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Órgano de visión de los insectos

nicoleguz6

Created on January 1, 1

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Los ojos compuestos son órganos sensoriales mucho más complejos, capaces de generar en el cerebro de los insectos imágenes que revelan la forma y el color de los objetos. Están formados por la agregación de omatidios.

Numerosos insectos emplean la vista para localizar el alimento, la pareja sexual, el nido, las posibles presas y los eventuales enemigos. Los adultos presentan dos tipos de órganos visuales: los ojos simples (ocelos) y los compuestos. La mayoría de los insectos poseen dos ojos compuestos, que pueden coexistir con los ocelos, estos últimos generalmente en número de tres.

Éste se encarga de reflejar la luz que pasó a través del rabdoma y que todavía no ha sido absorbida, permitiendo así una segunda pasada. Esta es la explicación de por qué los ojos de algunos insectos toman una apariencia brillante o rojiza en la oscuridad cuando se les alumbra con una linterna.

Órgano de visión de los insectos

Las últimas investigaciones desarrolladas en este campo hacen pensar que, del mismo modo que en los vertebrados la información procedente de los dos nervios ópticos es analizada en el cerebro para ofrecer una imagen única, quizás en los insectos suceda algo semejante, y el resultado final de la visión de un ojo compuesto no sea tan granulado como cabría esperar.

Como resultado, los insectos logran una visión con más grano y menor definición que la que proporciona el ojo de los animales superiores, aunque la resolución final depende del número de omatidios. Los insectos dotados de decenas de miles de omatidios (mariposas y libélulas) consiguen una agudeza visual excelente.

El ojo del insecto crea miles de imágenes parciales, pero tal vez su cerebro elabore, a partir de éstas, una representación cromática nítida y única.

Los omatidios se hallan separados unos de otros por medio de una capa de pigmento, de modo que cada uno de ellos se comporta como un ojo independiente. Así, una imagen completa se obtiene a partir de la suma de las imágenes parciales recogidas por la totalidad de los omatidios.

La sensitividad a la luz es más importante en insectos crepusculares y nocturnos, que la resolución en la imagen. En muchos de éstos insectos, la captura de la luz es incrementada por una estructura con apariencia de espejo ubicada en la base de las células de la retina llamada "tapetum".

Los ojos simples son una estructura muy rudimentaria y carecen de mecanismo de enfoque; no crean una verdadera imagen de los objetos, tan solo distinguen diferencias en la intensidad de la luz. Su función consiste en activar y desactivar determinados mecanismos fisiológicos del organismo.

La asertividad a la luz

La sensibilidad a la luz está limitada por el diámetro tan pequeño de cada omatidia, cuando se trata del sistema de aposición. Debido a ésta limitación, los insectos crepusculares y nocturnos tales como las polillas así como algunos escarabajos han modificado ligeramente el diseño óptico. ​En su lugar tienen ojos compuestos que utilizan el sistema de superposición.

Los ojos compuestos son órganos sensoriales mucho más complejos, capaces de generar en el cerebro de los insectos imágenes que revelan la forma y el color de los objetos. Están formados por la agregación de omatidios.

Numerosos insectos emplean la vista para localizar el alimento, la pareja sexual, el nido, las posibles presas y los eventuales enemigos. Los adultos presentan dos tipos de órganos visuales: los ojos simples (ocelos) y los compuestos. La mayoría de los insectos poseen dos ojos compuestos, que pueden coexistir con los ocelos, estos últimos generalmente en número de tres.

Éste se encarga de reflejar la luz que pasó a través del rabdoma y que todavía no ha sido absorbida, permitiendo así una segunda pasada. Esta es la explicación de por qué los ojos de algunos insectos toman una apariencia brillante o rojiza en la oscuridad cuando se les alumbra con una linterna.

Órgano de visión de los insectos

Las últimas investigaciones desarrolladas en este campo hacen pensar que, del mismo modo que en los vertebrados la información procedente de los dos nervios ópticos es analizada en el cerebro para ofrecer una imagen única, quizás en los insectos suceda algo semejante, y el resultado final de la visión de un ojo compuesto no sea tan granulado como cabría esperar.

Como resultado, los insectos logran una visión con más grano y menor definición que la que proporciona el ojo de los animales superiores, aunque la resolución final depende del número de omatidios. Los insectos dotados de decenas de miles de omatidios (mariposas y libélulas) consiguen una agudeza visual excelente.

Los ojos simples son una estructura muy rudimentaria y carecen de mecanismo de enfoque; no crean una verdadera imagen de los objetos, tan solo distinguen diferencias en la intensidad de la luz. Su función consiste en activar y desactivar determinados mecanismos fisiológicos del organismo.

El ojo del insecto crea miles de imágenes parciales, pero tal vez su cerebro elabore, a partir de éstas, una representación cromática nítida y única.

Los omatidios se hallan separados unos de otros por medio de una capa de pigmento, de modo que cada uno de ellos se comporta como un ojo independiente. Así, una imagen completa se obtiene a partir de la suma de las imágenes parciales recogidas por la totalidad de los omatidios.

La sensitividad a la luz es más importante en insectos crepusculares y nocturnos, que la resolución en la imagen. En muchos de éstos insectos, la captura de la luz es incrementada por una estructura con apariencia de espejo ubicada en la base de las células de la retina llamada "tapetum".

La asertividad a la luz

La sensibilidad a la luz está limitada por el diámetro tan pequeño de cada omatidia, cuando se trata del sistema de aposición. Debido a ésta limitación, los insectos crepusculares y nocturnos tales como las polillas así como algunos escarabajos han modificado ligeramente el diseño óptico. ​En su lugar tienen ojos compuestos que utilizan el sistema de superposición.