica de la Universidad, diseñaron un proyecto de articulación entre distintos niveles del sistema educativo que se trabajó con docentes de toda la provincia.
María Victoria Gómez de Erice
La necesidad de cercanía con la comunidad de Mendoza y sus problemáticas, y esa gran deuda que todos los egresados de una universidad pública tienen con la sociedad que la sostiene, llevaron a la gestión de María Victoria Gómez de Erice a generar un programa que intentara evitar el desarraigo de los estudiantes residentes en zonas alejadas del Gran Mendoza de sus entornos familiares y su comunidad. Se buscaba que, además, hiciese innecesaria la creación de nuevas universidades que los legisladores nacionales por Mendoza proponían en el Congreso de la Nación. Nació así el programa de territorialización de la UNCUYO, que buscaba extender los servicios y propuestas académicas de la Universidad en departamentos más lejanos. El consenso, el diálogo, la capacidad de poner sobre la mesa abiertamente y con franqueza los temas complejos fueron algunos de los principios con los que administró el rectorado junto a su equipo de gestión. La multiplicidad de miradas sobre cuestiones para trabajar y problemas para resolver la llevó a seleccionar colaboradores de acuerdo a perfiles, capacidades y formación disímiles.
María Victoria Gómez de Erice
Caracterizó a su gobierno universitario una gran vocación por comunicar y transparentar sus actividades. Ese interés por rendir cuentas del destino de los dineros públicos la impulsó a poner en funcionamiento, apenas asumió, el Centro de Información y Comunicación de la UNCUYO (Cicunc), inaugurado hacia el final de la gestión del rector Francisco Martín. A la ya existente Radio Universidad, se le sumaron un área audiovisual que producía materiales profesionales y un programa de televisión de actualidad, Noticias Universitarias, que se emitía por Canal 9. Más adelante, en mayo de 2003, vio la luz un suplemento impreso del mismo nombre, NU, que circuló inicialmente con Diario UNO y, posteriormente, con el diario Los Andes. Un hospital al servicio de Mendoza Uno de los proyectos que más energía y esfuerzo demandaron a su gestión fue el de idear y desarrollar un centro de atención de la salud con una especial dedicación a la rehabilitación de la discapacidad. En 2003 se realizó la compra del edificio del Policlínico Ferroviario para refaccionarlo y ponerlo en funcionamiento. Comenzaba así el sueño de un hospital bajo el paradigma de atención integral, centrado en la persona y sus necesidades, que se transformó luego en el Hospital Universitario, que cumplirá 9 años en diciembre.
María Victoria Gómez de Erice
Toda su vida en la UNCUYO Es la única rectora que ha tenido en sus 81 años la Universidad Nacional de Cuyo, la universidad que durante más de medio siglo fue su casa y donde desempeñó múltiples tareas hasta que se jubiló: fue representante estudiantil en el consejo directivo; trabajó como administrativa, profesora de grado y posgrado; fue consejera superior, secretaria académica de Facultad y del Rectorado, y decana. Poco tiempo antes de dejar la gestión en el rectorado, recibió el título de Profesora Emérita de la UNCUYO, un reconocimiento académico reservado solo a los docentes que se destacan por su contribución en su campo profesional y que son admirados por sus estudiantes y egresados. Fue siempre un ejemplo de trabajo comprometido y lucha inclaudicable por mejorar la calidad de la educación y profesionalizar la tarea docente en todos sus niveles. Contribuyó a transformar la Escuela Superior de Formación Docente en Facultad de Educación, de la que fue la primera decana. Se doctoró en Letras con especialidad en Semiótica en la Universidad Paris VIII-Saint Denis. Es también especialista en Gestión Universitaria y su formación de base la recibió en la UNCUYO, donde obtuvo el título de profesora en Lengua y Literatura, especialidad francesa.
María Victoria Gómez de Erice
Ha sido investigadora Categoría A y luego 1 en el Área de Ciencias del Lenguaje y Educación, y ha integrado y dirigido gran variedad de proyectos de investigación. Dictó diversos cursos de grado y de posgrado de su especialidad en diferentes facultades de la UNCUYO y en otras universidades del país y el extranjero. Es autora de numerosas publicaciones. Participó en diversas conferencias como disertante y también como coordinadora. Recibió varios premios y reconocimientos. La distinguieron en 1965 con el Premio Air France-Saint Exupéry por la presentación de un trabajo sobre Albert Camus. En 2002 recibió un diploma de honor como mujer destacada de la Federación Argentina de Mujeres Universitarias (FAMU). En 2003, la Municipalidad de Mendoza le entregó una distinción del Área de la Mujer por su labor destacada. En 2004, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas la reconoció como mujer destacada en el Área Académica. Ese mismo año, el Gobierno de Francia la nombró Oficial de la Orden de las Palmas Académicas. También recibió la Orden Remedios de Escalada por parte de las Damas pro Glorias Mendocinas del Museo General San Martín.
María Victoria Gómez de Erice
Ing. Agr. Arturo Somoza - Ex Rector UNCUYO
Ing. Agr. Arturo Somoza - Ex Rector UNCUYO
Legado de gestión
Perfil de Arturo Somoza
Por Jorge Fernández Rojas
Administró la Universidad Nacional de Cuyo en el período 2008-2014. El ingeniero observó su propio desarrollo como un proceso lógico de crecimiento, desde que fue vicedecano de la Facultad de Ciencias Agrarias, pasando a ser vicerrector de María Victoria Gómez de Erice y, finalmente, como titular de la administración de la UNCUYO. Arturo Somoza se reconoce en sus antecesores, en especial en Francisco Martín y Gómez de Erice. Su impronta fue la transformación de la política universitaria, que culminó en 2014 con la reforma del sistema de elección, que pasó del modo colegiado al voto directo de las autoridades académicas. Estas son algunas consideraciones de Somoza sobre sus impulsos transformadores, que generaron debates profundos en la Universidad. Se advierte la autocrítica al proceso electoral que él mismo empujó, al entender que era el momento apropiado para aplicarlo.
Arturo Somoza
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SOMOZA
El 30 de abril del 2008 el vicerrector saliente, Arturo Somoza, fue consagrado como rector de la Universidad Nacional de Cuyo en primera vuelta
Somoza y Kent fueron reelectos nuevamente para ocupar el cargo de la UNCUYO hasta el 2014.
El ingeniero agrónomo Arturo Roberto Somoza fue vicerrector de la UNCuyo entre el 2002 y el 2008.
Ha sido director y evaluador externo de proyectos de investigación, secretario de Asuntos Académicos y decano de la Facultad de Ciencias Agrarias.
“Martín avanzó después de la ley universitaria que obligaba a los estatutos a adaptarse a la Ley de Educación Superior; eso ocurrió en el año 1996, porque la Ley se modificó en 1995. Así se pasó de dos años a tres años, con una reelección. O sea que Martín fue el primero con esa modificación del período del gobierno universitario”. “Ya se hablaba con María Victoria (de Erice) el tema de la elección directa, y fue uno de los temas con los que avanzamos en la modificación estatutaria. Creo que existe la posibilidad de una mayor renovación y una apertura de la Universidad, que tiene un sistema muy sui generis, muy propio, lo que yo llamaría ‘decanocracia’, donde los decanos concentran gran parte del poder político”. “Tenía una clara decisión de intentarlo, me parecía que era el momento, era una oportunidad. La elección directa tuvo un inconveniente, que estaba advertido pero no fue observado, y generó algunos ruidos por doble vuelta. La lógica de este sistema es que tiende a ser una polarización. Hubo poco trabajo de agregación y de construcción de unidad como para, por lo menos, terminar con tres fórmulas, no en cuatro, como se terminó. Se vino muy encima el proceso, con un cambio muy significativo que no se alcanzó a digerir o madurar”.
Arturo Somoza
Ing. Agr. Daniel Pizzi - Rector UNCUYO
Legado de gestión
Daniel Pizzi: de la apertura a la paridad de género y al “cogobierno pleno”
Por Horacio Meilán
El actual rector de la UNCUYO ha tenido también varios hitos que marcaron su gestión y que quedarán en la historia de esta Universidad. “Yo quisiera que mi legado principal fuera que durante nuestra gestión todo se hizo con un consenso total. Siempre abrimos el juego y todo se discutió horizontalmente”: así busca sintetizar el tiempo que lleva frente a la UNCUYO el actual rector, Daniel Pizzi. Su impronta ha sido precisamente la de “bajar las discusiones al ámbito del Consejo Superior”, la de entender el cogobierno universitario en un sentido de acuerdo antes que de discordancias. Sin embargo, más allá de esa impronta –en la que ha tenido éxito, sin dudas– la “era Pizzi”, que lleva ya 6 años y debe finalizar en 2022, también ha tenido otros fuertes hitos. Uno de ellos es, precisamente, la forma en la que él llegó al poder en la Universidad más grande del Oeste argentino.
Daniel Pizzi
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El 10 de junio de 2014 la fórmula Pizzi-Barón (Interclaustro) se impuso en la segunda vuelta por el 63,89 por ciento de los votos.
PIZZI
Daniel Pizzi y Jorge Barón son el primer rector y vicerrector de la UNCuyo elegidos por voto directo.
El 7 de junio de 2018 el rector Daniel Pizzi y el vicerrector Jorge Barón resultaron reelectos por un periódo de cuatro años.
En agosto de 2019 se aprobó la reforma del Estatuto Universitario, el cual aprueba la paridad de género en cargos electivos.
El 10 de junio de 2014, se realizaron en la UNCUYO las primeras elecciones abiertas de su historia. Cerca de 36 mil personas acudieron a las urnas para –a través del voto ponderado de docentes, estudiantes, egresados y personal de apoyo académico– elegir a las autoridades del Rectorado y de todas las facultades. La ajustada votación entre la fórmula de la agrupación “Interclaustro”, integrada por Daniel Pizzi y Jorge Barón, y el binomio del “Foro Académico”, con Roberto Battistón y Alicia Puerta de Chacón como postulantes, provocó que esa nueva modalidad electoral se estrenara con una segunda vuelta. El 19 de junio, Pizzi logró el triunfo y, dos meses después, el 16 de agosto, asumió como rector. La historia dirá que, además, la misma fórmula sería la primera en lograr la reelección de forma abierta. Eso ocurrió en junio de 2018, aunque en este caso no hizo falta una segunda vuelta electoral para obtener el triunfo. En su gestión, Pizzi ha tenido otros hechos notorios. Desde su gestión, suelen marcar “la efectivización” de cientos de docentes y de trabajadores del personal de apoyo académico, que se concretó tras años de espera. “Era un reclamo histórico y un compromiso de esta gestión”, marcaban los secretarios del gabinete de Pizzi.
Daniel Pizzi
Sin embargo, el más notable de todos es el logrado en 2019: la paridad de género en los cargos electivos directos. En la sesión del Consejo Superior del 19 de junio de ese año, Pizzi anunció el proyecto que buscaba que hombres y mujeres participaran por igual en los cargos elegidos por el voto directo (Rectorado y Vicerrectorado, decanatos y vicedecanatos), además de los cuerpos colegiados (consejos Superior y directivos). Dos meses después (el 23 de agosto), y a una semana de que la UNCUYO cumpliera 80 años, la asamblea universitaria declaró por unanimidad la paridad. Incluso fue más allá y resolvió que el “piso” de cualquier fórmula podía ser solo de mujeres en lugar de varones. “Tiene que ver con una reparación histórica. Durante 80 años, las mujeres casi no tuvieron participación en estos cargos. Es hora de que eso cambie”, remarcó Pizzi. Efectivamente, la Asamblea votó que, de ahora en más y hasta “cuando sea necesario rever la norma”, los binomios para el Rectorado y para los decanatos deberán tener “por lo menos una mujer” en su conformación. Eso significa que podrá haber fórmulas íntegramente femeninas, pero no exclusivamente masculinas. Ese hito marca sin dudas la gestión Pizzi, aunque él también hace gala de su capacidad de “horizontalizar” las discusiones. “Este tema se alcanzó por unanimidad, pero fue algo discutido y consolidado en las comisiones de trabajo que se realizaron. Es sin dudas, también, fruto del consenso”, señaló el rector. “Es la forma de demostrar que hemos trabajado con un cogobierno pleno. Ese es el mayor mérito de nuestra gestión”, insistió, a modo de conclusión final.
Daniel Pizzi
Unidiversidad
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