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Víctimas de ETA toman la palabra

Víctimas de ETA toman la palabra

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Diseño y edición: Laura Albor

Cristian Matías: «No necesito que me pidan perdón»

Nieto del taxista Manuel Albizu, asesinado en 1976

Cómo afronta el acto de disolución de la banda? Para mí, todo obedece a una estrategia de autopropaganda. Se justifican en un supuesto conflicto entre vascos, o entre vascos y el Estado español, que no existe. Mi abuelo, cuando lo asesinaron, no tenía ningún conflicto con nadie. No hay por dónde agarrarlo. ¿Cómo ha vivido estos años de espera? Cuando ETA anunció que dejaba de matar, la recibí con entusiasmo y satisfacción. Pero detrás de todo hay una estrategia, incluso de cesiones del Gobierno. Las negociaciones, la derogación de la doctrina Parot, los homenajes a terroristas cuando salen de las cárceles sin ningún tipo de arrepentimiento. Ha sido un goteo constante. ¿Qué opina de la actuación de las instituciones? Como víctima, ha sido una desilusión y una traición. Todas las declaraciones del Ministro de Interior en los últimos años han sido para pedir la disolución de ETA, y es algo que no llego a entender. El Gobierno tiene mecanismos para detener a aquellos comandos localizados. A mí no se me pasa por la cabeza que el ministro de Interior pida que los narcotraficantes se disuelvan. Es el Estado, mediante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, quien les detiene.

¿Cómo ha cambiado su vida ETA? Creo que una persona puede entender la pérdida de un familiar por un accidente de tráfico, o por una enfermedad, pero nadie puede entender que alguien, por unas ideas, por imponer un proyecto político o luchar por la independencia de un territorio, pueda asesinar a otra persona por tener otro punto de vista. Te cambia la vida porque nunca vas a entender eso. Ya no eres la persona que eras antes. ¿Cree que podría llegar a perdonarles? El perdón es un tema muy personal. Puedo entender que haya víctimas o familiares de víctimas que perdonen a los asesinos. Pero no es mi caso, yo no olvido ni perdono. Principalmente porque el que tenía que perdonar es mi abuelo, y él ya no está para porque le asesinaron. Tampoco me han pedido perdón, ni espero que lo hagan. No lo necesito. Texto: Adrián Mateos

Maite Araluce: «El sufrimiento que han dejado no se borra»

Hija de Juan Mari Araluce, presidente de la Diputación de Guipúzcoa, asesinado el 4 de octubre de 1976

¿Qué sientes ante el anuncio de disolución definitiva de ETA? Siento rabia, me parece que todo esto sólo sirve para darles propaganda. Van a intentar que se les den beneficios penitenciarios, que se reduzcan penas por dejar de matar. Cuentan con el apoyo en las instituciones y algunos partidos políticos, que tienen con ellos consideraciones que nunca han tenido con las víctimas. Si se quieren disolver, que cumplan las penas, que ayuden a esclarecer los más de 300 casos que quedan sin resolver, que colaboren con la justicia y entreguen todas las armas y a los huidos. Si no, esto es un paripé. ¿Temen que haya contraprestaciones? Nos da miedo que ahora desde las instituciones digan que como han anunciado que desaparecen, hay que permitir el acercamiento de presos o que salgan de prisión y se pase página. Se han dado cuenta que matar no servía para nada, de que se equivocaron, de que son más efectivas las instituciones, pero qué pasa con todo el sufrimiento que han dejado detrás. Eso no se borra. ¿Se han sentido desamparados como víctimas? Siempre nos hemos sentido olvidados por las instituciones. Todavía ahora seguimos luchando por ese reconocimiento, lo que es muy injusto. Y sin embargo, tenemos que ver cómo se permiten homenajes a etarras, lo que nos hace mucho daño, es como rememorar todo lo que nos pasó.

¿Qué le pide al Gobierno? Que no entre al juego de darles esta publicidad, que no pacte con ellos ni les de ningún beneficio por dejar de matar, que sigan la lucha contra ellos, siguiendo las pistas de huidos e investigando los casos que quedan sin resolver. Los que mataron a mi padre, a sus escoltas y a su chófer no han pagado por la amnistía de 1977 así que no digan que todas las víctimas tienen derecho a la justicia porque no es verdad. ¿Cómo recuerda el día del atentado y su vida después? Lo recuerdo con claridad: hay imágenes, ruidos, olores que se quedan para siempre. Tras el atentado, nosotros pasamos a ser los malos, los señalados. A mí mis compañeras del colegio me enviaron un telegrama a casa en el que ponía “Ya queda un cerdo menos en la tierra”. Un año después mi madre y mis ocho hermanos nos tuvimos que venir a Madrid porque aquello era irrespirable. Mi madre no quiso que viviésemos en ese ambiente de odio. Se te acaba la infancia, la adolescencia, te quedas sin padre. Entrevista: Raquel Quílez

Tomás Serrano: «Estoy desilusionado por completo con las instituciones»

Tomás Serrano, policía armada que sufrió un atentado en Vitoria el 30 de octubre de 1977.

¿Qué recuerda del atentado? Eso no se olvida, y he tenido suerte, soy un privilegiado. Estaba de servicio en Vitoria, en un cuartel militar porque no teníamos base allí. Estaba de servicio esa noche y me avisaron sobre la una de la madrugada. El centinela de la puerta dijo que había una bolsa de deporte y le dije al compañero que no la tocaran. Si no le llego a agarrar la mano, volamos los cinco o seis que estábamos alrededor. Avisé al resto del personal y al salir de una habitación, la bolsa hizo explosión mientras la manipulaba un tedax. Una puerta cayó encima de mi espalda y en 2017 me han tenido que operar después de 40 años. Era una secuela del atentado, además de los audífonos que llevo en los oídos. ¿Qué opina cuando le hablan del anuncio de la disolución definitiva de ETA? No me lo creo. Mientras estén en las instituciones, bien. Pero, en el momento en que no estén, creo que volverán otra vez a lo mismo. Además, no han entregado todas las armas que tienen. ¿Cuál ha sido su experiencia personal desde el atentado? Día a día me lo tragué poco a poco porque mis hijos eran pequeños, con 6 y 7 años. No sabían que su padre iba a Vitoria de policía. Los engañamos. Cuando los vecinos se enteraron de que yo era

policía, nos dejaron de hablar. Y el trato de la sociedad allí, fatal. Pero jamás, ni mi mujer ni yo hemos transmitido odio a nuestros hijos. Pero eso sí, yo ni olvido ni perdono. ¿Cómo les han tratado las instituciones? En mi caso, tras el atentado, muchos parabienes y ‘a sus pies, señora’, a mi mujer. Pero a la hora de la verdad, nada. Es más, cuando se celebró el juicio contra los autores del atentado, yo me enteré por víctimas de terrorismo. Lo suyo es que me hubieran citado a mí y que me hubiera reconocido un médico forense para ver las lesiones que tenía, pero no se han preocupado de mí en absoluto. Estoy desilusionado por completo. Texto: Manuel Moreno | Foto: Ana Pérez Herrera

Carmen Imaz: «ETA sigue en la calle»

Hija del comandante Joaquín Imaz asesinado por ETA el 26 de noviembre de 1977 cuando iba a coger su coche en el parking de la plaza de toros de Navarra. Fue la primera víctima mortal en Navarra.

¿Qué supone para ti la disolución de ETA? No podemos consentir que ETA se disuelva sino que deberíamos darle el protagonismo absoluto a quienes han luchado contra ella, ellos deben acabar con ETA. No pueden decir qué buenos somos, nos arrepentimos y ahora lo dejamos. Para mi no hay arrepentimiento, no tienen infraestructura, les han dejado sin recursos y cambian la imagen. ¿Qué te parece el perdón de ETA? El perdón de ETA no existe, ¿qué perdón? El perdón del asesino del padre de los Ulayar, por ejemplo, que ya está en la calle y en cuanto ve a la familia lo que hace es decir que su padre está bien muerto y que encima se ríe de ellos. ¿Ese es el perdón de ETA? No. ¿Es el perdón que decía el carnicero de Mondragón que había asesinado a 17 personas y decía ‘no, no, yo no he asesinado, yo he ejecutado’? ¿Es ese es el perdón? No. Aparte, ¿víctimas culpables, víctimas inocentes? Aquí ha habido unos asesinos que han matado a sangre fría a todas las víctimas, han torturado, han secuestrado, han herido... ¿Qué deberían hacer las instituciones? Acabar con ellos. No podemos permitir que no haya ni vencedores ni vencidos. A un ladrón no le pedimos que deje de robar. Por ejemplo, en las fiestas de San Jorge, un barrio de Pamplona,

había pancartas que decían «Gracias a los asesinos por vuestra lucha». Eso no se puede permitir. ¿En la sociedad sigue estando ETA? Claro, a todos los niveles. A nivel político, en las instituciones, que me parece gravísimo; a nivel social con estos apoyos como en las pancartas o como los Guardias Civiles de Alsasua, la gente no se atreve a hablar porque ETA sigue en la calle, sigue habiendo miedo. ¿Cómo cambió tu vida el atentado? Después de tantos años sigo sin haberlo superado. Pasa el tiempo, pero las heridas no acaban de cerrar o si se cierran, en seguida se abren con cosas como las de ahora. Entrevista: Sara Campos, Rodrigo Muñoz

Salvador V. Gajate: «Uno no tiene que haber estado implicado en un atentado para decir que es víctima»

Salvador Vicente Gajate, estuvo implicado en un tiroteo en 1978, en Villafranca de Ordicia. Tras custodiar a un etarra, a la vuelta a su cuartel, tras unos troncos les empezaron a tirotear. Salieron de su vehículo para responder a los disparos y los terroristas se asustaron y huyeron. Por suerte, salieron ilesos.

¿Qué siente ante el anuncio de la disolución definitiva de ETA? Que llega tarde y no hay por donde cogerlo. Debería pedir perdón cada uno de los miembros y se tendría que investigar todo lo que hay sin resolverse. ¿Cómo fue su experiencia personal con la banda? Yo era Guardia Civil y tengo al menos 14 personas a las que he perdido. Te arrancaban un cachito de cada uno y la mala hostia que te dejaban no se puede describir. Estuve implicado en varios actos, pero sobre todo en el 78. ¿Cómo ha vivido la evolución de la banda a lo largo de estos años? Dejé la Guardia Civil en 1981 y estuve en San Sebastián desde el 1976 hasta ese mismo año. Me desligué de aquello porque para mí fue insoportable. Y llegó un momento en el que decidí irme, porque solo pensaba que estábamos allí sin hacer nada, solo para que nos matasen. ¿Se ha sentido arropado por las instituciones? Me he sentido arropado ahora en 2015, y porque lo he solicitado yo. Tuve atentados y no sabían si los había tenido o no, lo he tenido que demostrar. Estamos un poco abandonados. Yo tuve el

atentado y a las 6 de la mañana tuve que volver a trabajar , allí no te atendía nadie. Lo que más me sorprendía es que había dinero para luchar contra el terrorismo, pero no para los huérfanos y viudas que dejaban a su paso. ¿Qué le pide al gobierno? Me gustaría que a la gente que vivió el terror, que también son víctimas del terrorismo, se lo reconocieran. Que les arropen como es debido. Que uno no tiene que haber estado implicado en un atentado para decir que es víctima. Texto: Iván Tomé

José María Arconada: «No me he sentido arropado por las instituciones»

José María Arconada sufrió un atentado en la estación de Atocha de Madrid, en 1979. Sobrevivió, pero su mejor amigo murió. Fue un triple ataque con explosivos cometido en el Aeropuerto de Barajas y en las estaciones de Atocha y Chamartín. Murieron siete personas y más de cien resultaron heridas

¿Qué siente ante el anuncio de la disolución definitiva de la banda? Me ha parecido un poco raro. Todo eso ha llegado a través de una negociación con el Gobierno. Creo que los políticos han hecho diferencias entre las víctimas suyas de partido y las demás. ¿Cuál fue su experiencia personal? Yo vivía en Mondragón. Al irnos de vacaciones, nos sentamos encima de una bomba en la estación de Atocha y explotó. Mató a cuatro personas. Yo estaba a 60 centímetros de la bomba y no me mató. Tenía 20 años y a mi mejor amigo le reventó la cabeza. Me cambió la vida totalmente, pero lo que no me quitaron fueron las ganas de vivir. ¿Cómo ha vivido la evolución de ETA a lo largo de estos años? Toda la vida ha sido un sistema mafioso. Es un sistema de vida, en el que viven y han vivido muy bien. El problema ahora es la juventud que sale de la Universidad de Mondragón, que son gente que les han metido en vena el odio a España y son genios de la electrónica y la informática. Te preparan una bomba en 10 segundos. ¿Se ha sentido arropado por las instituciones?

En nada. ¿Qué le pide al gobierno? No se le puede pedir nada, ya lo han hecho todo. Estos tíos van a salir a la calle a bandadas y van a acabar con pensiones, vivienda y escolta. Con estos gobiernos que tenemos, en España puede pasar cualquier cosa. Texto: Iván Tomé

Paz Prieto: ¿Qué puedo esperar de los que han asesinado a mi padre?

Paz Prieto, hija de José Luis Prieto, teniente coronel en situación de retiro, asesinado el 21 de marzo de 1981. Había sido durante trece años jefe de la Policía Foral de Navarra.

¿Qué recuerdo tienes del asesinato de tu padre?. Tengo el recuerdo de una chica de 19 años en primero de carrera, preparándose para salir un sábado por la noche. Recuerdo que les dije a mis hermanos que algo debía haber pasado porque se oían muchas sirenas. Mi padre y mi madre habían salido a misa a la Parroquia del Huerto. Yo salí de casa, bajé al portal y me encontré con un vecino que se me abalanzó encima con la cara descompuesta y me dijo que avisara a mis hermanos, que mi padre había tenido un accidente. En ese momento no ví lo que podía ser. Otra hermana y yo fuimos hacia allí y cuando nos acercamos y vimos tanta policía, comenzamos a imaginar que no era un accidente. El siguiente recuerdo es decirle a la policía que nos dejara pasar, que éramos familia y ya vimos a nuestra madre. Una cosa que no olvidaré es que yo no miraba al suelo, miraba al frente y me tropecé con el cadáver de mi padre. Es un recuerdo imborrable, se te queda la imagen fotográfica. Con estos recuerdos, ¿qué impresión te da la disolución de ETA? Yo siempre tengo en mente las palabras de mi madre que dijo que esperaba que fuera el último muerto. Evidentemente no lo fue. En aquel entonces las víctimas no existíamos o existíamos para mal. La gente tenía como reparo de verte. Era mejor no vernos porque si no nos veían, no existíamos. Como hemos vivido tantas treguas trampa, comunicados de ETA…

Yo casi ni los leo porque ¿qué puedo esperar de los que han asesinado a mi padre? Este último lo he leído y ya es el colmo de los colmos. Prefiero ser bien pensada y esperar que sea algo que les han dicho que tienen que hacer para conseguir lo que quieren conseguir. ¿Qué le pediríais al Gobierno de España que haga o no haga a partir del anuncio? Estoy segura de que nunca nos vamos a enterar de lo que ha habido por detrás. Yo le pediría que no haya ni media contraprestación, que se preocupen de lo que tienen que hacer, que es hacer justicia, de que se cumpla la ley. Desde 2011 hasta ahora, ¿vuestro estado anímico ha cambiado de alguna forma? Es como el mundo al revés y las víctimas nos tuviéramos que apartar, que olvidar. Ha habido concejales que me han dicho que no somos quien para hablar de terrorismo. Texto: Pablo Ojer

Ana Velasco: «ETA es lo peor que ha pasado en España»

Hija del comandante de caballería Jesús Velasco, asesinado el 10 de enero de 1980 en Vitoria, delante de dos de sus hijas

¿Qué es lo primero que piensas cuando escuchas la palabra ETA? Lo primero que pienso es dolor, sufrimiento, angustia. Es lo peor que ha pasado en España y, por supuesto, en mi vida. Me ha marcado para siempre. ¿Qué supone para ti la disolución de ETA? Yo creo que la disolución no debe ser una iniciativa que tomen ellos sino que debe ser visto como la victoria del Estado de Derecho y la derrota del terrorismo. El que las siglas “desaparezcan” no significa que todo el terror y el dolor que han causado vayan a desaparecer. Eso lo debemos tener muy presente: el daño, los asesinados, los muertos, las familias mutiladas, los huérfanos, las viudas… Que no se nos olvide. ETA no es solamente una banda terrorista y su disolución como banda no es suficiente, tiene que desaparecer también todo lo que implica: su ideología, su fanatismo, su influencia en la sociedad vasca... Si no, no va a existir un verdadero final del terrorismo. Además, tengo tristeza y desconfianza porque lo que se ha hecho en el pasado me lleva a pensar que se van a buscar fórmulas para que las penas que están cumpliendo los pocos terroristas que quedan en la cárcel, se acorten.

¿Qué debería de hacer el Estado para eliminar las raíces de ETA? Educar a las nuevas generaciones, impedir que se les inculque el fanatismo desde su más tierna infancia. Además, impedir los homenajes a los terroristas cuando salen de la cárcel porque en el último año ha habido 77 y no ha pasado nada; e impedir que en las escuelas del País Vasco se ensalce y se hagan homenajes a terroristas como se hizo en Hernani, por ejemplo. Han pasado los años pero ¿se llega a olvidar? En las familias es imposible porque la ausencia está ahí para siempre. Además, hay que pensar en la sociedad española, que tiene que tener la fortaleza moral para colocar a cada cual en su lugar. Y las víctimas, de cara al futuro, merecen reconocimiento y apoyo. En cambio lo que se está haciendo para pasar página es hacer como si no hubiera pasado nada. Eso es muy ingrato para los que han dado su vida por la libertad, por la democracia y por España. Es lo que pretenden los terroristas y no se puede consentir que lo consigan. Entrevista: Sara Campos, Rodrigo Muñoz

Cristina Cuesta: «No me creo a ETA»

Hija del delegado de Telefónica Enrique Cuesta, asesinado el 26 de marzo de 1982 en San Sebastián

¿Qué es lo primero que piensas cuando escuchas la palabra ETA? ETA es una organización terrorista que ha marcado la vida de mi familia, que ha extendido el miedo y el terror, que me ha afligido durante años y de la que he intentado neutralizar sus consecuencias. ¿Qué supone para ti la disolución de ETA? Yo no me creo a ETA, ha mentido tantas veces… Son expertos en marketing y ahora están intentando conseguir lo que no han conseguido matando. ¿Qué debería de hacer el Estado para eliminar ETA? Si realmente ETA quiere un final digno y quiere irse con la cabeza gacha y avergonzada (estamos muy lejos de esta situación) lo que tiene que hacer es ayudar a esclarecer los asesinatos con la justicia, con las policías, con el Gobierno… ¿Le da miedo que a conmuten las penas de los terroristas por compensación? Me da miedo que conmuten las penas. Ellos están reclamando el borrón y cuenta nueva, están intentando salvar los muebles. Estamos todo muy expectantes por este supuesto final, esta nueva parodia pero es que hay recibimientos a presos constantemente, los reciben como héroes y esto es una aberración. Son personas que han causado mucho daño, que han atentado contra

los derechos humanos y que han intentado subvertir el orden constitucional. Aquí hay una falta de pedagogía social, política, porque ellos quieren imponer su credo totalitario, imponer quién es buen vasco y mal vasco. Yo soy vasca, nací en San Sebastián, he tenido que irme del País Vasco y no seré nunca consideraba una buena vasca porque no soy una buena vasca nacionalista. Yo soy vasca y española y por esta cuestión han sido asesinados, por ejemplo, mi padre y tantos y tantos otros. ¿ETA va a seguir estando en la sociedad? Lo está. El germen del terrorismo etarra sigue anidando en la conciencia y en la interpretación del mundo de muchísimos jóvenes hoy en día. Y lo extraño es que no se luche contra ello. Entrevista: Sara Campos y Rodrigo Muñoz

Charo Cadarso: «Las víctimas para ETA no existimos, somos un estorbo»

Hija del teniente coronel retirado de la Guardia Civil Luis Cadarso San Juan, asesinado en 1981

¿Qué opina de la disolución de ETA? Para mí no se van a disolver. Es un teatro más, como los que han hecho tantas otras veces. Quizás ahora sea más escenificado, porque les interesa dar más bombo. Yo lo que espero es que entreguen las armas y que cumplan la Ley. Mientras no sea así, yo pienso que ETA seguirá existiendo. No podrá atentar, pero para mí la disolución completa solo sería de esta forma. ¿Confía en que llegue ese momento? Para mí es todo una farsa. Lo único que quieren es que los presos sean presos políticos, que se les quiten las penas y reinsertarlos. Las víctimas para ellos no existimos, somos un estorbo. Pero ahora queremos hablar. Quizás ahora hay que hablar con fuerza para que de verdad se sepa la verdad, que no es la que ellos cuentan. ¿Acepta su perdón a las víctimas? Yo sus disculpas ni las quiero ni las necesito. A mi padre no he podido resarcirle nunca de ninguna manera. Los que están en la cárcel por ello tienen hasta mejoras de condena. No sé si les redimen la pena por leer un libro o por hacer un bizcocho en la cárcel. Yo no me he podido quitar esa pena en todos estos años.

¿Cómo cambió su vida el atentado de ETA? Nos cambió la vida de forma radical. Siempre he dicho que mi familia y yo hemos tenido dos vidas. Una, hasta el 14 de abril de 1981, y otra después del atentado. Mi padre era una persona trabajadora, activa, cariñosa. Era guardia civil, eso era su vida. Después de su asesinato, empezaron a hacernos la vida imposible porque no les interesaba que siguiéramos en Basauri (Vizcaya). Nos echaron, no nos fuimos porque quisiéramos. Eran unos años muy complicados, y procuramos que nadie se enterara de dónde íbamos. ¿Sería capaz de perdonar a los terroristas? No. Ni olvido ni perdono. No fue un accidente, fue algo preparado. Le siguieron, buscaron información. Y eso no lo puedo perdonar. Texto: Adrián Mateos

Mª J. González : «Tiene que haber vencedores y vencidos»

Funcionaria del ministerio del Interior. Sufrió un atentado con coche bomba el 17 de octubre de 1991 cuando iba al colegio con su hija Irene, de 12 años. Perdió una pierna y un brazo; su niña, las piernas y tres dedos de una mano.

¿Qué supone para ti la disolución de ETA? Me produce incredulidad. No creo que se vayan a disolver porque están muy bien colocados en las instituciones y tienen mucho poder en todos los pueblos de Navarra y el País Vasco. Están sembrando el odio. Mientras no se vayan, mientras no desaparezcan estos grupos terroristas que ahora son el gobierno vasco harán lo que quieran. Todo lo que antes pedían a las víctimas, a los empresarios vascos,ya lo tienen porque se lo damos nosotros, todos los españoles. ¿Qué debería de hacer el Estado para eliminar las raíces de ETA? Lo primero, detener a los terroristas que todavía no han sido detenidos. Tienen que esclarecer los 300 casos que están sin resolver. Por ejemplo, el mío. Que a todos los que están implicados por esta trama, los detengas, los juzguen y cumplan sus penas. Además, deben hacer pedagogía en los colegios para que se sepa qué ha pasado. ¿Le da miedo que se lleguen a conmutar las penas de los terroristas por compensación? Estoy segura que se van a conmutar las penas porque está en el pacto que hicieron con Zapatero. Lo primero fue legalizar el brazo político de ETA, luego excarcelar a los presos y después aquí no ha pasado nada, ni vencedores ni vencidos, las víctimas están al mismo nivel que los asesinos...

Por supuesto, no estoy de acuerdo, tiene que haber vencedores y vencidos, el vencedor es el Estado de Derecho y los vencidos los asesinos. ¿Todavía te duele la huella del terrorismo? Yo me he trabajado a mí misma para que ETA no perturbe mi vida. Después de todos los años que han pasado, me sigue doliendo pero no en mí, porque yo lo he superado al 100%, si no porque sé cómo sufren las familias a las que les pasa algo. Yo tengo la suerte de que tanto mi hija como yo estamos aquí, pero hay personas que no están. Una pérdida de un padre, de un marido, de un hijo es un dolor para toda la vida. ¿En qué te sientes defraudada? Me siento defraudada porque mi caso todavía no ha sido esclarecido. Ese día hubo tres atentados y ninguno de los tres se ha esclarecido. Entrevista: Sara Campos, Rodrigo Muñoz

Ana Isabel Díaz Delgado: «Dejé de ser la persona que era para convertirme en una víctima»

Ana Isabel Díaz Delgado, hermana del policía nacional Francisco Javier Delgado, asesinado en 1991

¿Cómo vive el fin de ETA? Vivo esa jornada con mucha incertidumbre. No se han desarmado, han realizado un perdón selectivo y además han tratado de justificar su actuación. A mí, personalmente, ese proceso de teatralización no me inspira mucha confianza. Quieren darse una imagen internacional que nunca han tenido, emulando a las FARC. Lo único que tienen que hacer es disolverse y cumplir con la Justicia. Todos estamos satisfechos en el sentido de que ETA ya no nos mata. Pero, a partir de ahí, yo no tengo nada que agradecer a la banda. Se la ha derrotado policialmente, y no ha vuelto a ser operativa no porque no haya querido, sino porque no ha podido. Ahora quiere sacar rentabilidad de su derrota y venderla como una victoria, quiere politizar el tema para conseguir beneficios para los presos. Pero si el Estado no cedió al chantaje en 40 años, no puede ceder ahora. ¿Cómo cambió su vida ETA? La cambió toda. Es un hecho que me marcó de forma radical, a mí y a toda mi familia. Dejé de ser la persona que era para convertirme en una víctima. Es algo que tienes que superar y aprender a convivir con ello.

¿Podrá perdonar algún día a la banda? Yo no perdono, pero que yo les perdone o no, a ellos les va a dar igual. Es una banda criminal que se dedicaba a matar gente para chantajear al Estado. Ellos ahora también dividen entre víctimas que se lo merecían y víctimas que no. Crean un conflicto para justificar su acción que no tiene ningún sentido. Están llevando el relato a su terreno, haciendo aún más daño a las familias de las víctimas. Texto: Pablo Ojer

Íñigo Pascual: «No se pueden permitir homenajes, ni reescribir la historia»

Hijo de Ángel Pascual, un ingeniero de Lemóniz, asesinado el 5 de mayo de 1982

¿Cómo recuerdas el asesinato de tu padre? El 5 de mayo de 1982 salíamos muy prontito de casa, como todos los días, y transcurridos un par de kilómetros, en una calle estrecha por donde teníamos que pasar, un coche nos bloqueó y salieron tres asesinos. Uno se quedó en el coche y los otros comenzaron a disparar desde distintos ángulos. Reaccioné poniendo la carpeta para tratar de taparle y me dieron también a mí, pero poco. Aparte de una profunda tristeza y vacío, lo que más me costó no fue tanto asumir que a mi padre lo habían asesinado como tener que ir a dar la noticia a mi madre y hermanas. En cuanto abrió la puerta me dijo “Es papá, ¿no?” y le dije que sí. Después de todo lo que pasaste, ¿cómo se recibe el anuncio de disolución? La primera vez que leí el comunicado me dije que algo había cambiado. Pero al leerlo por segunda vez, vi que hay una trampa enorme. Primero justifican sus asesinatos y segundo, piden un perdón selectivo entre las víctimas que merecían morir y las que no. En el caso de Ángel Pascual, que era un ingeniero de Lemóniz, ¿entre cuál está? Yo no perdono en esas condiciones. Y además, el perdón, si fuera sincero, que dudo que lo sea, tendría que ir ligado a otras cosas. No se pueden permitir los homenajes, no se puede reescribir la historia, y, por supuesto, las familias necesitamos justicia y una reparación. No puede ser que la sociedad española esté pagando

todos los asesinatos, todas las extorsiones, todos los daños materiales. ¿Cómo has vivido el periodo entre 2011 y 2018 en que no ha habido asesinatos? Con una doble vertiente. Por un lado muy feliz porque cuando había un asesinato de ETA se me creaba una herida y por otro lado, absolutamente triste porque escuchar declaraciones como las del carnicero de Mondragón de que no se arrepentía de ninguno de los asesinatos, de los etarras que brindaba con champán. Una parte de la sociedad no ha sido justa con las víctimas y hemos sufrido mucho. ¿Qué le pedirías al Gobierno a partir de ahora? Que por favor no haya absolutamente ninguna contraprestación a cambio de esa “paz”. Que haya dignidad, que haya más homenajes, que se tilde a la banda terrorista como lo que fue. Texto: Pablo Ojer

Jose Ignacio Toca: «El perdón se consigue entregando a la gente en búsqueda»

Hijo de Alberto Toca, asesinado el 8 de octubre de 1982

¿Qué recuerdo tienes del asesinato de tu padre? Yo tenía 13 años cuando mataron a mi padre. Volvía del colegio y recuerdo ver muchas sirenas por donde el entonces gobierno civil. Era una época en la que había muchas sirenas y mucha policía, eran los años de plomo. Pero no sé por qué, ese día hubo algo que me sonó mal. Fue llegar a casa y ver a mi madre desencajada: le habían avisado de que algo había pasado. Luego vinieron un par de personas a dar la noticia y fue un desmoronamiento absoluto, el acabose. Me mandaron a casa de un amigo y allí estuve pasando la tarde. Con estos recuerdos, ¿Qué impresión te da la disolución de ETA? Parece que es todo una estrategia organizada y que va a haber contrapartidas. Yo la verdad es que no soy optimista. ¿Qué le pedirías al Gobierno de España? Que no haya ninguna reacción si no se producen movimientos de verdad. Es decir, el arrepentimiento y el perdón se consiguen entregando a la gente que está buscada, colaborando en el esclarecimiento de los asesinatos sin resolver, entregando las armas que puedan ayudar a resolver crímenes. Sin eso, mover un solo dedo me parecería obsceno.

Desde 2011 hasta ahora, ¿vuestro estado anímico ha cambiado de alguna forma? Para mí, a peor. Estamos viviendo los momentos más difíciles desde los años de plomo. Porque parece que al final todo lo que padecimos no ha servido de nada, parece que se pasará página como si fuéramos algo incómodo que hay que olvidar en vez de mantener esa memoria. Yo soy de los que opinan que sí tiene que haber victorias y vencedores y vencidos. Texto: Pablo Ojer

Juan José P.: «Aún miro para atrás para ver si me están siguiendo»

Juan José P., policia Nacional, superviviente de un atentado en octubre de 1982.

¿Por qué no quiere salir en la foto? Aunque le parezca mentira, esta es la primera vez que hablo con la prensa 36 años después del atentado. Sigo con pesadillas. He cambiado de coche siete veces. De casa, tres. Aún miro para atrás para ver si me están siguiendo. No veo los telediarios. Aún me duran los problemas.Mientras le estoy contando todo esto se me ponen los pelos de punta. Me entran escalofríos. ¿Cómo fue su atentando? Robaron un taxi en Vitoria, lo llenaron con 50 kilos de goma dos y cuando pasaba nuestra patrulla de la Policía Nacional lo hicieron explosionar. Iban tres coches, hubo un muerto y once heridos. Coincidió con la visita del Papa Juan Pablo II a España. El atentado fue el 31 de octubre de 1982 a las nueve y cinco de la noche. ¿Alguien le ha perdido perdón? Sí. El último que yo esperaba que podía hacerlo. Juan José Ibarreche, el ex lehendakari. En un acto con las víctimas del terrorismo nos pidió perdón en nombre del pueblo vasco. ¿Usted perdonaría a sus verdugos?

Como persona sí, como miembro de la Policía Nacional no. Sería traicionar la memoria de mi compañero muerto. Qué sería de sus hijos o de su mujer. ¿Se cree el fin del terrorismo? Lo han dicho tantas veces... Que entreguen todas las armas. Nos han atacado con bazookas, con explosivos, con pistolas. Seguro que aún tienen muchas. Que pidan perdón. Esto no fue una guerra como decían los terroristas. Esto era unos que mataban y otros que morían. Texto: Romualdo Maestre

Máximo Collado Arribas: «Ni perdonamos ni olvidamos»

Su hermano Víctor Collado Arribas, guardia civil, murió en un atentado en Alegría de Álava el 28 de septiembre de 1984.

¿Qué recuerda del día del atentado? Estábamos dormidos. A las dos y pico de la madrugada nos avisaron, nos dijeron que mi hermano había sufrido un accidente de coche y que estaba ingresado. Solamente nos dijeron a mi padre y a mí que en realidad había fallecido. Recuerdo el llanto de algunas mujeres y a nosotros intentando disimular para que mis hermanos no se dieran cuenta. Mis padres se fueron con mi hermana, mientras que mi hermano pequeño y yo nos quedamos hasta que vinieron mis tíos, que nos llevaron al pueblo donde nacimos y donde iban a enterrar a mi hermano. ¿Qué opina sobre el anuncio de disolución de ETA? Lo han dicho muchas veces, pero mientras no entreguen las armas, se disuelvan y paguen por lo que han hecho, no se van a disolver del todo. Siempre van a quedar ahí, esperando a que pase algo. ¿Cuál ha sido su experiencia personal después del atentado? La vida cambió mucho. Yo tenía 19 años, estaba en lo mejor de la vida. Durante los primeros años lo pasas mal, nunca dejas de recordarle. Luego, con el tiempo, te casas, tienes hijo… No le olvidas nunca, pero como que estás más pendiente de otras cosas. Pero están fechas clave

como su cumpleaños, el día del atentado... Hace 34 años que pasó y no se ha olvidado nunca. ¿Cómo les ha tratado la sociedad y las instituciones? En los primeros años, te tocó, te aguantas y ya está. Eran años muy malos, los años del plomo como los llamaban. Luego sí ha ido cambiando poquito a poco, a través de las asociaciones de víctimas, el Gobierno ha ido facilitándonos cosas, ayudas. Ahora los pueblos y los ayuntamientos se vuelcan, lo recuerda, dedican calles… Pero a los que nos tocó, nos tocó. Mi hermano fue el que más perdió. Pero ni perdonamos ni olvidamos. Texto: Manuel Moreno | Foto: Ana Pérez Herrera

Raimundo Plata: «Lo de la disolución es otro circo mediático que han montado»

Raimundo Plata Pámpanas fue uno de los 16 guardias civiles heridos en un atentado en la plaza de la República Argentina de Madrid el 1 de septiembre de 1985. También murió una persona que se ejercitaba por las inmediaciones.

¿Qué opina sobre el último comunicado de ETA? Es otra pantomima más de tantas como han ido haciendo durante todos estos años. Es un circo mediático que han montado. Lo de pedir perdón selectivo es como que no comulga con nosotros. A mí, por ejemplo, nadie me ha llamado para pedir perdón durante todos estos años, ni nadie se ha dirigido a mí para pedirme perdón. Yo no voy a perdonar a nadie. Estará por ver lo que ocurre en estos días venideros. ¿Cuál ha sido su experiencia personal después del atentado? Ha sido muy dramática. No nos han arropado lo que nosotros hubiéramos querido. En los años 80 éramos víctimas del terrorismo, pero no nos trataban como tal. Era como que te apartaban de la vida de buenas a primeras, como si tú hubieras cometido el delito, siendo tú la víctima. Recuerdo que en aquella época, cuando sufrí el atentado terrorista, yo me dí de alta médica y a los pocos meses me mandaron forzoso al País Vasco para trabajar. ¿Cómo ha sido el trato de los gobiernos de España? La experiencia que he tenido de gobiernos anteriores ha sido de dejadez hacia todas las víctimas del terrorismo. No hace mucho la derogación de la doctrina Parot fue un golpe muy duro a todas

as víctimas del terrorismo, con la puesta en libertad de terroristas que estaban condenados a miles de años y resultó que [los gobiernos] no han sido capaces de tenerlos en prisión 18 años con 25 asesinatos a las espaldas. ¿Qué ocurre? Que yo, como víctima del terrorismo, no me fío de lo que vaya a hacer el gobierno actual. Es también otro circo montado que ya viene de antes, hay algo entre ellos que ya lo tienen estudiado como para dar ciertos beneficios a esta gente. Texto: Manuel Moreno | Foto: Ana Pérez Herrera.

Matilde Atarés: «La disolución de ETA es un cuento»

Hija del general de la Guardia Civil Juan Atarés, asesinado en 1985

¿Cómo afronta el acto de disolución? A veces me paro a pensar en que estamos dando publicidad a estas personas y a su cinismo. Quieren vender una mentira, parecen ovejitas. Estoy algo insatisfecha al ver que permitimos a los asesinos quedar como buenos, y las víctimas empezamos a quedar escondidas, relegadas. Creo que eso es lo que pretenden. Me quedo con las palabras de Maite Pagazaurtundúa, que ha dicho que estos señores son artistas de la manipulación. Además, tienen detrás un apoyo, que son las siglas herederas, EH Bildu. ¿Confía en la disolución de ETA? Eso es un cuento. Va a quedar su sombra. Yo he ido a muchas concentraciones y, a la hora de hacernos una foto algunos nos dicen que no quieren ponerse. Nos dicen: «Vivimos aquí, tenemos familia». Todavía se sigue viviendo con mucho miedo. ¿Cómo fue la vida tras la muerte de su padre? La nuestra era una familia normal, sencilla. La banda terrorista nos mató un poco a todos el día que asesinaron a mi padre. Pero nos levantamos, y seguimos viviendo alegres. Esa gentuza no nos ha amargado la vida, aunque nos la cambió mucho. Tienes unos hijos que tenían el derecho a ver a su abuelo. Y acumulas miedos, no vives con tanta seguridad. Empiezas a ver que sigue

habiendo atentados, uno detrás de otro; y cada vez que hay uno, vuelves a revivir el tuyo propio. A mi padre el día que lo mataron ya lo habían matado muchas veces. En nuestra casa cada vez que mataban a un guardia civil, le mataban a un hijo. Ha sufrido lo indecible hablando con todos los gobiernos de España, de todos los colores, y no le hacía nadie caso. ¿Cree que les podrá perdonar? El día que ellos pidan perdón a todas las víctimas y no solo a las colaterales, habrá que pensárselo. De momento, los etarras lo único que ponen en su comunicado es que piden perdón a las víctimas que estaban en el sitio equivocado en el momento equivocado. Lo que es ridículo y duele muchísimo es que digan que policías, guardias civiles, políticos etc tenían escrito en su nómina que se les podía matar. Texto: Adrián Mateos

Jesús Faucha Muela: «Es una pantomima, ellos quieren contar su historia»

Su padre, Jesús María Faucha López, resultó gravemente herido en un atentado en Madrid el 25 de abril de 1986.

¿Cómo era su vida antes del atentado? Mi padre estaba centrado en su familia y en su trabajo en el parque de automovilismo de la Guardia Civil de Madrid. Yo tenía un año cuando ocurrió. Mi padre conducía un Land Rover de la Guardia Civil por la calle Juan Bravo cuando en un semáforo en rojo, un vehículo estacionado hizo explosión. Murieron 5 compañeros y 4, entre ellos mi padre, resultaron heridos de gravedad. ¿Cómo ha sido su vida desde entonces? Mi padre no fue el mismo desde entonces. Aparte de las secuelas físicas, como pérdida de visión, sordera y falta de movilidad en la mano derecha, las secuelas psicológicas hicieron que no llevara una vida organizada en muchos aspectos. ¿Qué siente ante el anuncio definitivo de la disolución de ETA? Que sepamos, no han entregado las armas, siguen en instituciones y tienen pendiente colaborar con más de 300 casos sin resolver. Es una pantomima, en la que ellos quieren contar su historia, obviando que aquí ha habido asesinos y víctimas, vendiendo una disolución que no es real. ¿Se ha sentido apoyado por las instituciones?

En los últimos años se realizado muchas acciones en reconocimiento a las víctimas, en actos públicos, modificando y aplicando leyes a la necesidad social, tanto de ETA y su entorno, pero no siempre fue así. Cuando ocurrió el atentado, tanto mi madre como mi abuela, pidieron al entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, que intentaran no retirar a mi padre del servicio activo, que le dejaran aunque fuera en trámites burocráticos. Pero no lo hicieron. Estoy convencido de que eso le hubiera ayudado en sus secuelas psicológicas. ¿Qué le pide al Gobierno? Que los terroristas cumplan su pena íntegra; que se impida el enaltecimiento de terroristas; el esclarecimiento de todos los atentados aún sin aclarar, la identificación de sus responsables y su puesta a disposición judicial. También el impulso de un gran pacto de Estado en el que la mayoría de los partidos dejen claro que ante los chantajes y amenazas de los terroristas, no hay nada que ofrecer, sólo justicia y ejecución estricta de la ley. Y que se aplique la ley de partidos para la ilegalización de SORTU-BILDU-AMAIUR por pretender legitimar, continuar, gestionar, justificar y defender el terrorismo perpetrado por ETA. Texto: Manuel Moreno | Foto: Ana Pérez Herrera.

Fidel A. Holgado: «No podemos permitir que hagan borrón y cuenta nueva»

Fidel Antonio Holgado Pérez sufrió un atentado el 14 de julio de 1986 en la Plaza de la República Dominicana de Madrid. Murieron 12 personas, todas ellas agentes de la Guardia Civil y resultaron heridas 32

¿Qué siente ante el anuncio de la disolución definitiva de la banda? Pienso que es una trama política y que de verdad no hay nada. Y de arrepentimiento, menos. ¿Cómo fue su experiencia personal? Sufrí un atentado el 14 de julio de 1986, en la conferencia de Príncipe de Vergara con la Plaza de la República Dominicana de Madrid. Era un convoy militar de la Guardia Civil al que nos pusieron 30 kilos de Amonal que estallaron al paso del autocar. Murieron 12 compañeros y hubo un montón de heridos graves. ¿Cómo ha vivido la evolución de la banda en estos años? Muy mal. Cada vez me afectaba más y más. Siempre han dicho un montón de mentiras y lo único que quieren es meter más las narices en la política, más de lo que ya están. No podemos permitir que hagan borrón y cuenta nueva. ¿Se ha sentido arropado por las instituciones? Sinceramente, no. Estuve 32 años en la Guardia Civil, tuve una depresión importante, incluso ahora estoy en tratamiento psiquiátrico y psicológico, perdí las aptitudes psicofísicas por culpa

del atentado y llevo año y medio fuera del Cuerpo, y me he encontrado muchas pegas tanto por parte de la Guardia Civil como del Ministerio. ¿Qué le pide al Gobierno? Que no se deje influenciar por esa gente. Han hecho daño físico y psicológico y lo único que quieren es estar en administraciones políticas. Texto: Iván Tomé

Manuel González: «ETA no muere, se transforma. Matar ya no le es rentable»

El 14 de julio de 1986 un coche bomba mató a 12 guardias civiles en la plaza de la República Dominicana de Madrid. En el recuerdo de Manuel, uno de los 32 agentes heridos en el atentado, destaca la solidaridad de los madrileños, que sobresale sobre la crueldad de ETA.

¿Qué siente una víctima cuando su verdugo desaparece? Alegría porque a partir de ahora nadie va a sufrir un atentado. Pero también preocupación porque el ADN de la banda terrorista sigue presente en la sociedad vasca. ¿ETA cierra por defunción o por traspaso? ETA no muere, se transforma. Matar ya no le es rentable. Desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco y de los atentados de las torres gemelas el terrorismo no tiene buena prensa ni en España ni en el mundo. Además, ahora está presente en las instituciones, de manera que intentará conseguir su objetivo, la independencia del País Vasco, desde dentro. ¿Cree que se atajará el problema? Erradicar el odio en esa sociedad es complicado. Hay mucho rencor dentro. Es difícil resolverlo porque, como se ha visto en Alsasua, persiste el discurso de la supremacía. ¿Qué le ha indignado más del caso Alsasua? ¿La paliza a los guardias civiles o la ceguera sobrevenida de la clientela?

Lo que ha pasado en ese pueblo ha pasado antes en el País Vasco, donde había mucha gente que no estaba a favor del terrorismo, pero callaba ante la violencia porque no quería señalarse. A eso se le llama miedo. Y cuando la cobardía llega a extremos como el del Alsasua se convierte en complicidad. Entrevista: Javier López

Rosa Mª Cabré: «El sentimiento de víctima, de dolor, no tiene bandera»

Su madre, que compraba muy pocas veces en el Hipercor, sufrió el atentado. Estuvo 19 días en el hospital y acabó muriendo. Fue la víctima número 19

¿Qué opina de la petición de perdón de ETA? El perdón es una cosa muy personal, tan personal que habrá gente que lo necesitará, otros para los que no será suficiente y algunos a los que nos será indiferente. Mi dolor es perenne, constante. No me planteo que mataron a mi madre, me agarré a la idea de que murió y que no la tengo. Siento a veces rabia y después tristeza. Es algo que llevamos como una losa. Yo no quiero ni odiarlos ni quiero venganza, si me dicen que con el fin de ETA los culpables estarán fuera de prisión, me da igual. Para tapar mi dolor no hace falta convertirlo en odio. El sentimiento de víctima, de dolor, no tiene bandera. ¿Es ahora el momento de las víctimas? Quiero pedir que ahora que ha acabado todo se dediquen realmente a las víctimas y que el Estado y el Gobierno, sea cual sea, estudie los casos y haga los desagravios que hagan falta víctima por víctima. A mí no me preguntes de política, quiero que me pregunten qué necesito en mi casa, y no lo han hecho ni un solo día.

¿Qué cree que ocurrirá en el futuro? Igual me dicen que soy poco realista, pero mi ilusión es que desaparezcan las armas. La historia no nos enseña, porque repetimos los errores continuamente y somos incapaces de hacer frente común incluso por cosas como el terrorismo Texto: Álex Gubern | Foto: Inés Baucells.

Enric Vicente: «Los terroristas han visto que por la fuerza no se consigue nada»

Su tía y sus dos hermanos murieron en el atentado del Hipercor cuando él todavía no había nacido.

¿Cómo cambió su vida el atentado? Un atentado nunca se olvida y repercute en todo lo que haces en tu día a día. Te afecta incluso si no lo has vivido en primera persona. Yo lo llevo dentro por no haber podido conocer nunca a mis hermanos y a mi tía. Cada año, coincidiendo con el atentado, llegaba llorando al colegio y me tenían que consolar. Eso ahora ya no lo recuerdo, quizás me hice una pantalla para protegerme. ¿Podría perdonar a ETA? Creo que un terrorista se puede arrepentir con el paso del tiempo, al menos los de ETA, pero yo no he hablado con ninguno de ellos, no me gustaría. Nunca consigues olvidar ni perdonar, el terrorismo te marca para siempre aunque no lo hayas vivido directamente. No se lo recomiendo a nadie. Los terroristas ya han visto que por la fuerza, en este país no se consigue nada. Creo que les ha quedado claro. ¿Qué opinión le merece el fin de ETA? El comunicado de ETA ha gustado en mi familia, lo único que queremos es que nadie más sufra lo que hemos sufrido nosotros. Pero si a unos padres les preguntas si perdonan al asesino de sus hijos, te dirán que no. Me siento aliviado, al menos ETA ya no matará a más gente, pero ni yo ni mis padres conseguiremos pasar nunca página por lo que ha pasado a nuestra familia.

Los beneficios a los terroristas nos dan bastante igual. Los hay arrepentidos, si acercarlos a sus casas significa el fin definitivo de la banda, no estaría en contra. Al menos a los que han pedido perdón, hay que darles un voto de confianza. Al final hemos ganado, hay que agradecerle su trabajo a los cuerpos de seguridad del Estado. También las víctimas nos sentimos parte de esa victoria, pero nunca me lo he planteado así. Hemos intentado caminar con dignidad. ¿Cuál ha sido el papel de las víctimas? A mis padres no se les reconoce como víctimas del terrorismo, no estaban en el lugar del atentado, pero les mataron dos hijos. Sus secuelas psíquicas son muy graves, pero para las autoridades no existen. Texto: Álex Gubern | Foto: Inés Baucells.

Roberto Manrique: «Distinguir al pedir perdón entre quienes llevaban uniforme o no es una vergüenza »

Herido en el atentado de Hipercor de Barcelona 1987.

¿Qué opina del anuncio de disolución de ETA? El anuncio importante fue el de octubre 2011. Desde ese momento supimos que ya nadie volvería a sufrir lo que hemos sufrido, pero ¿tanto costaba pedir perdón a todas las víctimas? Distinguir entre quienes llevaban uniforme o no lo llevaban es una vergüenza. ¿Tienen que acercar los presos al País Vasco? P Pues que los acerquen, pero que cumplan la condena íntegra y se sigan investigando los crímenes aún no aclarado”. ¿Cómo se han sentido como víctimas? Las víctimas han tenido que buscarse la vida por su cuenta, a través de las asociaciones. Nos hemos sentido poco atendidos. No hay un papel proactivo de la administración a la hora de buscar víctimas para reconocerlas e indemnizarlas. Es una pena que después de tantas décadas no hayamos aprendido, como estamos viendo ahora con respecto a las víctimas de los atentados de agosto en Barcelona. En cambio siempre hay tiempo para buscar la foto.

Texto: Álex Gubern | Foto: Inés Baucells.

Jesús Fructuoso: «El perdón es irrelevante, mataron a quienes de verdad podrían perdonar»

Perdió a su hermano en un atentado en 1987 en Barcelona

¿Cómo fue su vida tras el atentado? Ha sido muy doloroso, para mí, y sobre todo para mis padres, que perdieron a un hijo con 29 años. Lo acabas superando, pero no hay un solo día que no piense en lo que sucedió. Me moriré con esta pena. Nunca te imaginas que una cosa así te pueda suceder, y al final pasa... ¿Qué opina del “perdón” y el anuncio de disolución de ETA? Es del todo irrelevante porque quienes de verdad podrían perdonar, los mataron. Yo, por mi parte, no les perdono. Además, es vergonzoso que en su comunicado categorizasen a las víctimas. Todas las víctimas son iguales. En cualquier caso, Lo importante es que hayan dejado de matar ¿Cómo se han sentido como víctimas? Como víctimas nos hemos sentido abandonados, desasistidos. Quiero pensar que ahora debería ser diferente, pero en nuestro caso, lo pasamos solos. Vinieron las autoridades, asistieron al entierro, y ahí acabó todo. Solo a través de la Asociación de Víctimas nos sentimos acompañados, pero lamentablemente estas asociaciones han acabado politizándose.

Texto: Álex Gubern | Foto: Inés Baucells.

Miguel Ángel Alambiaga: «Pido al Gobieno que asegure a las víctimas la dignidad que merecen»

Ex Guardia Civil. Fue víctima, junto a su mujer, del atentado perpetrado por ETA en la casa cuartel de Llodio (Álava) el 5 de junio de 1989. La banda terrorista empleó 500 kilos de amonal aquella madrugada en un atentado en el que no se registraron víctimas mortales. Ellos dormían cuando la carga explosiva sacudió la casa cuartel. Resultaron heridos leves.

¿Cómo recibe el anuncio de disolución definitiva de ETA? Siento que se trata de un insulto más para intentar engañar y blanquear la verdadera historia de los asesinatos que han cometido. Si de verdad están “arrepentidos” y desean pedir perdón lo primero que deben de hacer es responsabilizarse de sus actos, reconocer que han usado la violencia en su estado puro y que ayuden a esclarecer esos más de 300 asesinatos sin resolver. ¿Cómo ha sido su experiencia a raíz del atentado? Es muy duro recordarlo. Querían echar abajo la casa cuartel con familias dentro. Yo llevaba dos años allí, me había casado en noviembre y me llevé “engañada” a mi mujer. No podíamos salir ni a comprar. La semilla de Alsasua estaba en Llodio. Nos ha costado reconocer que estábamos afectados, queríamos seguir con nuestra vida de siempre, pero nada fue igual. No salíamos, no nos relacionábamos y no tuvimos ninguna ayuda de absolutamente nadie. Nos cuesta olvidar y perdonar. Estábamos solos, mi esposa y yo, sufríamos juntos y nos fuimos apoyando el uno en el otro, intentando pasar página, no ir a dónde nos pueda recordar a ese momento, donde haya gente, ruido, desorden... ¿Se han sentido arropados por las instituciones?

Definitivamente, no. Si es cierto que desde hace unos años se observa un apoyo a las víctimas del terrorismo, pero el olvido y la poca ayuda por parte de todas las instituciones de las que esperábamos apoyo, ayuda, o simplemente atención en todos los anteriores años, nos ha hecho muchísimo daño. ¿Qué le piden al Gobierno? Que no se deje engañar una vez más y que aseguren a las víctimas la dignidad que merecen. Deben hacerse también más esfuerzos para resolver los asesinatos pendientes y trabajar a nivel internacional para dar a conocer el verdadero relato del terrorismo en España. Texto: Alberto Caparrós | Foto: Miquel Ponce

Dionisio Bólivar: « Necesitamos que se escriba la historia cruda, como ocurrió»

viudo de Conrada Muñoz, asesinada el 11 de agosto de 1989. «De tu mejor amigo de Murcia», rezaba el remite del paquete. Dentro, más de medio kilo de explosivos que estallaron el 11 de agosto de 1989 en las manos de Conrada Muñoz, madre del funcionario de prisiones al que iba dirigida la bomba. Aún hoy su viudo, Dionisio Bolívar, se emociona al recordar el momento que truncó la vida de su familia.

Su memoria, plastificada, se preserva en varios archivadores con recortes de periódico sobre el atentado y noticias acerca de la banda. Y también la relación de donantes y cantidades que aportaron miles de ciudadanos que hicieron posible la fundación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo; una campaña que emprendió ABC, recuerda agradecido Dionisio, delegado de la AVT durante 13 años. ¿Qué le pediría a ETA, ahora que se aproxima a su disolución? Qué voy a pedir, a mis años, que me vayan a dar. Nosotros necesitamos que la justicia siga actuando, que se esclarezca la verdad, que se escriba la historia cruda, como ocurrió, y que a los niños se les enseñe eso para que no se vuelva a repetir. ¿Y qué haría falta para que las víctimas puedan pasar página? No es bastante con que entreguen las armas. Que salgan públicamente y reconozcan todo lo que han hecho. Entonces nos convenceríamos de que es verdad lo que dicen. ¿Cree que son sinceras las disculpas de la banda? No me lo creo. Son unos profesionales de la muerte

¿Y qué piensa cuando les escucha decir que ellos también son víctimas? ¿Ello, víctimas?… ¿de qué? ¿De qué? Que me lo digan. Se les ha dado el mejor trato posible. En prisión pueden trabajar, estudiar… ¿Qué más quieren? Texto: Leo Roma

Jorge Mota: «Se deben esclarecer los 300 asesinatos sin resolver»

Hermano del funcionario de prisiones Ángel Mota, asesinado el 13 de marzo de 1990. Recibió un tiro en la cabeza delante de su mujer y su hijo, un bebé de cinco meses al que Ángel llevaba en brazos.

¿Qué siente ante el anuncio de disolución? Como víctima residente en San Sebastián desde los 90, he vivido muchos asesinatos pero también bastante circo. No necesitamos paripés, que ha habido unos cuantos, como la entrega de armas oxidadas que no han servido para sacar nada de información. Necesitamos que todo el tiempo que han dedicado su cúpula y sus bases a debatir sobre la disolución, lo empleen en colaborar con la justicia para esclarecer los 300 asesinatos que quedan sin resolver. Yo rechazo todo acto que venga de esos asesinos, no podemos tolerar que nos usen como altavoces. ¿Qué le pide al Gobierno? Que no olvide el dolor y el sufrimiento, que no ceda al chantaje de esta escenificación que están haciendo con el objetivo de conseguir beneficios penitenciarios. Le exijo al Gobierno que se les aplique la ley, que solo se les den beneficios penitenciarios si se cumplen los requisitos que marca la ley, que ahora no se están cumpliendo. También exijo que se impidan los homenajes que están recibiendo cuando salen de prisión, en los que se les trata como a héroes. A las víctimas nos hacen doblemente víctimas cuando se autorizan esos actos. Con esta banda de asesinos, tolerancia y credibilidad, cero. Además, exijo a todas las instituciones que condenen el terrorismo EH Bildu y Amaiur todavía no lo han hecho y si no lo hacen, que se les ilegalicen porque nos

consta que eran gente que celebraba con champagne cada atentado. El fin de ETA ha tardado muchísimo, ha provocado muchísimo dolor y al final se han dado cuenta de que no servía para nada. Yo quiero un final con vencedores y vencidos, es la única forma de que se puedan cerrar las heridas. La democracia ha vencido al totalitarismo. ¿Cómo le cambió la vida el atentado? A los meses empecé a militar en una asociación llamaba Paz y reconciliación. Eran los años del plomo, casi cada día había una nueva víctima y estábamos muy solos. Las víctimas lo vivíamos en soledad. Recuerdo funerales en los que el féretro era sacado por la puerta trasera de la iglesia y los familiares tenían que agachar la cabeza e irse a enterrar a su ser querido a su lugar de nacimiento. Entrevista: Raquel Quílez

Luisa Sánchez: «Soy una víctima de tercera, ya no pido nada»

Madre de Koro Villamudria Sánchez, que falleció en 1991, a los 17 años, al poner ETA una bomba en el coche de su padre (Jesús Villamudria Lara), policía nacional, en San Sebastián. En el atentado resultaron heridos graves el propio agente y sus otros tres hijos (Josune, 17 años, melliza de Koro; Luis, 15 años, y Leire, 12).

¿Qué siente ante el anuncio de la disolución definitiva de ETA? Pues que los mataría a todos. Y los que están en la cárcel no tendrían que salir nunca, que se pudrieran ahí, lo mismo que mi hija está bajo tierra y no puedo verla. Nunca les perdonaré. No solo perdí a una hija; toda mi familia se quedó destrozada. En el comunicado, ETA pide perdón a unas víctimas y a otras no. ¿Qué opina? Lo mismo son víctimas unas que otras. Pero yo le digo que hay víctimas de primera, de segunda y tercera. Yo soy de tercera. Ha habido un tratamiento diferente. Si yo cuento cómo vinimos de San Sebastián, te echas a llorar. Elegimos vivir en Toledo porque mi hija está enterrada en Camuñas. ¿Cómo recuerda el atentado? Yo lo vi todo desde el balcón. Mi marido iba a llevarlos al colegio en coche, como todos los días. Yo no sé cómo bajé las escaleras al oír la explosión. Vivíamos en el séptimo piso. Mi marido estaba colocando los paraguas en el maletero y al cerrarlo fue cuando explotó. Koro estaba dentro del coche y los otros estaban entrando. Mi hija casi falleció en el acto, la llevaron al hospital pero… y todos quedaron heridos, hijos y marido. No nos ayudó nadie, yo pedía ayuda mientras todos mis hijos estaban en el suelo. Al final vinieron las ambulancias.

La que peor quedó fue Leire, de 12 años. Cuando nos vinimos a Toledo llevaba las dos piernas escayoladas hasta la cintura. Josune tenía metralla en las piernas y mi marido igual. A mi marido le jubilaron porque no podía trabajar. ¿Se ha sentido arropada por las instituciones? No, por nadie, ningún gobierno, del signo que sea. Yo tuve que pagar el traslado de mi hija, todo. Después del atentado no cobré ni una peseta en un año, ni la pensión de mi marido, tuve que ponerme a trabajar en la clínica donde estaban ingresadas mis niñas. Ya no tengo lágrimas en los ojos, los tengo secos de tanto llorar. Qué le pide al Gobierno? Soy una víctima de tercera. Ya no pido nada. Yo me he curado sola con la ayuda de mis hijos y mi marido. Texto: Mª José Muñoz

Carlos Casañ: «Las Administraciones no han tratado como merecen a los familiares de las víctimas»

Hermano de José Edmundo Casañ, ingeniero asesinado el 4 de marzo de 1991. En ese momento era delegado en la Comunidad Valenciana de la empresa Ferrovial, entonces encargada de la construcción de un tramo de la autovía de Leizarán. Dos terroristas entraron en la oficinas y le dispararon en la cabeza.

¿Cómo valora el anuncio de disolución definitiva de ETA? Lo veo con escepticismo cuatro años después de la escenificación de 2014, cuando aparecieron con una caja de cartón. Vamos a esperar a ver qué hacen ellos y el Gobierno. ¿Como ha sido su experiencia tras el atentado de su hermano? Desde 2010, que fue el año en el que dejaron de matar, vivo con más tranquilidad, pero con mucha incredulidad sobre el final. Alegre de que ya no asesinen, pero preocupado porque la violencia callejera sigue existiendo hoy en el País Vasco. Cada vez que había un atentado lo vivías como propio y te colocabas en la piel de las familias. Con el pensamiento siempre puesto en cuándo se terminaría esto. ¿Se han sentido arropados por las instituciones? Eran tiempos complicados. A mi hermano lo asesinaron en 1991 y en aquellos años todavía había mucha opacidad en el tema de ETA, aunque siempre la ha habido. Nos sentimos muy poco arropados en ese momento, aunque supongo que sería peor antes, en los 70. Las Administraciones no han tratado como merecen a los familiares de las víctimas.

¿Qué le reclama al Gobierno? Que actúe con justicia y que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado hagan su trabajo. Igual que no le piden a los independentistas que se disuelvan sino que los persiguen si incumplen la ley, que hagan lo mismo con esta banda de asesinos. No olvidemos que esto no ha sido una guerra. Aquí había unos que mataban y otros que morían. Lo que pido es que caiga la ley sobre los pocos etarras que quedan y que tienen localizados. Que la última foto que se vea sea la de las fuerzas de seguridad con ellos detenidos y las armas encima de la mesa. La ciudadanía y las familias de las víctimas se lo merecen. Texto: Rosana Belenguer | Foto: Mikel Ponce

Pablo Broseta: «Trabajamos para que la historia no se olvide y se escriba bien»

Hijo del catedrático Manuel Broseta, asesinado el 15 de enero de 1992 frente a la Facultad de Derecho de Valencia, donde acababa de impartir una clase. Recibió un disparo en la nuca. Pablo tenía 26 años.

¿Cómo recibe el anuncio de disolución definitiva de ETA? Desde la absoluta perplejidad. Parecería inconcebible que desde un Gobierno se pidiera a ISIS o a una banda de traficantes de drogas o de trata de seres humanos que se disolvieran. ETA ha causado un daño incuestionable a esta sociedad durante casi 50 años. Evidentemente esto obedece a una estrategia cuyo final va a pretender que la historia se escriba sin vencedores ni vencidos, algo para nosotros inaceptable. ¿Cómo ha sido su experiencia a raíz del atentado contra su padre? Este año hemos conmemorado el 26º aniversario. El tiempo va haciendo que uno se adapte. En cualquier caso, mi familia nunca ha tenido nunca un afán revanchista, pero sí de absoluto cumplimiento de la ley. Cada vez que se ha producido un atentado lo hemos vivido como propio porque sabemos lo que significa. Hay un número importantísimo de víctimas que no han tenido la satisfacción de saber quién ha matado a su familiar. ¿Se han sentido arropados por las instituciones? Absolutamente. Y por la sociedad civil. Nosotros, quizás por el territorio en el que sucedió el atentado, no hemos vivido en un lugar en el que la represión se ha producido al mismo nivel.

Además, quisimos seguir con el legado de mi padre con la creación de la primera fundación en España con el nombre de una víctima del terrorismo. ¿Qué le piden al Gobierno? Que continúe con una línea que existió durante muchas décadas de acoso y derribo contra los terroristas bajo los parámetros del Estado de Derecho. Esto no puede acabar diluyéndose. Nosotros trabajamos para que la historia no se olvide y se escriba bien. Esto tiene que acabar con los terroristas detenidos y juzgados. Texto: Rosana Belenguer | Foto: Mikel Ponce

Consuelo Ordóñez: «El anuncio es el último acto de este teatro infame»

Hermana de Gregorio Ordóñez y presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco. El concejal y líder del PP en San Sebastián fue asesinado por ETA de un disparo en la nuca el 23 de enero de 1995.

¿Qué le parece el anuncio de disolución definitiva de ETA? Es el último acto de este teatro infame. Me parece una vergüenza que se les estén consintiendo todos estos actos consecutivos de propaganda desde hace siete años. Lo único que nos provoca es sufrimiento porque todo es una farsa, pero están dejando que sea ETA la que cuente su relato cuando le da la gana y a su manera. ¿Qué experiencia ha vivido tras el asesinato de su hermano? Lo que yo decidí fue lanzarme al activismo. Esa ha sido mi terapia y mi cura. Aunque he pagado un precio alto, las satisfacciones han sido muchísimo mayores y lo volvería a hacer: transformar el odio que sientes en los primeros momentos en una lucha constructiva contra el terror. ¿Ha visto apoyo por parte de las instituciones? Me han hecho sufrir mucho más que darme alegrías. Ya cuando nos parecía que lo habíamos visto todo con la negociación de Zapatero, vino Rajoy y pactó seguir la misma hoja de ruta. Vimos la derogación de la doctrina Parot, salió Bolinaga, se legalizó a los brazos políticos, hubo impunidad, excarcelación de presos... Las exigencias de ETA se han ido cumpliendo. Han conseguido un final sin vencedores ni vencidos. Las instituciones no puedo decir que nos hayan arropado.

¿Qué le pide al Gobierno? Lo que llevo haciendo años. A las organizaciones criminales no se les suplica, no se les pide que se disuelvan. ¿Por qué a ETA sí? ¿A qué esperan a dar la orden para que acaben con ellos? ¿Qué es lo que hay detrás? Están arrodillados evitando la foto final de las fuerzas y cuerpos de seguridad como protagonistas de la derrota de la banda. Esa es la imagen que exigimos. Texto: Rosana Belenguer | Foto: Mikel Ponce

María Caballero: «Sigue existiendo la masa social que ETA ha creado a su alrededor»

Hija del concejal de UPN Tomás Caballero asesinado de dos tiros el 6 de mayo de 1998

¿Cómo recuerdas la noticia del asesinato de tu padre? Estaba empezando a trabajar, me llamó mi hermano y me dijo: “María, el papá ha tenido un atentado. No sé más”. Esa voz y ese mensaje lo tengo nítido en mi cabeza. Y te quedas con una sensación de incredulidad. Salí hacia el hospital y en ese momento escuché en la radio que le habían dado dos disparos en la cabeza. Y empecé a darme cuenta de la gravedad. ¿Con esa experiencia, ¿cómo recibes la disolución de ETA? Con frialdad. Y también con hartazgo. Cada paso que dicen que dan… Obviamente no quiero que ETA siga activa, pero tampoco me reconforta lo que hace. Porque no le creo. No veo verdad en lo que dice. No me da ninguna tranquilidad. Y creo que sigue existiendo aunque no haya violencia. Sigue existiendo la masa social que ETA ha creado a su alrededor, que quizá ha sido lo más duro de aguantar. Porque todo lo que ha surgido, debajo de ese proyecto, ha sido difícil de convivir con ello. ¿Qué le pedirías al Gobierno de España que haga a partir de ahora? Desde luego no queremos contrapartidas. Le pido sensatez, seriedad y que no se puede jugar a dos bandas. No se puede tratar de contentar a quien no se merece nada.

Tenemos que seguir avanzando para que desaparezca ETA pero alguien diga que aquello fue terrible, tremendo y nunca más. No se merece ninguna fiesta, ningún recuerdo. ¿Qué sentido tiene que esté la ideología más radical sentada en el sillón del Ayuntamiento gobernando y crea que esté defendiendo a pueblo oprimido que no tiene defensa para su proyecto? Es mentira. Texto: Pablo Ojer

Juan José Aliste: «Su supuesto perdón es una farsa»

Juan José Aliste, Capitán de Caballería, el 3 de septiembre de 1992, a los 40 año,s perdió las dos piernas por la explosión de una bomba adosada en los bajos de su coche. El artefacto estalló dos minutos después de que dejara en el colegió a su hija Leticia y a dos amigas de ésta. La bomba fue activada con un temporizador

¿Qué siente ante el anuncio de la disolución definitiva de la banda? Es un paripé anunciado. Algo que estaba previsto dentro de lo que tenían y no me ha sorprendido. No piden perdón. Y me da la sensación de que últimamente les estamos haciendo el juego. Si ellos no hubieran entrecomillado que piden perdón solo a una parte, a lo mejor no hubiesen estado en el candelero como lo han estado estos días. ¿Cómo fue su experiencia personal con ETA? La única relación que yo he tenido es que me encontré de la noche a la mañana como estoy. Yo, como el resto de la sociedad española vivía muy normal y de un instante a otro me encontré con los miembros inferiores amputados. ¿Cómo ha vivido la evolución de la banda en estos años? Con la esperanza de que fuese derrotada. Detrás de lo mío, la banda tuvo su auge y su apogeo y poco después, con la muerte de Miguel Ángel Blanco, empezó su decadencia, porque la sociedad, España y Europa se dieron cuenta de que la banda no podía existir.

¿Se ha sentido arropado por las instituciones? Siempre he dicho que yo fui la excepción que confirmaba la regla en este sentido, porque la mayoría de las víctimas del terrorismo anteriores a mí y sobre todo las víctimas del País Vasco y Navarra salían por la puerta de atrás. Yo sí que me sentí arropado tanto por la sociedad civil como por los componentes del ejército a los que pertenecía. Y les estoy muy agradecido. ¿Qué le pide al gobierno? Que tras su supuesto perdón, una farsa, que no lo consideren como tal, y que la justicia y el propio gobierno se den cuenta de ello para que los integrantes de ETA no consigan beneficios penitenciarios.

Teresa Jiménez-Becerril: «Lo que quiero es que a ETA se la derrote»

Hermana y cuñada de Alberto Jiménez-Becerril (concejal del PP en Sevilla) y Ascensión García (procuradora), asesinados por ETA el 30 enero de 1998

¿Qué siente ante el anuncio de la disolución de ETA? La palabra disolverse ya no me gusta, no es un azucarillo. A ETA hay que derrotarla, hay que detener a los terroristas que están huidos, tienen que colaborar con la justicia, tienen que hacer una serie de cosas, arrepentirse. Y eso de que nos lo regalan ellos, que se van a disolver… Algo que me dolió mucho fue el oír: “lo vamos a hacer antes del Mundial de fútbol” para tener más apoyo. Imagínese cómo me siento, que mataron a mi hermano pegándole un tiro en la nuca y a su mujer dejando a tres niños pequeños que dormían a pocos metros y estos, hablando de que se van a disolver antes del Mundial de Rusia para tener más propaganda. Yo lo que quiero es que a la ETA se la derrote, los presos cumplan íntegramente su condena y se mueran y se olviden en el anonimato más profundo que es lo que merecen. ¿Qué ha supuesto ETA para usted y su familia? Nos ha hecho mucho daño porque mató a mi hermano con 36 años y a su mujer. Dejó a tres niños huérfanos de 4, 7 y 8 años. Fue muy duro. Mi tía Marisol, la hermana pequeña de mi madre, vino al funeral y en un control de la Guardia Civil se mató, imagínense la tragedia en mi casa. Pero nosotros hemos salido adelante, los niños, mi madre... Como diciendo, esta gente no van a poder con nosotros, y pensando en lo que piensan todas las víctimas: memoria, dignidad y justicia.

¿Y el alivio, cuándo? Quizás cuando asuman el daño causado. A mí nadie me ha pedido perdón, el primer requisito para que alguien te perdone es pedir perdón. Consideran que como han cumplido sus fines se van a disolver, fin de ciclo, en ningún momento tienen consciencia del dolor tan tremendo que han causado. Todos los españoles somos víctimas de ETA porque a cualquiera nos podría haber pasado. ¿Cómo ha vivido la evolución de la banda? Hemos visto muchas veces a ETA con las capuchas blancas de teatro que se ponían, hemos visto muchas veces los mediadores internacionales... Si esperan que les toquemos las palmas porque dicen que se ha disuelto, pues no... Quien de verdad quiere que esto se acabe somos nosotros porque de verdad sabemos lo que es el terrorismo y lo hemos vivido. Entrevista: Antonio Periañez

José Ajenjo: «El nacionalismo vasco es una gangrena que sigue siendo un problema»

El socialista malagueño Jvolvió a nacer el 19 de julio de 2000. Habían pasado sólo cuatro días desde que ETA asesinara al concejal popular de Málaga José María Martín-Carpena cuando el entonces secretario provincial del PSOE y miembro de la Ejecutiva federal salvó su vida de milagro. Aquella mañana, apenas arrancado su coche, en el que también iban su mujer y una hija, escuchó un ruido y vio que salía humo del motor. Al bajarse y mirar los bajos, descubrió un objeto anómalo adosado al vehículo. Era una bomba a la que le falló el mecanismo.

Como víctima del terrorismo, ¿cree que España ha estado a la altura con quienes han sufrido la barbarie de ETA? Me da pudor considerarme víctima después de un reguero de más de 800 muertos de ETA. Tuve escolta y renuncié, pero siempre me he sentido arropado . Afortunadamente en las últimas décadas ha habido un reconocimiento, una solidaridad y un apoyo de la sociedad hacia las víctimas. Al principio no ocurría ¿Qué siente ante el anuncio de la disolución de ETA? El comunicado de ETA no tiene gran significado. ETA fue desarticulada. Aquí ha habido una banda asesina y enfrente un Estado de Derecho. Quedan el entramado abertzale y el paisaje de devastación moral que ETA ha dejado detrás. Eso va a ser difícil de cerrar. Además restan por resolver muchos asesinatos de ETA. ¿Sirve para algo un anuncio así? ETA fue una perversión del nacionalismo vasco, pero el nacionalismo continúa. Es una gangrena que sigue siendo un problema, ahora de violencia estructural.

¿Qué hay que pedirle al Gobierno a partir de ahora? Al Gobierno hay que pedirle que haga un relato de España atractivo y cohesionador ante quienes tienen una actividad de ruptura y quieren acabar con el Estado. Un relato que venza ideológicamente al nacionalismo. Texto: Fernando del Valle

José de Jesús Caballero: «Asesinaron a mi hijo y a mi familia la mataron en vida»

Su hijo, el guardia civil José Ángel de Jesús Encinas, murió en un atentado en Sallent de Gállego (Huesca) el 20 de agosto de 2000 junto a su compañera Irene Fernández Perera.

¿Qué recuerda del día del atentado? Estábamos en casa. Eran las 6.10 de la mañana cuando me llamaron por teléfono de Sallent de Gállego. Yo no tenía servicio hasta la tarde (era guardia civil de Tráfico). Me comunicaron que la compañera de mi hijo había fallecido en el acto y que mi hijo estaba con vida. La ambulancia que lo tenía que trasladar tardó mucho en llegar y evacuarlo a Huesca. Falleció en el camino. ¿Qué opina del anuncio de disolución definitiva de ETA? Mientras están en las instituciones, nos quieren hacer creer que ETA se ha disuelto, pero es una pantomima más. De hecho, todas las armas que tienen repartidas en zulos están sin entregar. Ojalá me equivoque y no volvamos otra vez al pasado. ¿Cuál ha sido su experiencia personal desde el atentado? Mi hijo falleció hace 18 años y esto es crónico. Te levantas porque tienes que hacerlo, porque tienes una hija más y tienes que tirar hacia adelante por ella. A él lo asesinaron y a mi familia la mataron en vida. ¿Cómo ha sido el apoyo de la sociedad y los gobiernos?

El apoyo de la sociedad ha sido bueno en general y el del Ayuntamiento de Talavera, también. No así de otras instituciones, tanto a nivel de Estado como de cuerpos como la Guardia Civil. Han dejado muchísimo que desear. El día del atentado y días posteriores estuvo todo el mundo estuvo presente, todo el mundo salió en las fotos. Nos dijeron que estaban para lo que necesitáramos, pero si te he visto, no me acuerdo. En mi caso, me jubilaron con 46 años. Soy consciente del riesgo que habría, por llevar un arma reglamentaria, de desarrollar mi profesión en la calle. Pero mi hicieron pasar dos tribunales médicos, que me dieron no apto. Sigo con psicólogos y con medicación. Pienso, sin embargo, que se podría haber creado una plaza burocrática para mí en el destacamento de Tráfico donde desarrollé mi actividad durante 27 años. Texto: Manuel Moreno | Foto: Ana Pérez Herrera.

Rosario de la Torre: «Espero que el Gobierno no negocie»

Rosario de la Torre, viuda del fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia Luis Portero, asesinado a los 59 años en Granada, el 9 de octubre del 2000. Tres pistoleros le dispararon a la cabeza en el portal de su casa.Tras varias horas en coma irreversible, Portero murió. Los terroristas habían logrado entrar en el edificio tras hacerse pasar por miembros de una ONG que iban a hacer una cuestación contra el cáncer. Semiocultos junto al ascensor vieron cómo bajaba de su coche oficial y entraba en el inmueble.

¿Qué espera que haga la banda terrorista ahora que anuncia su disolución? Que se disuelva por completo, que renuncie a esa historia sanguinaria, que pida perdón a las víctimas, que entreguen las armas… Y algo más le pediría: que ayude a resolver el 45% de sus asesinatos, que están sin resolver. Casi la mitad. Que ayuden. Es lo que pido como mínimo. ¿Y qué espera del Gobierno? Espero que no negocie. Para mí sería una sorpresa negativa tremenda, como sorprendió la pasividad con la que el Gobierno acogió la derogación de la doctrina Parot… ¿Fue lo más grave para las víctimas? Nos dolió, en ese momento nos sentimos desamparados. El articulado franquista de 1973, quizá porque entonces había muchos presos en las cárceles, permite la redención de penas por trabajos a contar desde los 30 años de pena ¿Y cuándo cambió eso? En 2006. A partir de una sentencia a Henri Parot, condenado a 4.800 años de prisión y con 82 asesinatos a sus espaldas. Se acordó que la redención se hiciera a la pena de condena máxima y

y eso se va a aplicar hasta que fue derogado por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo… Desde entonces ha habido un montón de etarras que han salido a la calle. Eso nos ha dolido a las víctimas. Texto: Leo Rama

Víctor L. Palma: «Las víctimas hemos estado solas»

Guardia Civil retirado. El 24 de septiembre de 2002, con 33 años, sufrió un atentado de ETA, por una bomba colocada en una pancarta. La explosión mató a Juan Carlos Beiro e hirió a cuatro agentes, Víctor entre ellos.

¿Qué le parece el anuncio de disolución de ETA? Yo no quiero que me pidan perdón, quiero que se sepa quién puso la bomba que casi nos mata. Yo tuve suerte y estoy vivo, pero mi mi vida no volvió a ser la misma. Que ayuden a esclarecer lo que pasó, que cumplan íntegras las condenas y entonces pensaré si quiero su perdón. ¿Qué le pide al Gobierno? Que sean duros, que no se dejen amedrentar, que no accedan al chantaje. ETA no tiene derecho a pedir nada, no es lógico, no es justo. Ellos han puesto las pistolas y nosotros nuestras nucas. ¿Cómo fue su vida después del atentado? Pensaba que con el tiempo se olvidaría, pero no. Todos los años, cuando se acerca el 24 de septiembre, empiezo a ponerme nervioso, a sentirme mal... El daño se ha quedado dentro. Me perforaron el tímpano y tengo restos de metralla en la pierna, pero lo peor es el estrés postraumático, los nervios permanentes, la imposibilidad de dormir, la medicación… De pronto, no soportaba los ruidos, ni los que hacía mi niña pequeña, las discusiones con mi mujer eran un mundo, descuidaba a la familia.. Hay cosas que tras el atentado no podía evitar, como sentarme mirando a la puerta en un bar, asustarme con un ruido fuerte, tener controlados todos los coches del barrio y ponerme muy nervioso si aparecía uno nuevo. Las secuelas son tremendas.

¿Te sentías amenazado antes del atentado? Me negaba a pensar en ello, me puse un escudo porque si no, terminabas mal de la cabeza. Había compañeros que iban con pistola hasta a comprar el pan. Eso no es vida. Yo estuve allí destinado, me casé, tuve una hija, y después me mandaron a Málaga y, sin embargo, en unas vacaciones en Leiza (Navarra), ocurrió. Fue un cúmulo de casualidades. Tenía la vida hecha, estabilidad y de pronto, todo se tambaleó. ¿Te has sentido amparado por las instituciones? No, las víctimas hemos estado muy solas. El atentado fue duro, pero duró un segundo, lo peor llegó el día siguiente. No me ayudaron en nada, incluso tuve que buscarme un coche para volver con mi familia a Málaga porque el mio estaba reventado. Después, como estaba de baja, me dijeron que tenía que irme del cuartel, con mi mujer embarazada del segundo hijo. Tuve que suplicar para que me dejaran quedarme... Todo fue indiferencia, me dejaron de hablar. Y así hasta hoy, te ocurre esa desgracia y nadie te ayuda. Entrevista: Raquel Quílez

Josu Puelles: «Es triste que un Estado de Derecho dependa de la voluntad de unos terroristas»

Hermano del inspector de Policía Nacional Eduardo Puelles, asesinado en 2009

¿Cómo se siente ante la cercanía del acto anunciado por los terroristas? No deja de ser una buena noticia para todos los españoles que la hemos sufrido personalment, pero se realiza de una manera que sirve como propaganda a la banda. Es triste que un Estado de Derecho, tenga que depender de la voluntad de unos terroristas de querer disolverse cuando es el propio Estado el que debería intentar acabar con todos los medios con la banda. Dejar la iniciativa a ETA no es más que entrar en el juego de la propaganda del grupo terrorista. ¿Le preocupan los crímenes impunes? La disolución se produce sin que se haya resuelto prácticamente el 40% de los asesinatos que ha cometido y sin que la Policía pueda tener acceso a los depósitos de armas, que habrá que ver dónde están y cómo se deshacen de ellos. Esas armas pueden aportar pruebas, evidencias sobre distintos asesinatos que se han cometido. Creo que de alguna manera se hace un borrón definitivo a los asesinatos sin resolver, y va a haber terroristas que van a salir impunes. ¿Cómo ha vivido estos años de espera? He sentido bastante indignación y frustración porque no se ha hecho todo lo posible por acabar con la banda. Creo que hemos asistido a algo que era evidente: un acto no escrito, tácito, sobre

el final de ETA. Este consistía en una serie de condicionantes para que, primero, dejara de asesinar; y luego se disolviera de forma definitiva. Las condiciones eran la legalización del brazo político de ETA y de su mundo sociológico, la derogación de la doctrina Parot y la permisibilidad en los homenajes y recibimientos, que no son más que un halago a toda una trayectoria terrorista. Han sido años de indignación y frustración tanto por parte del Gobierno central como del Gobierno vasco. ¿Cree que es posible perdonar a los terroristas? A las víctimas a veces se nos exige el perdón y la reconciliación. El perdón es subjetivo, muy íntimo y cada uno puede hacer lo que crea conveniente. Yo estoy reconciliado con dos personas, amigas mías y a las que más tengo en estima desde el punto de vista intelectual, que han pertenecido al mundo de ETA. Pero ellas mismas han dado el paso y han aceptado las reglas del juego. Texto: Adrián Mateos